Strauss se ocultaba tras un gran bloque de piedra que posiblemente había caído del techo. Su ojo izquierdo veía borroso, y sobre su rostro había rastros de sangre secada con apresure. Su trabuco humeaba incluso más salvaje que el tabaco casi acabado entre sus dientes. Abrió la cámara para colocar una bala, ésta era completamente blanca y con notable desgaste. Parecía llevar un símbolo en ella, pero éste había sido lijado impíamente. Su mano izquierda temblaba frenéticamente, golpeaba repetitivamente su arma tratando de insertar el cartucho de perdigones.
— ¡Vamos, entra, entra! — decía con notable desesperación en su tono.
Contuvo la respiración por unos momentos, sacó un collar de cobre maltrecho que portaba resguardado bajo sus ropajes de cuero, miró la imagen en su interior, vio a un hombre alto de barba de candado, vestido con el blanco uniforme de los Silenciadores junto a una niña pequeña de cabello gris. Apretó los dientes y susurró su nombre, sujetó con fuerza un torniquete en su brazo derecho y finalmente metió la bala, haló el martillo hacia atrás conteniendo la respiración y, con una pirueta de barril, giró fuera del bloque de piedra y adoptó su posición de disparo, haciendo un ángulo recto con su brazo izquierdo mientras posaba el trabuco sobre éste.
— ¡Estoy listo, apártense! — gritó con toda la fuerza que tuvieron sus pulmones, escupiendo un poco de sangre en el proceso.
Adelante, hacia donde el viejo enano apuntaba, Chloe, Ashley, Ben y Claude luchaban codo con codo contra Dazel Ougun, los cuatro estando bastante malheridos. Chloe era quien menos daño tenía, pues parecía que Dazel no la atacaba demasiado, sin embargo, los cortes en sus brazos, abdomen y piernas no podían ser ignorados. Ashley usaba a Erinnere con su mayor potencial de teletransportación, su Zakka de luz no le serviría de nada contra el Caballero Abisal, puesto que él parecía ser capaz de dominar y controlar cualquier hechizo de origen lumínico. Claude era el que estaba en peores condiciones, ya varías partes de su cuerpo estaban cubiertas por finas capas de hielo que suturaban sus poderosas y profundas heridas. Era difícil para el esgrimista de hielo el siquiera acercarse a Dazel Ougun, puesto que éste tenía una zona de defensa absoluta en el que su luz se movía a velocidad máxima y era literalmente imposible reaccionar a tiempo para defenderse. Inclusive, Lemy y Drono no tenían ni la más remota idea de cómo derrotar a alguien tan poderoso. Si bien, ambos eran Centinelas Dimensionales, éstos carecían explicación lógica para tanto poder en una sola persona. Gheónn, el dios de la luz de Dazel, era uno de los tres Centinelas más poderosos en las doce dimensiones, y si Él le había concedido su poder al menor de los Ougun, entonces no había forma en esa, ni en cualquier otra dimensión en la que La Segunda Brecha pudiera derrotarle.
Ben, por otro lado, yacía de espaldas contra un rincón de la habitación de Dazel, su brazo derecho se había ido completamente, y con el brazo izquierdo reunía los fragmentos minúsculos que sobraban de la que antaño fue la Crissaegrim. El arma legendaria más poderosa jamás creada por el hombre había sido quebrada cual juguete de plástico, y con ella, la cordura del menor de los Blazer.
En el momento en que Strauss salió de su escondite, los demás de la Segunda Brecha se apartaron como mejor pudieron, al tiempo en que el enano disparaba. La bala soltó fuego blanco al ser expulsada, y voló con un pilar de luz y humo plateado directamente hacia Dazel. Su luz se juntó como ríos e intentó asaltar a la bala, mas ésta no cedía. Era como si luchara contra viento y marea para permanecer en su sitio. Dazel frunció el ceño, envolvió su mano derecha en la luz más pura y volvió polvo al proyectil.
Strauss tiró su trabuco al piso, de sus ojos salieron pequeñas gotas de agua salada al darse cuenta del final de su aventura mientras Dazel preparaba cinco híper rayos de luz, uno destinado a cada uno de los integrantes de la Segunda Brecha.
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Arrasando con la Magia II: Los Caballeros del Abismo
FantasíaPapá solía contarme una historia, todos los días, sobre su valiente y perseverante hermano, Ethan Azureblade, que de entre una familia donde todos tenían poderes, él los carecía. Y tras un sinnúmero de desgracias, finalmente pudo encontrar un poder...