Nathan despertó violentamente en medio de la noche, soltando un alarido poderoso que despertó a todas las personas de la mansión Azureblade. Ashley, quien dormía en la misma habitación, corrió a abrazarlo para que se calmara, Nathan había estado teniendo la misma pesadilla durante dos días seguidos, presumiblemente más. Luego llegó Chloe, acompañada de Adrien, ambos estaban en pijamas.
— ¿La pesadilla otra vez? — preguntó Chloe, soltando un suspiro —. ¿Cuántas veces van?
— Tres. — responde Adrien con notable molestia, saliendo de la habitación y regresando a la propia.
— ¿Fue la misma pesadilla esta vez, Nate? — pregunta Ashley con tono apacible y una tierna sonrisa comprensiva.
— No...esta fue...fue mucho, mucho peor — exclamó Nathan mientras se cubría el rostro, estaba temblando frenéticamente —. Yo...yo estaba vestido con una extraña armadura, tenía la espada de mamá, y luchaba contra el maestro Izan, no parecía estar ganando.
— ¿Y eso qué tiene de malo? — dijo Chloe con tono fastidiado —. Yo quisiera haber tenido un sueño así, me habría descargado bastante.
Ashley volvió su mirada y la amenazó con los ojos, la otra frunció el ceño por igual, obligando a la pelirroja a desviar la mirada. Nathan alzó su visión hacia el cielo nocturno a través de la ventana, luz de luna penetraba y bañaba su piel con aquel fulgor de plata.
— Esa no es la peor parte — agregó —. No solo era la espada de mamá...
— ¿Entonces?
— Tenía a Erinnere, Úlgur, los kamas de Adrien y lo que supongo es la Crissaegrim...todas manchadas de sangre.
— ¡¿Qué?! — Chloe se acerca a Nathan —. ¿Todos morimos en tu sueño...pesadilla?
— Eso es lo que supongo, es lo único que podría pensar — respira profundo, gira su cabeza en dirección a donde estaba Volonté, una pequeña repisa, y se teletransporta a ella. Sentir el frío filo de aquella hoja curvada lo tranquilizaba y revitalizaba, lo hacía sentir seguro, capaz —. No logré derrotarlo, no pude...
Pasaron varios minutos de silencio, nadie decía nada, parecía que hasta la misma naturaleza se había callado. Chloe chasqueó los dientes y se retiró con los ojos cerrados. «Yo no moriré, imbécil» Dijo cuando cruzo a un lado de Nathan. Ashley caminó hasta su querido Nathan, le dio un beso en la mejilla y le dijo que volviera a dormir, ya sabían que luego de «La pesadilla», podría dormir tranquilamente. Nathan forzó una sonrisa, la besó en la cabeza y se acostó.
Sin embargo, aunque todos ya habían cedido sus mentes a Morfeo, Nathan seguía sin poder pegar el ojo, él tenía miedo a perder a toda su preciada familia y amigos por tercera vez. Era algo que no se concebía en su mente.
No pudo resistir más, tenía que relajar sus pensamientos de alguna forma. Salió de su cama y caminó rápidamente hasta el baño, se cepilló los dientes y vistió su ropa usual, sin ponerse el manto Azureblade. Agarró a Volonté y seis de los siete cuchillos arrojadizos. Se colocó sus goggles oscuros y, no sin antes mirar por última vez a Ashley, saltó de la ventana, giró tres veces en el aire y aprovechando el impulso lanzó a Volonté lo más lejos que pudo, la cual se clavó en el techo de una casa de una planta. Se tele transportó hasta ella y repitió el proceso por largo rato.
Él no sabía a dónde se estaba dirigiendo, pero necesitaba adrenalina, algo que lo hiciera olvidar su miedo, necesitaba sentirse fuerte, poderoso, invencible, o por lo menos lo suficiente como para que su sueño no se hiciera realidad.
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Arrasando con la Magia II: Los Caballeros del Abismo
FantasyPapá solía contarme una historia, todos los días, sobre su valiente y perseverante hermano, Ethan Azureblade, que de entre una familia donde todos tenían poderes, él los carecía. Y tras un sinnúmero de desgracias, finalmente pudo encontrar un poder...