Por fin, un faro de luz en medio de tanta oscuridad, desde que se había ido, Chloe no había dejado de perder cosas, tanto figurativa como literalmente había estado sumergida en una profunda sombra de la que no podía salir, la había asimilado, comprendió que era su naturaleza, incluso si fue forzada a tenerla, la dominó y siguió caminando con ella, pensó que nunca más sería capaz de tocar la luz sin tener que quemarse, mas ahí estaba él, quien en varios sentidos le había dado luz, retornaba en el momento en que más lo necesitaba. Volvió a ser una niña por un momento, los cientos de Silenciadores que los rodeaban habían desaparecido, la Segunda Brecha había desaparecido, en el mundo de Chloe solo existían ella y su guardián. Saltó sobre él mientras lo abrazaba con su único brazo, su armadura semi etérea se sentía suave al tacto, pero firme cuando lo apretaba. El guardián del éter se veía absolutamente tranquilo, no demostró expresión alguna en su rostro, sin embargo, sus brazos se movieron en voluntad propia y rodearon a la esgrimista.
— ¡Pensé que nunca más volvería a verte! — gritó mientras desplegaba las pocas lágrimas que le quedaban.
— Disculpe mi rudeza, ama, pero esta es la primera vez que nos encontramos — respondió el guardián.
Chloe se retractó al instante, su luz desapareció.
— ¿Q-qué...?
— Déjame explicarte, Chloe — dijo Nessa —. ¿Recuerdas que anteriormente expliqué cómo alguien se convierte en un guardián del éter, cierto? Debe dar su vida protegiendo a alguien — da un salto y se para en la cabeza del guardián de Chloe —. Sin embargo, no todos retienen sus recuerdos en vida.
— ¡Pero tú reconociste a Nathan cuando llegaste! — espetó envuelta en ira.
Los Silenciadores dejaron de contemplar la conversación, lanzándose todos al ataque al mismo tiempo. Chloe llamó al Panzer Umbra, no le importaba que sus piernas aún no se hubiesen recuperado enteramente, los Silenciadores estaban siendo un dolor en el culo, y ella no lo soportaría. Con un simple Aguijón Nocturno, se deshizo de la gran mayoría, dejándole el resto a Adrien, el cual no tuvo mayor dificultad haciéndose con ellos. Tuvo que llamar a Rhess para poder andar.
— Es distinto, yo soy un animal que logró desarrollar un alma poderosa, Adrien puede confirmarte eso — miró al segador —. El Éter permite que cualquier criatura conserve sus recuerdos, a excepción de los humanos, elfos u orcos, pues a diferencia de los animales, ellos retienen rencores, miedos y amores, lo cual podría afectar su desempeño al proteger a su amo.
— ¡Que estupidez! — enfundó a Úlgur y comenzó a caminar hacia el interior de Elvastín —. Si pierden todos sus recuerdos, ¿cuál es el punto de que regresen?
— Aún están a tu lado.
— A una persona no lo hace su físico, sino su personalidad, sus recuerdos y su esencia — miró al guardián con ojos fogosos —. Este tipo...esta cosa no es más que un maniquí con el rostro de mi padre.
— Muy bien, muy bien — dijo Nessa, soltando una pequeña carcajada maliciosa —. Está bien, Migue, supongo que ella no quiere escuchar tus últimas palabras, puedes olvidarlas.
— Como usted diga, Srta. Nessa.
Chloe se giró tan rápido que su cabello le pegó en la cara casi tan fuerte como un latigazo de Torn, abrió sus alas y salió disparada hacia su guardián, sosteniéndole ambos brazos con fuerza. Sus ojos brillaban intensamente, mientras esa expresión de arrepentimiento le recorría el rostro.
ESTÁS LEYENDO
Arrasando con la Magia II: Los Caballeros del Abismo
FantasyPapá solía contarme una historia, todos los días, sobre su valiente y perseverante hermano, Ethan Azureblade, que de entre una familia donde todos tenían poderes, él los carecía. Y tras un sinnúmero de desgracias, finalmente pudo encontrar un poder...