Capítulo 41. Mala, muy mala suerte

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Pov Mag

Después de todo Andrea y yo la habíamos liado con Frank porque bueno, se había dado cuenta de que tomamos sus llaves, no sabía cómo lo había descubierto, pero lo había hecho y el que se quedara en casa por lo de mi madre no era nada lindo en estos momentos para mí, pero aun así no me arrepentía de nada. El ver la cara de Austin al abrir su casillero había sido tal ¿Cómo explicarlo? ¿monumental? Hasta Andrea había grabado de algún modo todo y enviado a Ted, sin contar las múltiples fotos y videos andando por la red donde el mundo entero las vería. Simplemente fascinante.

Pero en estos momentos no parecía tan buena idea el jugarle una broma a nadie más y menos con Frank y Chris con los brazos cruzados frente a nosotras despues de habernos reprendido sobre nuestro comportamiento, decirnos todas las cosas que pudieron haber pasado y sobre que era ilegal entrar en propiedad privada y bla, bla, bla, un sinfín de cosas a las que no le prestamos mucha atención o al menos yo no por estar mirando una polilla volando de un lado a otro por la sala.

―¿Qué rayos estaban pensando? ―dice Frank con el ceño fruncido.

―Nada más que lleguen sus madres, a ellas si les harán caso ―dice Chris y nos volteamos a vernos entre nosotras.

Nuestras madres sabían de esto de las bromitas pero que supieran que salimos de noche y nos metimos a propiedad privada posiblemente nos castigarían y nos mandarían a una universidad correccional para señoritas problema.

―¿Nos dicen o marcamos? ―pregunta Frank amenazando con el teléfono en mano.

―Pero si ya lo saben ―digo―. Los papeles tirados, el gran cartel, los videos en internet, fue para una buena causa.

―¿Molestar a tres chicos?

―Son unos mujeriegos ―corrige Andrea.

―De igual forma, lo que hicieron está mal.

―No volverá a pasar ―digo en un intento porque desechen la idea de llamar a nuestras madres.

―Les rompieron el corazón a unas de nuestras amigas y... ―agrega Andrea.

―Entiendo ―dice Frank y Chris asiente―. No diremos nada, pero para la próxima.

―Sí, sí ―decimos rápidamente al unísono Andrea y yo.

―¿Voy o vas tú? ―pregunta Frank una vez se le pasa y nosotras los miramos.

No sabíamos con exactitud desde cuando se habían empezado a llevar bien esos dos, pero era algo bueno y mamá estaba mas que feliz por el esfuerzo de los dos al convivir en una misma habitación sin discutir sobre quien la quería más. Y luego decían que los adolescentes éramos insoportables.

―Vamos los dos, debo de hacer algo en la oficina antes así que pasas por ella y se adelantan mientras termino ―dice Chris.

―Okay ―responde Frank y empieza a caminar hacia la salida.

―No peguen nada mientras no estamos ―dice Chris antes de marcharse y todos me voltean a ver como si fuera un peligro mayor en esta casa.

―Hey, ¿por qué me miran? no siempre hago esto ―digo―. No, no haremos nada, esto requiere paga no es gratis ―dicho esto ambos salen de casa riendo.

―Es raro que se lleven bien ―dice Andrea a mi lado y la volteo a ver como si nadie más lo pensara.

―Creí que solo yo lo pensaba ―digo extrañada.

―Vemos pelis ―ofrece ya que estamos solas en casa.

―Seguro ―me limito a responderle.

Nos habíamos pasado la tarde allí, tiradas en el sofá viendo the vampires diaries, nunca nos había llamado la atención aquella serie, pero bueno merecía una oportunidad ¿no? Todos lo merecíamos alguna vez.

Seduciendo al SeductorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora