Los pasillos obsidianos de los anillos de defensa eran estrechos y largos, con pocas o casi ninguna luz. Solo eran guiados por instinto o la percepción de almas de Adrien, quien iba delante del grupo. Ashley estaba siendo cargada por El Guardián de Chloe, pues en su abuso de Zakka se había debilitado en demasía.
Poco a poco, los muros de hierro negro comenzaban a presentar marcas de garras y cuchilladas, con la extraña particularidad que dichas marcas estaban ligeramente derretidas y emanaba ligero calor.
— Nos estamos acercando — dijo Chloe, inclinándose hacia el frente en su silla de ruedas —. Y puedo hacerme idea de quién es.
Al saber dicha proximidad, ambos Claude y Ben se ubicaron al frente del grupo, el menor de los Blazer mirando al esgrimista con seriedad, como si lo retara solo con la mirada.
Ben era poderoso, él sabía que lo era, pero en todos esos años en los que había estado con Chloe, no había podido demostrar ese poder, la falta de maná en el mundo y su temor a salirse de control eran dos grandes trabas para su desarrollo mágico, sin embargo, su entrenamiento con el Zakka le había enseñado a encontrar el balance entre la ofensividad y la pasividad. Como su maestro le había dicho: «La Técnica de Loth no se basa en tratar de arrebatarle la vida al contrario, el Zakka se trata de mantener una conversación».
Llegaron hasta una puerta con cadenas destrozadas y cuchilladas más profundas, además de poder escuchar poderosisimos rugidos tras de sí.
— Aster — susurró Ben —. Él estaba entre los que querían abandonar a Izan, quizá nos ayude a derrotarlo.
— Sus rugidos no son normales — dijo Chloe —. Debe estar luchando con alguien, ¡entremos rápido!
Ben asintió con la cabeza y, con una fuerte onda de viento, mandó a volar a la puerta reforzada, chocando estruendosamente con el piso de piedra y césped. La Segunda Brecha entró tan rápido como les fue posible atravesar la fina puerta. Sus rostros hicieron la misma expresión cuando vieron al León. Él estaba solo, o eso parecía. Subido en una gran piedra en medio del salón, Aster Leeonter parecía luchar consigo mismo, como aquella vez que llegó ante Chloe y los demás para entregarles el secreto de la fuerza abrupta, la cual lo rodeaba salvajemente, casi como si saliera de sus poros y pelaje. Sus rugidos ensordecedores inundaban la sala que custodiaba, haciendo eco en un extraño tono de desesperación.
— ¡Aster, estamos aquí! — exclamó Chloe.
El Caballero del Abismo giró la cabeza repentinamente, sus ojos dorados expresaron temor por un corto instante, justo antes de tornarse afilados, con la mirada de un cazador.
— ¡¡¡BLAZER, BLOQUÉAME!!! — gritó con un poderosísimo alarido, saliendo disparado hacia Chloe y los demás.
Sus garras brillaron con luz naranja oscuro, dejando un rastro de calor por donde pasaba. Ben reaccionó lo más rápido que pudo y usó un tercio de su maná para formar el mejor escudo que había hecho en toda su vida, apenas pudiendo sostener el ataque de Aster. Sin embargo, la fuerza del mismo se dispersó hacia los lados, creando titánicas acuchilladas en los muros de hierro negro. Ben exhaló una gran bocanada de aire, era increíblemente nocivo para un mago el usar tanto maná sin preparación, podía sentir como su corazón se desestabilizaba, nublando un poco su vista y quitándole fuerza de las piernas. Ben cayó de rodillas frente al resto del grupo tratando de recuperar su aliento.
— ¡Aster, ¿qué significa esto?! — espetó Chloe.
— ¡No puedo...controlarme! — exclamó con voz forzada, luego soltando otro rugido y sosteniéndose fuertemente la cabeza —. ¡La fuerza... Izán la usa contra nosotros...!
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Arrasando con la Magia II: Los Caballeros del Abismo
FantasíaPapá solía contarme una historia, todos los días, sobre su valiente y perseverante hermano, Ethan Azureblade, que de entre una familia donde todos tenían poderes, él los carecía. Y tras un sinnúmero de desgracias, finalmente pudo encontrar un poder...