Capítulo 3 - Tiempos de cambios

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Eloy corría con todas sus fuerzas y le sacaba ya cuatro metros a Manu y eso que él era el segundo. Alex estaba en un duelo reñido junto a Paula aunque la acabó adelantando ya que esta no suele esforzarse mucho, prefiere suspender a sudar, la típica niña que solo se preocupa por la imagen. Manu había subido el ritmo y estaba a punto de adelantar a Eloy, pero él miró un segundo a Ángela y tras eso sacó la adrenalina que le faltaba. Dio tres grandes zancadas y llegó a mi lugar, me dio el relevo y salí disparado, vi como Alex y Manu llegaban al mismo tiempo y le daban el relevo a sus respectivos compañeros. Tres segundos más tarde llegó Paula al trote y le dio el testigo a Rosa que siguió al mismo ritmo que ella. Yo ya había avanzado bastantes metros cuando Brayan llegó a mi lado.

- Vamos pequeñín a ver de que eres capaz. - Conforme lo dijo salió disparado hacia adelante.

- Oh, lo vas a ver cabrón. - Di un sprint y llegué a su altura.

Quedaban pocos metros tenía que adelantarlo como fuese. Oí a mi grupo apoyarme, no podía decepcionarlos, sobre todo... a ella. Corrí con tanta intensidad que pensé que se me iba a desmontar la pierna. Conseguí adelantar a Brayan y darle el relevo a Marina. Salió disparada a una velocidad increíble. Medio segundo después llegó Brayan con cara de enojo y le lanzó el relevo a Isma que se propulsó hacia delante pero sin ser capaz de alcanzar a Marina. Era increíble, hubiera jurado que no había nadie más rápido que Isma. Vi llegar a Esther agotada por el esfuerzo y darle el relevo a Abel. Más tarde Rosa llegó cansada aunque había ido trotando y le dio el relevo a Rocío, otra que no hacía nada. Marina llegó enseguida y unos segundos después de ella Isma que le dió el testigo a Ruth guiñándole un ojo, ella rió nerviosa y salió a la carrera. Un segundo después Abel llegó y le dio el relevo a Lucy, no se atrevían a mirarse a los ojos. Ángela llevaba mucha ventaja pero al segundo Lucy la igualó. Corrieron a toda mecha, Ruth e Irene no las alcanzarían nunca. Entonces Eloy gritó:

- ¡Besuguita, recuerda lo que me has dicho antes!

Al oír esto Ángela alcanzó una velocidad vertiginosa llegó al punto de salida y tiró el relevo. Tras esto se lanzó a los brazos de Eloy y se fundieron en un beso. Cuando se despegó de su amado, al menos así lo llamaba yo, abrazó a Lucy, eran muy buenas amigas

- Hacen muy buena pareja esos dos, ojalá yo encontrase a alguien con el que pudiese estar así. - Me dijo Marina mientras me guiñaba un ojo. 

Llegaron después Ruth y cincos segundos después Irene.

Don Ivansio se levantó de la silla y comenzó a hablar.

- Bien, los primeros han sido el grupo cuatro, los segundos el grupo uno, los terceros el grupo dos y las últimas el grupo tres. - Hizo una pausa. - Del grupo uno tenéis todos un notable menos Lucía, ella tiene un sobresaliente. Del grupo dos todos tenéis un sobresaliente menos Ruth, tú tienes un notable. Del grupo tres tenéis todas un bien. - Se notaba que don Ivansio tenía preferencia por las chicas. - Por último el grupo cuatro, tenéis un sobresaliente todos.

- Bueno Eloysito se ve que por tu chica haces lo que sea. - Dije riéndome.

- Y tú por la tuya cabrón. - Obviamente se refería a Marina.

- No es mi chica y lo sabes. - Contesté cortante.

- Eso dímelo dentro de un par de semanas. - Se fue riéndose.

Yo sabía que no iba a tener oportunidades con una chica así, era imposible.

Fuimos a la siguiente clase, matemáticas. Fue bastante aburrida, estuve todo el rato hablando con Ángela y Eloy por el whatsapp. Más tarde tuvimos inglés, una de las asignaturas que más odio, lo suelo pasar fatal cuando me pregunta algo la profesora. Tras eso fuimos al recreo, no sentamos en el banco de siempre con Alex, Esther, Abel y Lucy. Estuvimos hablando de la prueba de esta mañana. Eloy me sacó de la conversación con un codazo y me señaló con la mirada al frente. Allí estaba Marina, sola. 

- ¿Qué pasa? - Pregunté confundido.

- ¿Cómo que qué pasa? Está sola tío, dile que se venga con nosotros.

- Ni de coña voy a hacer el ridículo de una forma bastante épica.

- Tío, te ha dado un beso en la mejilla a solo cinco minutos de conocerte, no vas a hacer el ridículo.

Me dio un empujón y me indicó que fuera.

- Cabrón. - Le dije simplemente.

Me dirigí hacia donde ella. Estaba sentada, con las piernas cruzadas mirando el infinito. Nada más verme sonrió.

- Hola majo. - Dijo en cuanto llegué al banco.

- Hola... verás he visto que estabas sola... y bueno, quería decirte que si quieres puedes venir con nosotros. - Balbucee.

- Claro, por qué no.

Fuimos juntos al banco, pero había algo raro. Todos se había movido y habían dejado dos sitios libres y nos miraban con malicia.

- Sois unos cabrones. - Dije solamente moviendo los labios

Marina y yo nos sentamos pero no se si sería fortuito o preparado los asientos que nos habían dejado eran muy estrechos así que nos vimos obligados a pegarnos para caber en él.

- Bueno tú ya me conoces. - Dije amablemente. - Él que tiene cara de retrasado es Eloy, la chica que está con él Ángela, el que parece que tiene trece años es Abel, y ellas son Lucy, Esther y Alex.

- Hola chicos, encantada, soy Marina. - Dijo con esa hermosa sonrisa en su rostro.

- Cariño mío tu sabes que tendré cara de retrasado pero es la cara que te vuelve loco. - Dijo Eloy con voz burlona.

- Sí loco por pegarte un puño orco de mierda. - Dije riéndome.

- En fin, cambiando de tema. ¿Por qué has venido a vivir aquí Marina? - Dijo Ángela con una sonrisa.

- A mi padre le han ofrecido trabajo aquí, llegué hace unos días.

- ¿De qué trabaja tu padre? - Preguntó Abel.

- Es comerciante de armas. - Contestó Marina.

- Guau, ¿y te ha enseñado a usar alguna? - Le soltó Esther.

- Sí, aunque prefiero el cuerpo a cuerpo. Me enseña a hacer taekwondo.

Sonó el timbre iba a ir directo a clase, pero Marina me cogió del brazo.

- Espera, os quiero decir algo. - Me guiñó un ojo y continuó. - Mañana voy a hacer una fiesta en mi casa porque mi padre sale de cena hasta tarde, estáis todos invitados, es a las doce y media.

- Yo no puedo he quedado... con una amiga. - Dijo Lucy aunque sabíamos que esa "amiga" era Abel.

- Yo tampoco estoy cuidando de mi hermano. - Dijo Abel intentando mostrar seguridad, aunque no colaba.

- Nosotras tampoco. - Dijeron Alex y Esther.

Eloy estaba a punto que decir que no, lo veía en su mirada, quería tener el día a solas con Ángela, al fin y al cabo era su aniversario.

- Nosotros iremos. - Dijo Ángela antes de que Eloy pudiese decir una palabra.

- Claro, por qué no. - Comentó Eloy no muy convencido.

- Faltas tu pichón. - Me instó Ángela. Todas las miradas se centraron en mi.

Iba a decir que no pero Marina me miraba de una forma extraña. Parecía que quería que fuese.

- Está bien, iré. No me voy a quedar solo en casa. Si Eloy sale tendré que salir yo.

- Bien, me alegro de que vengáis. - Dijo Marina con esa sonrisa suya que me hipnotizaba.

Se fueron todos, yo quería irme pero ella aún me tenía agarrado. Me dio un beso en la mejilla y me susurró al oído.

- Gracias. - Y conforme lo dijo se adentró a la puerta que daba a la clase.

Yo me quedé de pie, sumergido en mis pensamientos y preguntándome, por qué las cosas habían cambiado de la noche a la mañana.





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