Capítulo 39. Las malas noticias siempre llegan antes

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Pov Mag.

El caminó a casa había sido más largo de lo que nunca pensé. Había regresado a casa caminando ya que Andrea había salido a no sé dónde y no la vi en la salida, Ted se había ido y Austin... Me había terminado. Por lo que no tenía con quien volver a casa aunque tampoco era que quisiera compañía.

Suspire pesadamente, no quería llegar casa porque entonces vería a Chris y me preguntaría qué me pasaba y no quería hablar. Me detuve y entre al parque cerca de casa, me senté en la banca más alejada a la entrada y me puse a pensar, era lo menos que necesitaba en estos momentos, pero era lo único que podía hacer, no era como si cargara mi blog de dibujo a todos lados, no lo hacía desde que empecé a salir con Austin.

Austin. ¿Por qué demonios tenía que recordarlo ahora? Él me había dejado y punto, no tenía por qué sentirme así, pero...

Las lágrimas que tanto estuve evitando a lo largo del camino empezaron a salir, debía admitir que me dolía, que llegue a pensar que esto en realidad iba en serio a pesar de que sabía perfectamente que tarde a temprano me terminaría y todo acabaría.

Recordé su rostro horas atrás cuando salí de la oficina de Frank, estaba serio esperándome en mi casillero. Recordaba sus palabras, aquellas que aún resonaban por mi cabeza y ya no quería escucharlas, tan solo su voz era como si me torturara.

Intente pensar en otra cosa, en todo menos en él, pero al parecer todo iba en torno a él, desde Andrea hasta Lucke quien había vuelto a ser el mismo o por lo menos se estaba comportando igual.

―¿Mag? ―no levante la mirada al escuchar mi apodo. Todo me recordaba a él, necesitaba estar sola y llorar solo por un momento―. ¿Qué pasa?

No respondí, no lo haría. Ladeo la cabeza en un intento por tapar un poco mi rostro con el cabello.

―Maggie ―vuelve a llamarme con la misma insistencia.

―Nada ―digo cortante esperando que de aquel modo no se dé cuenta de mi actual estado y manteniendo mi cara escondida por mi cabello.

―Seguro, entonces lloras por nada ¿no? ―me reprocha Andrea.

―Pues sí, lloro por nada ―le digo casi gritándole y mirándola entonces, si ya se había dado cuenta que más daba que viera mi miseria y lo idiota que había sido.

―¿Qué paso?

―Push ―suelto entrelazando mis manos para después separarlas.

―Eres...

―Soy una idiota ―la interrumpo mirándola a la cara.

―Yo iba a decir que eres un panqueque moquiento, pero lo tuyo también sirve ―dice Andrea a lo que rio y ella sonríe mientras se sienta a mi lado―. Y funciono.

―Siempre lo logras ―le digo.

―¿El qué? ―pregunta.

―Hacerme reír en los peores momentos.

―¿Qué pasa? ―me pregunta, sabía muy bien que no me quitaría a Andrea de encima hasta decirle.

―Como te gusta picarle al asunto ―le digo en modo de dejarlo estar.

―Margoth Elizabet panqueque Covers ―me dice y solo hace que suelte una carcajada ¿desde cuándo la palabra panqueque me daba risa?

―Se acabó ―digo en un susurro mirándola una vez la risa se me pasa y en cuando entiende sobre lo que hablo asiente con la cabeza―. Soy una idiota, después de todo soy una más ¿no? ―suelto sin dejarla hablar, no lo quería escuchar de ella porque entonces me diría "te lo dije" y... No sabría cómo reaccionar―. Una de su listita ―finalizo.

Seduciendo al SeductorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora