Capítulo 38 - Lo que ha de venir -

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Había pasado un día entero desde la que Chloe llamó «Guerra de los Imbéciles», la esgrimista se disculpó por siempre maltratar a Nathan y el ojiámbar retiró lo que había dicho anteriormente. Decidieron tomarse un par de días para recuperar energía, el organizar ejércitos enteros por cerca de una semana, día a día, era increíblemente estresante, principalmente para Chloe, quien de hecho planeaba las cosas lo mejor que podía. Algo que nunca entendió fue por qué los Silenciadores no los atacaron en ese período de tiempo, pues habrían sido blancos fáciles estando divididos, en adición a la proximidad del castillo de Chloe a la base silenciadora y lo mucho mejor que estos habrían de conocer el bosque a su alrededor.

Establecieron una mediana vivienda de dos plantas a los pies de la montaña, donde anteriormente yacía el Palacio de Exoria. En esfuerzo común entre Nathan y Chloe levantaron paredes y techo, algunas mesas y sillas, camas calientes y una ducha de dudosa procedencia. La casa era un desorden, como si tomaras dos objetos completamente opuestos y trataras de amarrarlos con una cuerda para hacerlos armonizar, exactamente eso era aquella casa, algunas paredes habían sido invocadas por Chloe, teniendo un estilo muy elegante en color negro o plateado, mientras que las que Nathan había creado eran un poco más rústicas, casi asemejando la textura de las tablas de Espinacalcinada.

Nathan, Ashley, Ben y Adrien descansaban sentados en la sala principal del primer piso, la pelirroja y el segador llevando las riendas de la conversación. Ella le hacía una gran cantidad de preguntas acerca del mundo de los muertos y cómo funcionaba, mas Adrien parecía no querer hablar de ello, dando datos vagos o simplemente ignorando la pregunta con otra interrogante. En eso bajó Chloe acompañada de su generala principal, Idrana, ambas conversaban acerca de la organización interna de los Skadu y cómo mejorarla basados en los resultados de la Guerra de los Imbéciles. Idrana cargaba con varios libros de distintas áreas del conocimiento y se le veía notablemente apresurada. Una vez terminó de hablar con la esgrimista, caminó con fuerza hasta Nathan y lo miró directamente a los ojos.

Ummm... Nathan — susurró con su voz elegante y delicada.

— Sí, sí — movió su mano con un gesto circular, extendiendo el dedo índice. Una poza de sangre apareció tras él, de la cual emergió un Caballero de Sangre de brillantes ojos verdes. Su armadura tenía unos cuantos detalles dorados —. Ahí está tu novio, diviértanse. Exollen, te quiero aquí antes de media noche.

¡Q-que no somos...! — miró a Exollen por un momento —. Aunque...

— Idrana, Idrana — dijo Exollen —. ¿Qué es «novios»?

B-bueno...novios es cuando-

— Es cuando conoces a alguien y quieres tener sexo con ellos — interrumpió Nathan, soltando una carcajada.

— Oye, Nathan, ¿cómo se supone que tengo que interpretar eso? — exclamó Ashley con cara de pocos amigos.

Todos los de la Segunda Brecha soltaron su risa mientras Ashley hacía pucheros. Exollen se acercó a Idrana, la tocó en el hombro y llamó la atención.

— Idrana, Idrana — sonrió tan inocentemente como solo él sabía hacerlo —. ¿Qué es «sexo»?

¡Maldita sea, Nathan! — gritó Idrana, haciendo un gesto con el dedo índice y llamando a otro Skadu para que le ayudara a cargar sus libros, tomó a Exollen del brazo y se marchó caminando lo más rápido que pudo —. Eh...verás... ¿cómo digo esto?...cuando mamá y papá se quieren mucho, pero mucho, mucho, mucho...

Arrasando con la Magia II: Los Caballeros del AbismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora