Capítulo 30. Castigo

1.4K 54 0
                                    

Pov Mag
Al parecer lo del regalo había sido un gran éxito, Austin había reaccionado tal y como lo había previsto, tal como Andrea, en ese aspecto se parecían demasiado eran el uno para el otro, pero al parecer lo suyo no había funcionado, aunque casi podría jurar que si Austin no hubiera jugado con Andrea de la forma que lo hizo, tal vez... No, no, no. Moví la cabeza en forma de negación mientras estaba acostada en mi cama mirando al techo.

―¿Qué sucede? ―pregunta Andrea desde algún lado de la habitación.

―Debiste de haberlo visto. Reacciono igual que tú... ―le digo sonriendo―. Tal para cual ―agrego evitando una pequeña risa que estuvo por escaparse de mis labios.

―Estas loca ―la escucho levantarse rápidamente de quien sabe dónde y sentarse en la cama de forma brusca para verme con el ceño fruncido a lo cual rio.

―Sí, sí, sí ―le digo mirándola de reojo y quitando mi sonrisa como si estuviera disculpándome con ella de alguna manera.

―Oye, por cierto, el partido ya está cerca ¿Cómo crees que este Austin? ―me pregunta de repente dejándose caer a mi lado en la cama.

―No lo sé, pero tampoco es que me interese tanto, no es como si realmente sintiera algo por él ―le digo sin pensarlo muy bien.

―Tienes razón es tan solo una simple venganza ―al escuchar aquellas palabras salir de la boca de Andrea mientras se acomoda en la cama puedo sentir una punzada en mi pecho, un dolor profundo como si estuviera pasando algo de lo que no me he dado cuenta.

―¿Aún sientes algo por él? ―no puedo evitar que aquellas palabras salgan de mi boca y lo dejo fluir para solo obtener como respuesta un largo suspiro de su parte.

―¿Quieres la verdad? ―pregunta en un apenas audible susurro haciendo que me volteó de lado centrando toda mi atención en ella y verla mirar el techo sumida en sus pensamientos.

―Si no quieres decirme no lo hagas ―digo intentando mejorar el tenso ambiente que se ha formado en la habitación.

―Sabes... ―empieza―. Aún estoy enojada con él por lo que me hizo... ―hace una pausa demasiado larga para mi gusto antes de seguir―. De lo que nos hizo a todas ―corrige y casi podría jurar que está apretando los puños a los lados sino fuera porque sus manos están detrás de su cabeza.

―¿Lo quieres? ―digo de repente al no conseguir la respuesta que quería con mi anterior pregunta, pero en seguida me arrepiento de decirlo ¿Cómo se ocurría preguntarle eso después de lo que me había dicho? Y más aún ¿Qué me estaba sucediendo para actuar de esta manera? Me conocía demasiado bien yo misma tanto para saber que en ninguna otra situación por más mala que fuese me había comportado de esta manera y ahora... Ahora estaba actuando de esta forma tan extraña que ni yo misma lograba reconocerme.

―Lo único que siento por él es odio ―dice despues de un tiempo de silencio entre nosotras, silencio en el cual se podía sentir toda la tensión en el aire. Andrea se voltea hacia mi haciéndome brincar por su repentino cambio de humor, toma mis manos entre las suyas―. Por eso, tú harás justicia por nosotras y le romperas ese insensible corazón de hielo que tiene ―dice con mucho ánimo como es de esperarse de una porrista como ella.

―Me harás llorar si me sigues animando de ese modo ―le digo fingiendo que tengo moco en la nariz.

―Serás un panqueque moquiento ―me dice riendo y yo la sigo―. Aunque... ―dice de repente deteniendo su risa y poniendo en modo seria―. Recuerda que Austin es un seductor y tú una simple chica, no te enamores de él, no me gustaría vete llorar por un estúpido idiota como él.

Seduciendo al SeductorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora