Capítulo 12 - Más allá del abismo -

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[Narración de Gobber Ougun]

¨En mi tierra de procedencia, Pleteria, nací de dos padres bastante excepcionales: Mi padre era un servidor fiel de la luz, era conocido como el Titán Blanco de Pleteria, sagrado paladín alto señor, protector de la verdad y lo justo. Mi madre era sacerdotisa en el templo del dios Gheónn, era la más hermosa de la hermandad, la más devota y la más dedicada a la luz. Yo nací bajo el ala protectora de ambos, me criaron con las mismas enseñanzas de la luz con las que ellos crecieron. A la edad de 3 años ingresé al Instituto de las Sagradas Artes del Norte. Entonces nació mi hermano menor, Dazel Ougun, que, a diferencia mía, había nacido con ojos dorados, eso era tomado como ser un elegido directo de la luz. Yo nunca sentí envidia de él, esos no eran sentimientos de la luz, solo me sentía muy feliz, al fin tendría un hermanito al que guiar, uno al que corregir, uno al que amar. Sin embargo, Dazel y yo tomamos caminos distintos, yo decidí irme por el arte del sacerdocio, pero mi hermano fue por las artes del paladín, debo admitir que me sentí un poco triste por ello, quería mantenerme con mi hermano el mayor tiempo posible, entrar a la hermandad de Gheónn juntos y defender a Pleteria de los Rebeldes de la Luz.

Cuando cumplí los dieciséis años, obtuve mi primer mensaje del dios Gheónn, recuerdo que estaba en un lugar muy amplio y lleno de luz, era como el cielo, y ahí estaba él, el magnífico señor de la luz, Gheónn. El mensaje que me dio no lo entendí hasta mucho tiempo después, en cita textual: 'Decepcionas a la luz, Gobber' ¿Qué mierda se supone que eso significaba?

Entonces vino la gran guerra, todos los sacerdotes de batalla y los paladines fueron llamados a pelear, por suerte estuve en la misma tropa que mi hermano, el comandante nos conocía a ambos, así que nos dio el privilegio de estar juntos. Dazel solo tenía trece para cuando comenzó la guerra, pero aún así era un magnífico paladín. Nos enviaron a un pueblo en la frontera entre Pleteria y Los Reinos Podridos, nunca en mi vida había visto una masacre tal, hombres, mujeres, ancianos y niños, todos perecieron ante la cuchilla de la luz. Yo no pude hacer tales actos de maldad, iba en contra de todo lo que me habían enseñado, pero aún así yo no tenía palabra, los altos sacerdotes hablaban con las palabras del dios Gheónn, y amenazaron con sacarme de la hermandad si no acataba órdenes, así que tuve que asesinar a muchas personas. Dazel, por el contrario, se negó absolutamente en desenvainar su espada, e incluso protegió a los niños y ancianos, él decía que Gheónn le había dicho que la hermandad estaba corrupta, y que no debía seguir las órdenes que parecieran injustas. Esto le costó mucho, iba a ser expulsado, pero yo acepté sostener sus pecados y acepté el castigo: ser azotado mil veces. Yo no sentía ira hacia Dazel, él era mi hermano menor a quien tanto amaba, pero me sentía confundido sobre sus acciones, no entendía por qué hablaba como si Gheónn le hubiese ordenado tal cosa.

Luego fuimos informados de que aquél poblado no era aliado del Señor Oscuro, ni sus habitantes practicaban brujería o nigromancia, era un simple poblado cualquiera. Yo había asesinado a inocentes, creyendo que era la justicia de Gheónn. Pero Dazel, él había previsto esto, la luz lo había bendecido y lo protegió de hacer tal acto de impureza. Me sentí muy alegre de que él aún siguiera los caminos.

Papá y mamá fueron asesinados cuatro años después, mientras luchaban en la frontera. Yo estaba muy destrozado, mis dos ídolos y modelos a seguir se habían ido, había un vacío muy amplio en mi corazón. Esa fue la primera vez que dudé de la luz, si ambos eran tan prístinos y devotos a Gheónn, ¿Por qué les aguardó un destino tan cruel? Pero eso no fue lo que más me impresionó, Dazel no estaba afectado, en lo absoluto, nunca lo vi llorar en la noche ni durante la guerra en la que no desenfundaba su espada. Cuestioné a mi hermano, tal vez solo era la etapa de la rebeldía, Dazel ya tenía 17 para entonces, así que era posible que no estuviese tan apegado a ellos pero... [Exaltado] ¡Ellos eran nuestros malditos padres, Dazel debió llorar por lo menos una vez, ellos merecían ser llorados, eran muy buenos padres, eran diligentes y siempre tenían tiempo para escucharnos!

Arrasando con la Magia II: Los Caballeros del AbismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora