Capítulo 46. No volveré a hacer esto

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Pov Mag

Los exámenes habían terminado junto con las clases, estrés, tareas y proyectos finales, lo que significa solo una cosa, vacaciones.

―Recuérdame ¿por qué accedí a esto? ―le preguntó por sobre el sonido de la música a Andrea.

―Porque soy tu mejor amiga y me amas ―dice ella acercándose a mi oído para que la escuche.

―Me regreso al auto ―digo mirando mi alrededor.

Luces de colores parpadeantes, la música reventando mis tímpanos, olores que estaba segura de que no eran de cigarro, algunas personas en los rincones y muchas más cosas, contando mi gripe. No, este no es lugar para mí, no ahora.

Andrea me tomo del brazo volteándome y haciendo pucheros.

―Ahh, maldita sea ―la conocía tan bien como para saber que ese movimiento de ojos era por algo.

―¿Ex? ―digo articulando perfectamente la palabra con los labios y ella asiente. Maldición, esto ¿entraba en el manual de mejor amiga?

Asentí con la cabeza y me resigne con mis síntomas de la gripe, mañana sí que descansaría.

Eran media noche y Andrea se la había pasado arrastrándome por todo el lugar hasta que lo vimos.

Solté un suspiro y Andrea me miro mal. Pero no tenía la culpa, esto ya más que ser buena amiga era un trabajo.

―Vas ―me dijo sobre la música dándome un empujón. Rodé los ojos y empecé a caminar en dirección al chico.

―Oh, lo siento ―dije haciendo cara de preocupada en cuando choqué "accidentalmente" con él y derramé lo que sea que tenía en el vaso en sus pantalones.

―Mie... ―iba a decir algo, pero levanto la mirada―. Ah, este no hay problema, son cosas que suelen pasar ¿estás bien?

―Ah, sí, pero tú no ―dije señalando la parte de su pantalón donde la sustancia se había regado.

―No te preocupes, en verdad ―niega con la cabeza. Perfecto, lo tenía―. ¿Vienes con alguien?

―Con mi amiga, pero se ha desaparecido y no logro encontrarla ―digo mirando a otro lado mientras me muerdo el labio.

―Si quieres puedo ayudarte a buscarla ―se ofrece.

―¿En verdad?

―Claro ¿cómo es tu amiga?

―Tiene el cabello rubio, unos bonitos ojos, alta, guapa y lleva camisa morada.

―Wow, hay muchas chicas rubias por aquí así que, será difícil ―dice mirando alrededor―. Aunque no entiendo cómo tu amiga pudo dejar a una chica tan guapa como tú, sola.

―No, para nada, ella es más guapa que yo ―digo llevándome un mechón de cabello tras la oreja.

Por alguna razón me sentía extraña al hacer esto, como si estuviera coqueteando con un anciano, era realmente asqueroso hacer esto.

―Hey, tú ―para a un chico que pasaba y sus amigos nos voltearon a ver―. ¿Apoco no está guapa? ―pregunta señalándome.

Los chicos me escanearon con la mirada haciendo que sintiera ganas de golpearlos hasta que uno habla.

―Si te presentará a mi madre dejaría de molestarme con que soy gay ―dice uno de ellos pasando frente a mí y todos reímos.

―Claro que es guapa, todas lo son ―dijo otro y se despiden con la mano y con una mirada de disculpa.

Seduciendo al SeductorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora