Capítulo 22 - El nacimiento de la Reina, parte 1 -

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Tintia  ya no existe, lo que alguna vez fue el tan próspero reino aloque, ahora no es más que una ciudad podrida en soldados abisales y no-muertos que caminan aparentemente sin rumbo. Gobber Ougun, bajo las estrictas órdenes del maestro Izan, se hizo con el mando del imperio rojo, cambiando permanentemente la fachada de la ciudad: Las banderas de Tintia habían sido rostizadas y reemplazadas por el estandarte de los caballeros del abismo y su símbolo de espada quebrada. Por las calles se formaron extraños riachuelos de alguna sustancia morada viscosa, la cual liberaba una densa neblina del mismo color, al parecer un deleite para los que yacen entre vivos y muertos. Solo el más demente de los lunáticos, o el más estúpido de los valientes se atrevería a poner un pié en esa trampa mortal.

Una semana ha pasado desde que Nathan, usando todo su poder hasta el límite, tele transportó a más de trescientas mil personas a una distancia de miles de kilómetros, sin embargo, este no había recuperado la consciencia desde entonces. Al parecer, la carga psicológica y física que tal hazaña le causó era más de lo que su cuerpo podía soportar.

Nueva Celestia albergaba ahora a tintios y neo-celestinos, no hubo problemas con la comida ni el agua, puesto que estos sobraban en el reino azul, además de unos cuantos envíos que hicieron los elfos desde Elvastín en tan solo tres días desde «el incidente»

Aquel día era el noveno día de ahugustia, pleno cumpleaños número 18 de Chloe Azureblade, aunque las circunstancias no fueran de lo más aptas para celebrar. La joven esgrimista despertó con una ojeras marcadas, la noche anterior se había quedado hasta tarde ayudando a los refugiados, y combatiendo contra unas criaturas – posiblemente creadas y enviadas por Gobber Ougun – que estaban saqueando, causando problemas y enfermedades. Y aunque ella era una persona a la que no le gustaba mucho celebrar su cumpleaños, este lo llevaba esperando por mucho, ya era oficialmente una adulta, tanto en su mente como en su cuerpo, ahora podría entrar en el ejército y hacer valer el apellido Azureblade. Obviamente, los primeros en entrar fueron el Gral. Azureblade y Ashley, los cuales parecían estar compitiendo por quién entraba primero, la pelirroja siendo victoriosa. Se lanzó sobre Chloe mientras la besaba en la mejilla cientos de veces. Miguelangel se sintió ligeramente celoso, agarró a Ashley con un brazo y la levantó, tirándola en el piso como una bolsa de patatas.

— Ah, Chloe, pensar que hoy ya eres toda una mujer — la abraza cálidamente, ella pudo sentir como su pulso estaba acelerado y su voz débil, cualquiera podría darse cuenta que estaba a punto de llorar —. Este era el tercer día al que más le temía, el día en que mi niñita dejaría de ser un bebé.

— Papá, dejé de ser un bebé hace como diez años — se rió —. Si este es el tercero, ¿cuáles son los otros dos?

— El día en que te cases y el día en que me des nietos — una lágrima corrió por su ojo —. No tienes permiso para ninguno de los dos.

— No pretendo casarme pronto, no te preocupes — suelta el agarre de su padre y camina hacia el baño para cepillarse los dientes. Aquel sería un día que nunca olvidaría.

Al estar vestida, bajó hacia la primera planta, donde su madre la estaba esperando con un pequeño pastel hecho a mano el cual tenía escrito encima: «Por 18 y más». Chloe la abrazó con una sonrisa, ahora era más alta que su progenitora. El Gral. Y Ashley trajeron consigo una botella de vino y otra de jugo de manzana, el primero para la familia Azureblade, incluyendo a Chloe, y el segundo para Ashley, pues aún era menor de edad. Actualmente estaban viviendo en la antigua mansión Azureblade, en la que Carmelo Azureblade y Elizabeth Evanedge habían vivido por más de diez años, aquellas paredes que los habían visto crecer y caer, ahora los cubría del sol y la lluvia. La habían remodelado en tan solo cuatro días, no era el hogar más hermoso del mundo, pero era acogedor y seguro.

Arrasando con la Magia II: Los Caballeros del AbismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora