Dos días después de la espectacular huída de Chloe y los demás con la ayuda de misteriosas personas, La Segunda Brecha vagaba por un pueblo fantasma que se encontraba en el camino hacia las coordenadas que Ethan le había dado a su hijo hace varios meses atrás. Aquel solitario lugar estaba invadido por casas que compartían extraños tonos sepia, además de la hierba mala que creía lentamente por los interiores. Se sentía como si toda esperanza se hubiese marchitado, el aura de desolación penetraba hasta los huesos y los hacía temblar, como si un gélido viento los azotara sin piedad.
Como era costumbre, Chloe y Adrien caminaban al frente, discutiendo temas que solo ellos entendían; Ben iba en el medio con ojos celosos contra el segador, haciendo relucir su mirada de asesino al máximo. Nathan y Ashley caminaban un poco más atrás del grupo. Aunque todo básicamente se había ido al caño, él la tenía a ella, y ella lo tenía a él.
— Oye, Nate — dijo Ashley con un susurro, cruzando sus manos en la espalda —. ¿Alguna vez has pensado en el mañana? Y no me refiero a pensar si ganaremos esta guerra o no, sino como en qué haremos luego de todo esto, ya sabes, llegará el momento en que no necesitemos ser soldados.
Nathan bajó la mirada, un tono culposo rodeó sus ojos, mientras su ceño arrugado elogiaba a la preocupación. Ashley notó esto, tal vez había preguntado algo que no debía. Sin embargo, ello planteaba la cuestión, puesto que, por ejemplo, Chloe seguiría mejorando su esgrima, y tal vez limpiaría el nombre Azureblade con sus acciones; Ben se haría un estudioso de la magia e incursionaría en la Alta Programación de Sellos Mágicos, posiblemente pidiéndole matrimonio a Chloe y siendo rechazado varias veces; Adrien completaría su entrenamiento de segador, sucedería a su padre en ser Guardián de Almas y viviría una vida pacífica en el otro mundo. Pero Nathan nunca había tenido algo, ni un lugar de dónde venir, ni uno al que ir. Él había estado completamente vacío hasta que la conoció: aprendió a usar la espada – por la Maestra Edel – para poder ser mercenario; fue mercenario para poder sobrevivir hasta hacerse relativamente mayor y poder alcanzar las expectativas del general Miguelangel Azureblade, y de ahí en adelante solo viviría con las órdenes que este le diera. Nathan solo era un cascarón hueco sin rumbo.
El chico respiró profundo, volvió a su rostro sereno y esbozó una pequeña sonrisa, devolviendo el interrogante, preguntó:
— ¿Tú lo has pensado? — mechones de su cabello negro caían sobre sus ojos cerrados que elevaban el rostro hacia el cielo parcialmente nublado.
— Desde hace un tiempo, sí — respondió la pelirroja con una mirada inocente —. Primero haré lo mismo que Chloe y limpiaré el apellido Blazer de la atrocidad que hizo papá, luego terminaré mis estudios sobre la piromancia primigenia, para finalmente vivir tranquilamente con mi familia en la casa de Chloe — soltó una risita juguetona.
— Ah...ya veo... te irás con tu familia — exhaló con cierta tristeza.
— ¿Hmm? ¿Pasa algo, Nate? — preguntó caminando frente a Nathan, de espaldas.
— No, nada — fuerza otra sonrisa —. Supongo que mis expectativas terminaron de derrumbarse.
Ashley levantó una ceja de confusión, no comprendía la aparente melancolía del ojiámbar, tal vez en realidad había preguntado algo que no debía. Ambos se mantuvieron en silencio por un rato, inmersos en el bosque de su pensamiento, perdidos, intentando hallar al otro. Entonces claridad atizó a Ashley como un brillante relámpago en medio de la noche que acaricia ardientemente un bosque y lo prende en llamas. Volvió a caminar delante de Nathan, pero esta vez impidiéndole el paso.
— ¿Qué pasa, Ash? — preguntó Nathan confundido.
— Nate, ¿Podrías decirme tu nombre completo? — dijo Ashley con una mirada decidida.
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Arrasando con la Magia II: Los Caballeros del Abismo
FantasyPapá solía contarme una historia, todos los días, sobre su valiente y perseverante hermano, Ethan Azureblade, que de entre una familia donde todos tenían poderes, él los carecía. Y tras un sinnúmero de desgracias, finalmente pudo encontrar un poder...