Capítulo 5. Cosas raras y una venganza

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Pov Margoth

Ya habían pasado dos semanas desde que empecé a ayudar a Lucke con su venganza y claro que Andrea no dejaba de preguntas si ya éramos novios como tampoco dejaba de llamarme "panqueque", lo cual me recordaba que por culpa del "amiguito" de mi madre, ese tal Chris me había tenido que cortar el cabello, lo que claro no había sido tan malo ya que él había pagado por todo con Spa incluido.

Hoy me había despertado a tiempo por lo que me había arreglado un poquito más de lo habitual, solo esperar que Chris no estuviera en la planta baja o empezaría con sus cosas de nuevo.

―Mag ―canturrea Chris cerca de mi oído cuando estoy por bajar las escaleras.

Anoche se había quedado en casa, como se le estaba haciendo costumbre y hoy seguía aquí, temprano por la mañana. Me detuve en las escaleras y volteé a ver Chris quien estaba ahí, con una enorme sonrisa adornando su rostro y poca ropa ¿Acaso no tenía vergüenza?

―¿Qué haces aquí? ―pregunto―. ¿Y dónde...?

Dios, Chris estaba sin camisa y yo estaba empezando a imaginarme un montón de cosas con ese solo hecho, pero podría ser cualquier cosa y no exactamente lo que estaba pensando ¿O sí?

―¿No lo adivinas? ―me pregunta.

Volteo un poco la cabeza y veo a mi madre salir de su habitación sonriendo con la camisa de Chris y solo ese hecho faltaba para que se confirmaran mis sospechas. Ahora ni siquiera sabía a quién mirar o que cara poner, pero por la risa que soltó Chris suponía que mi expresión era graciosa en estos momentos.

―Me voy al instituto ―me limito a decir.

Doy media vuelta y bajo las escaleras lo más rápido posible, ahora me sentía de más, como esa amiga que hace mal tercio en alguna salida, así me sentía.

―¿No vas a desayunar? ―pregunta mi madre junto a Chris quien la sujeta de la cintura.

―No, comeré algo después, descuiden se cuando estoy de sobra ―comento y veo a mi madre sonrojarse―. Creo que necesitan tiempo a solas y yo no quiero llegar tarde ―completo y Chris me sonríe mientras mi madre se cubre la cara con las manos―. Luego hablaremos ―digo antes de salir por la puerta de la casa.

Realmente estaba feliz por mamá, digo era la primera vez en tantos años que la veía sonreír de esa forma y si Chris era quien la hacía feliz entonces yo lo seria, aunque todavía me era difícil pensar que mi madre siendo la mujer más reservada que he conocido y Chris... bueno tal vez se debía a que nunca la había visto echarse novio o algo así mientras crecía. Sacudo mi cabeza y después de un largo suspiro sigo mi camino, si bien estaba siendo una mañana un poco extraña, habría algo bueno de esto.

En cuanto llegué me encontré con algo bastante inusual y eso era a Lucke y Andrea en la entrada, esperándome, lo cual ya era demasiado raro.

―Uy, pero miren nada más ―dice Lucke señalándome en cuanto llego a donde están―. ¿Y esa radiante sonrisa? ―me pregunta y después se tapa la boca―. Andrea, creo que por fin tu amiga me dirá que si ―dice mirándola con una sonrisa y tomándola por los hombros.

―Primero, suéltame ―le dice frunciendo el ceño―. Y ahora Mag dime ¿Por qué esa sonrisa?

―¿Recuerdas a Chris? ―asiente con la cabeza y miro a todos lados, me acerco a ella―. Lo encontré en casa por la mañana, sin camisa ―le susurro.

―¡OH, MI DIOS! -grita espantándonos y le hago señal de que guarde silencio―. Tu mamá y Chris.

―No lo sé ―digo―. Pero es lo que pienso.

Seduciendo al SeductorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora