Capítulo 30 - Lealtad -

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El pueblo abandonado se alejaba lentamente por el horizonte, Chloe y los demás partieron inmediatamente el sol mostró uno de sus dorados cabellos. Aunque habían investigado exhaustivamente – por lo menos Chloe, Ben y Adrien – no pudieron encontrar la causa exacta de tal desastre. No había rastros de batalla, ni abolladuras, o sangre seca, nada. Concluyeron que tal vez era otro de los pueblos bárbaros que se extinguieron hace décadas. Ciertamente habían gastado ese día en vano. Sin embargo, las tensiones internas del grupo fueron suavizadas ligeramente, ya no se sentía el odio profundo de Chloe hacia Nathan, aunque este aún estuviese ahí. Y a lo que Ben respecta, él se limitaba a no decir nada, puesto que pensó que ese era su rol, ser el silencioso paladín de Chloe.

Actualmente se encontraban atravesando una planicie rocosa con varios ríos que variaban de azul a rosado, por la vida vegetal que había en dicha zona. Era una visión realmente hermosa, las estructuras pétreas formaban arcos, cavernas y monumentos naturales, que entrecortaban la luz del sol y creaban sombras multiformes que variaban aún más los matices de los finos caudales frente a sí. Había unos cuantos árboles de roble desperdigados por la zona, especialmente a los bordes, con hojas de un color cerceta, cercano al del maná, posiblemente por la época del año o los nutrientes del suelo. Cualquiera que fuera la razón, era un bello paisaje, acondicionado con el canto de aves y ese suave ruido del agua golpeando la roca.

Chloe iba sobre su hipogrifo, mirando hacia todos lados con ligera desconfianza. Ben y Adrien iban a su izquierda y derecha, respectivamente, como dos caballeros que escoltan a su reina atentos al peligro. Como siempre, Nathan y Ashley caminaban un poco más atrás, riéndose con los recuerdos del ayer.

— Oye, Nathan, ¿Estás seguro que es por aquí? — preguntó Chloe.

— ¿Eh? Ah, sí — respondió el otro con vaguedad —. A este paso, deberíamos llegar en uno o dos días, el lugar donde mantienen guardados los Espinacalcinadas está en las estepas entre Tintia y Nueva Celestia-

— Dronossia — interrumpió Chloe.

— Sí, Dronossia — corrigió Nathan —. Como decía, debería estar en las estepas entre Tintia y Dronossia, así que no deberíamos estar demasiado lejos, posiblemente uno o dos pueblos más luego de que salgamos de aquí.

— Has dicho «debería y deberíamos» varias veces — dijo Adrien —. ¿No estás seguro de a dónde vamos?

— Pues entenderás que vi las coordenadas hace varios meses, y aunque soy bueno memorizando, tengo permitido equivocarme por unos cuantos meridianos, ¿no? — sonrió.

— No, no tienes ese privilegio — dijo Chloe girándose hacia él —. No tenemos ese privilegio. Mientras nosotros caminamos tranquilamente por este sitio, la gente en Dronossia es abusada por los Pacificadores, así que no tenemos tiempo que perder.

— Tampoco tienes que decirlo de esa forma, Chloe — espeta Ashley con autoridad, dando un paso frente a Nathan y cruzando los brazos —. Nate está haciendo lo mejor que puede, tú misma lo dijiste, sin él ni siquiera tendríamos esperanza.

Chloe la miró fijamente, su fría mirada era algo que Ashley nunca había podido soportar, intentaba hacerla retroceder y reafirmar su razón, pero la pelirroja no vaciló. Era notablemente visible que se sentía un poco incómoda, sin embargo, su ímpetu no disminuyó ni por un instante. La esgrimista respiró profundo y acarició suavemente a Rhess, para que este siguiera andando. Adrien y Ben la siguieron de cerca.

— Por Prygnio, ¿Qué le pasa? — exclamó la pelirroja con un suspiro —. Entiendo que esté estresada por lo que ha pasado, pero todos tenemos el mismo estrés, y no andamos juzgando...

Arrasando con la Magia II: Los Caballeros del AbismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora