Capítulo 45. Mi cita está enamorada

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Pov Mag.

―¿Quién crees que no presento examen? ―digo llegando hasta donde esta Andrea.

―¡Tú! ―dice señalándome.

―¿Quién crees que tiene una cita esta tarde conmigo?

―¡Ella! ―dice Andrea señalándome.

―¡Si, espera ¿qué?! ―digo levantando los brazos para después reaccionar.

―Hola, encantó ―dice pasando sus brazos por mi cuello y abrazándome desde atrás.

―Hola, Fred ―digo intentando quitarme sus brazos de encima

―Qué no soy Fred ―se queja sin quitar sus brazos es más intenta aferrarse a ese abrazo.

―Te pareces a Fred ―digo solo para molestarlo.

―¿Freddie Highmore? ―pregunta.

―No, a Freddie Mercury ―digo y él me suelta.

―No sé quién es él ―dice haciendo pucheros.

―Momento, no te pareces a él

―¿Entonces si es a Highmore?

―No, yo diría que a Freddy Krueger ―digo mirándolo fijamente.

―Te estás ganando un beso en nuestra primera cita Margoth ―dice sonriendo y en seguida me apartó yendo junto a Andrea.

―No le hagas nada o te acusare con su padre ―dice Andrea―. Los padres son duros cuando se trata de sus princesas ―comenta mirándose las uñas.

―Descuida, no le hare nada ―sonríe Fred―. Y dejaré que me llames Fred solo a ti ―dice mirándome.

―Trato hecho ―me adelanto para tomando su mano y estrecharla.

―La llevare a casa como a las nueve de la noche, así que no me mires así ―le dice a Andrea.

―Más te vale, la llamare cada cinco minutos ―dice señalando a Fred con su dedo.

―Descuida, solo quiero hablar seriamente de algo ―dice sonriendo―. Nos vemos más al rato en la salida ¿vale? Tengo práctica.

―¿Tengo qué esperar? ―pregunto y él asiente―. Parece que seré el chico ahora ―bromeo imitando la voz de Fred o un intento de esta.

―¡Más ánimo a esa voz! ―dice de repente haciéndome saltar.

―Maldito, lo haces de nuevo y me voy ―sentenció.

―Ya ―alza los brazos―. Estaré cinco con ellos, les pongo algo rápido y pido que se vayan... ―lo escucho susurrar por lo bajo―. Ahora vuelvo.

―Te espero en la cafetería, Fred ―digo tomando a Andrea del brazo y empezando a caminar.

Dios, en la que me había metido, aquel chico al que llamaba Fred no tenía otro nombre que Austin, si, Austin, hasta yo misma pude imaginar mi rostro cuando me dijo su nombre en las gradas y después llega el otro, joder, por qué mi corazón seguía latiendo solo de pensar en él, su nombre.

―No es un encanto, hasta deja que lo molestes y pongas apodos ―dice Andrea una vez estamos sentadas en una mesa vacía.

―Vale, ya para ―digo poniendo mis manos frente a ella―. En verdad que, si está lindo, pero...

―Rubio, Dios ¿cuándo un rubio te invita a salir?

―Lucke intento ligarme ―digo.

―Ese no cuenta, el mariscal sí que cuenta ―dice emociona asintiendo con la cabeza.

Seduciendo al SeductorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora