Capítulo 4 - El Canto de Sirenas, parte 2 -

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Tintia abrió sus ojos bajo un ataque enemigo, el sonido de las espadas colisionando, los gritos de dolor y los hechizos siendo casteados inundaban las calles de la gran ciudad roja. Los jinetes de dragones salieron al ataque en cuanto pudieron, pero sus bestias se tornaron contra ellos casi al instante, sus ojos brillaban en un color rosado y rugían poderosamente. Flanqueada desde tres puntos distintos, el Sacro Imperio Tintio comenzaba a caer. El ejército no podía defenderse contra la amenaza, nadie sabía qué rayos estaba pasando. En la mansión Azureblade se refugiaban decenas de personas, siendo defendidas por Miguelangel Azureblade, Lyte Yatogame, Red Blazer y Sam Sumerlight. En las afueras de la ciudad estaba la gran mayoría del ejército Tintio, pero el poder enemigo era demasiado, estaban penetrando los muros y regando el caos en la ciudad. Chloe y Nathan estaban en la parte trasera de la mansión, llevando a los refugiados hacia el sótano, donde tal vez podrían estar más seguros. Ashley, Ben y Strauss se encontraban en el tejado, defendiendo la mansión de los ataques aéreos.

- ¡¡Lyte, necesitamos a Drono, para ayer es tarde!! – Gritó Miguelangel

- ¡Ya llamé a Drono, pero...! – Esquiva un tajo y lanza una onda de fuego

- ¡¿Pero qué?! – Clava el estoque en la cabeza de un soldado abisal, desvía el ataque de otro, quiebra el escudo de un tercero y le cercena la cabeza – ¡¿Hay alguna excusa?!

- ¡Migue, esta vez lo digo en serio, deberíamos encender el núcleo! – Gritó Sam

- ¡Mierda, ahora no podemos hacer eso! – Grita Red mientras que levantaba pilares de fuego – ¡No podemos quedarnos aquí por siempre!

- ¡Ah, maldita sea! – Grita Lyte – ¡Está bien! ¡Acepto, Drono!

El cielo se hizo oscuro en un instante, nubes negras lo cubrieron mientras relámpagos morados atizaban el suelo. Desde las nubes cayeron algunos soldados Skadu, otros salían de lugares oscuros o atravesaban portales, en poco tiempo Tintia estaba repleta por soldados oscuros, pero esta vez no eran su enemigo, ahora eran aliados. Una espada negra con runas violetas cayó y se enterró en el suelo, un pilar de luz lila develó la llegada del avatar, Drono de las Sombras. Bajando delicadamente y con suma gracia, colocó su palma en el mango de la espada, la levantó y sonrió.

- A todas mis queridas tropas Skadu, destruyan a quien porte el símbolo de la espada quebrada – Oscila la espada hacia un lado – Take no prisioners...

Todos los Skadu soltaron un grito de guerra y comenzaron a luchar contra los soldados Abismales. Drono clavó su espada en el suelo, varios círculos rúnicos se dibujaron en el suelo, solo debajo de los soldados abisales, chasqueó los dedos y estos fueron asesinados con un pilar de energía oscura. La Avatar caminó hasta Lyte y, con una sonrisa incómoda, dijo:

- ¿S-saben qué acabo de recordar? – Se pone pálida – Los avatares de por sí no podemos existir en este plano sin un portador, y ahora que el núcleo está apagado para nosotros...no...tengo...suficiente...maná...

- Ya hiciste tu parte, Drono, te llevaré adentro – Dice Miguelangel acercándose a la Avatar

- N-no, tú debes quedarte aquí, eres muy buen guerrero como para que no estés aquí – Vuelve su mirada a Lyte

- Entonces yo te llevaré – Dice Red guardando su cuchilla Oblitus – Me estoy quedando sin maná, así que no podré hacer mucho

- No, no, debes mantenerte junto a tu esposa... ¡Eso va para ti también, Sumerlight! – Pone ¨ojos de perrito¨ a Lyte

Arrasando con la Magia II: Los Caballeros del AbismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora