Capítulo 16. Fin de semana

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Pov Mag

Después de la extraña reconciliación e ir a mi casa, Andrea se la paso insistiendo e insistiendo de que la acompañara a casa de su tía y aquella era la razón la que ahora estaba con Andrea en el asiento trasero del auto de su madre, la cual lleva una encantadora sonrisa.

―No puedo creer que te convenciera ―dice su madre mirando por el retrovisor.

―Más bien diría que fue chantajee ―contestó.

Y bueno parte habia sido chantajee y parte no, la parte en que le dije que las donas estaban ricas, si así es me chantajeo con unas ricas y exquisitas donas.

―Oh vamos, tú me amas ―dice asiendo cara de perrito.

―Tienes suerte ―es lo último que digo.

El viaje duró aproximadamente dos horas y media en la que Andrea no dejo de hablar. Pero el lado bueno de todo es que ¡Al fin llegamos! En cuanto la madre de Andrea estaciona soy la primera en bajar y gritar.

―¡Tierra! ―seguida de Andrea.

―¡Cállate!

―¡Adiós, chicas, las llevaran a casa! ―grita la madre de Andrea desde la ventana del auto―. Vamos saquen las maletas

―Suenas como si ya no nos quisieras ―le dice Andrea a su madre.

―Claro que las quiero, solo que en este momento no.

―Ayúdame con las maletas Mag ―me dice Andrea haciéndose la ofendida.

―Dramática total... Bueno chicas las veo el lunes ―dice su madre una vez que tenemos las maletas fuera y arranca.

―Tu madre nos dejó ―le digo

―Solas y a nuestra suerte para morir aquí ―se sujeta la frente a modo de desmayó mientras niego con la cabeza.

―Bueno toca el timbre ―digo caminando a la puerta.

―Sí, sí, sí ―corre a la puerta y toca con los nudillos, mientras yo cargó con las maletas

―¡Deja de m... ―la puerta se abre y una señora con cañas nos recibe ―¡Oh querida, pero pasa! ―nos sonríe haciéndose a un lado para que entremos.

―Tía, esta es mi amiga Mag estará con...

―¡Oh, pero cuanto has crecido! ―la interrumpe tomándome de una mano y saludándome.

―Pero yo... ―intento decir que nunca en mi vida la he visto pero me interrumpe.

―¡Chicas, Andrea y Mag han llegado!―grita y los pasos se escuchan.

―¡Al fin! ―dicen al unísono abrazándonos.

―Pensamos que no llegarían ―dice una de las gemelas, la del cabello corto con puntas azules.

―Pero están aquí, bueno vamos a arreglarnos para la fiestas ―dice la de cabello largo con puntas rosas.

―¿Para qué? ―pregunta Andrea.

―Una fiesta obvió ―le digo y las gemelas me sonríen.

―Abu... Tía las llevaremos arriba a su cuarto y después iremos a una fiesta del colegio ―dice la de cabello corto.

―Bien yo estaré aquí viendo televisión.

Las chicas nos mostraron nuestra habitación que consiste en dos camas con cubierta morada, paredes de un color florar, piso tapizado con alfombra y muebles de madera.

―Nuestra habitación esta junto ―dice la de cabello corto.

―Así que pueden ir por si necesitan algo ―termina la de cabello largo.

Seduciendo al SeductorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora