Capítulo 40. Una gran victoria

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Pov Austin.

Maldito fuera yo y mi conciencia que no me había dejado pegar el ojo en toda la semana, y si acaso había dormido unas pocas horas era gracias a los medicamentos de Edward, venditas fueran esas cosas, pero no podía seguir así todo el tiempo.

Al parece el haber terminado con Mag me había afectado más de lo que había pensado y nuestra rutina de todos los días estaba ahí en nuestros celulares ya que sino era ella, era yo quien mandaba un pequeño mensaje de buenos días o un emoticono y también en la noche. Debí habérmelo pensado mejor antes de decirle aquello.

Suspire como había hecho la mayor parte del tiempo esta semana mientras miraba mi teléfono y el numero de Mag en la pantalla, más de una vez había estado a punto de llamarle, pero Edward siempre me interrumpía o mi estúpida conciencia diciendo que no importaba porque no contestaria y sinceramente yo no lo haría si fuera ella.

―Deja de torturarte ―escucho a Edward desde la puerta.

―Ya sé, ya sé ―digo.

―Eres un idiota ―me reprende entrando y sentándose en mi cama junto a mí.

―También se eso ―respondo echando la cabeza hacía atrás.

―Te dije que no la dejarás ir y si no lo hice pues es porque creí que no la dejarías ir ―me dice subiendo sus pies a mi cama―. Mamá la quería conocer.

―¿Y tú cómo sabes eso? ―preguntó mirándolo.

―Mamá me dijo que esta tan emocionada por que la traigas ―dice cerca de mí.

―¿Estas torturándome? ―le digo poniendo una mano en su cara para alejarlo.

―No ―dice riendo una vez se vuelve a sentar en mi cama.

―Pues parece.

―Solo te recuerdo que aquella chica ya está disponible y bueno... ―sonríe levantándose de mi cama―. Alguien más podría salir con ella ¿no?

―Ni se te ocurra.

―No estoy diciendo que yo... Aunque ―se lo piensa de una forma graciosa.

―Edward ―le llamo en forma de advertencia.

―No saldré con ella, ni siquiera le gusto ―confiesa yéndose de mi habitación―. Aunque... ―esta vez le aviento un cojín cercano a mí y él ríe―. Usa esto Austin ―dice serio dándose golpecitos en la cabeza.

―Ya sé ―digo del mismo modo antes de dejarme caer en la cama.

―Y dile a mamá sobre tu asuntito ―dice Edward.

―¿Qué asuntito? ―pregunta mamá entrando por la puerta y haciendo que Edward también entre.

―Este... ―empieza Edward.

―¿No me digas que embarazaste a la chica que me querías presentar? ―dice poniéndose las manos en la cintura.

―La chica es más inteligente que él ―comenta mi hermano.

―¿Cómo? ―pregunta mamá de forma divertida.

―No quiso acostarse con Austin ―suelta sonriendo y mamá ríe.

―Esa chica ya me gusta, tienes que traerla.

―Lo haré ―digo sonriéndole y volteo a mirar a Edward.

―Bueno, los dejo para que hablen ―dice mi madre saliendo de la habitación.

―¿De qué te ríes? ―le preguntó a Edward.

Seduciendo al SeductorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora