Capítulo 18 - Confianza Mutua -

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Era una mañana bastante tranquila, las personas de Tintia salían de sus hogares para ir a trabajar, se podía sentir un aire de paz duradera. Chloe se encontraba durmiendo plácidamente en su habitación, la noche anterior se había acostado bastante tarde leyendo un libro de terror. Abrió lentamente los ojos, restregándoselos en el proceso, se sentó en su cama y respiró profundo, se quedó mirando una chancleta por alrededor de 10 minutos, sin saber por qué. Entonces sintió algo debajo de su retaguardia, giró gentilmente su cabeza y vio unos cuantos cabellos rojos sobresaliendo de las sábanas con las que se cubría, respiró profundo nuevamente y se puso de pie, estiró sus músculos y procedió a cepillarse los dientes. Luego volvió a su cama, jaló con fuerza la sábana y vio a su mejor amiga, Ashley, rendida ante los brazos de Morfeo y con una cara de perversión que hasta daba miedo. Sin embargo, lo que más le llamó la atención era que estaba casi desnuda, únicamente llevando pantis azules con bordados negros. Una malévola idea vino a su mente, era la hora de venganza.

Se colocó su armadura de siempre y salió de su habitación, dirigiéndose hacia la de Nathan. Entró sin tocar, y ahí estaba el ojiámbar descamisado, haciendo lagartijas con una sola mano.

— Qué costumbre tienen tú y Ashley de andar con el torso desnudo, eh — dice la rubia con una sonrisa —. Ven acá, Nate, te tengo una sorpresa, pero tengo que vendarte los ojos primero.

— ¿Sorpresa? — Se rió —. ¿Quién eres y qué hiciste con Chloe Azureblade?

— Tú solo ven, tonto — Saca un trapo de seda negra y se lo amarra con delicadeza al otro—. ¿No puedes ver nada, cierto?

— Veo un poco, pero es muy borroso como para reconocer las cosas.

— Con eso es suficiente — se ríe maliciosamente—. Camina, Nate.

Entonces, silenciosamente conduce al chico a su habitación, Nathan parecía ponerse nervioso a cada segundo. La rubia colocó a su amigo frente a su cama, y rápidamente le ató las manos detrás de la espalda.

— ¿Chloe, qué significa esto? — preguntó él.

— Ah, nada, nada. La sorpresa está en mi cama.

Ambos se quedaron en silencio por unos cuantos segundos, Nathan comenzó a ponerse rojo mientras el tiempo pasaba.

— Chloe, no es que no me parezcas atractiva ni nada, pero mi corazón le pertenece a Ashley — dijo el ojiámbar con tono nervioso.

— Eso ya lo sé, ¿Por qué razón...? — Entonces cayó en cuenta de lo que dijo —. Ah, lo tomaste por ese lado. Pues qué mal, yo soy una que no cae tan fácil. ¡Hey, Ash, despierta, no me puedo alcanzar la espalda!

— ¡¿Ash-?!

La pelirroja se despierta de golpe, con una mirada fogosa y llena de emoción, como si un depredador viera a su presa débil y se dispusiera a saltar sobre ella. Justo en ese momento, Chloe soltó la venda de Nathan, a la vez que le puso un Corpus: Rigidum para que no se pudiera mover. Ahora ambos, Ashley y Nathan se estaban mirando a los ojos. Él de por sí ya estaba rojo, y al ver a su chica desnuda se coloró aún más.

— ¡N-Nathan, q-qué estás haciendo aquí! — exclamó Ashley.

— ¡H-hola, Ash! — se ríe nerviosamente —. ¿Q-qué lindo día este, no?

— Y ahora, el toque final — dice Chloe, bajando los pantalones de Nathan —. Muy bien, diviértanse.

Dicho aquello, procede a retirarse del lugar, cerrando la puerta con firmeza. En aquella habitación, la incomodidad no fue lo único que se «alzó»

Arrasando con la Magia II: Los Caballeros del AbismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora