Capitulo 33 - La trampa

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Tenía muchísima hambre, eso de tener el metabolismo acelerado hacía que tuviese que empacharme a diario.
Fui a la cafetería y me quede a esperar a Eloy, al fin y al cabo me debía el desayuno. Llegó escasos segundos después de mi, sacó la cartera y me hizo un gesto para que eligiese. Obviamente tenía que aprovechar el momento, así que cogí croissants, coulants de chocolate, café y un poquito de fiambre. Eloy comenzó a sudar tinta, obviamente me había pasado con el menú. No me salía ser tan cabrón así que saqué mi cartera y pagué la mitad.

- Menos mal coño, me ibas a dejar tiritando. - Respiró aliviado.

- No me sale ser así, eso se le da mejor a esa momia. - Reí.

- Hablando de eso, la has dejado en la mierda, no te tocará los huevos en un tiempo. - Dijo alegre.

- Sí, tío es lo que te he dicho, Kaos es muy jefe.

Sinceramente mi admiración hacia el demonio cada día crecía más.
Nos sentamos en nuestro sitio de siempre con nuestros amigos, sólo faltaba una persona: Lucy.
No estaba por ningún lado, pero no perdimos el tiempo en buscarla, preferíamos apurar el desayuno, nos quedaban cinco horas de clase por delante.
Marina se sentó a mi lado pegándose bastante a mí.
Estuvimos hablando de las vacaciones, lo que habíamos hecho y a donde habíamos ido. Alex y Abel habían ido a hacer ski en los Pirineos, y Esther había estado con su familia todas las Navidades. Obviamente no podíamos decir que habíamos estado entrenando para matar demonios y salvar el universo, así que tuvimos que inventarnos que simplemente nos habíamos quedado en la ciudad sin hacer nada fuera de lo normal.

Sonó el timbre y volvimos a nuestra clase, nos tocaba biología, al menos esa asignatura se me daba genial. Eloy me agarró del brazo para retrasarme y me hizo una mirada que sabía perfectamente lo que quería decir, luego teníamos que hablar de Lucy.

Se me pasaron las horas siguientes como si nada, al menos me entretenían las asignaturas como biología o mates, sí me gustan las mates, soy demasiado rarito.

Fuimos al recreo y de nuevo, Lucy no dio señales de vida. Eloy me hizo un gesto para que nos alejáramos del grupo y fuimos a un sitio que siempre estaba desalojado: la puta biblioteca.

- A ver, ¿cómo cojones te puedes explicar el puto cambio de Lucy? - Preguntó mi amigo.

- Ni puta idea, será sólo un arrebato de rebeldía, aunque claro... a mí ha intentado follarme. - Dije con seriedad.

- Joder sí que es grave el asunto. Tenemos que hacer algo, quién sabe, a lo mejor está poseída y todo. - Respondió preocupado.

Esa idea aunque me espantaba era la que más me encajaba. Que estuviese poseída explicaría ese cambio de personalidad tan radical, eso sí, significaría que estaba sentenciada a muerte pasase lo que pasase.

- Si eso es así tenemos que hacer algo, y pronto. - Contesté con seriedad.

- Muy bien, a la salida hablaremos con Ángela y Marina, tiene que estar informado todo el equipo.

Eloy tenía razón pero me parecía una tontería avisarlas sabiendo que eran sólo especulaciones.

- Tengo una idea mejor, la seguiremos a la salida y veremos a dónde va. Si está poseída por uno de los Cinco, se reunirá con los tres restantes, incluso puede que nos lleve a saber dónde se esconde Mesistófeles.

Eloy frunció el ceño y se mordió el nudillo de su dedo índice, hacía eso cada vez que pensaba. Paso un rato en silencio hasta que volvió a hablar.

- Está bien, conforme suene el timbre a última hora iremos tras ella. - Dijo sin levantar la vista del suelo.

- Tenemos que tener cuidado de que no nos pille, Lucy siempre ha sido demasiado lista. - Respondí pensativo.

- Vale, tendremos que estar al menos a diez pasos de distancia.

Sonó el timbre que nos indicaba que el recreo se había acabado. Nos dispusimos a entrar pero vimos que Lucy no lo hacía, si no que salía del recinto. Eloy y yo nos miramos a la vez, sabíamos lo que significaba esto: El plan se ponía en marcha antes de lo previsto.

Nos pusimos la capucha de nuestra sudadera y esperamos a que estuviese a la distancia que habíamos acordado. La seguimos durante media hora y parecía que no iba a ningún lado. Al final llegamos al parque de la otra vez y se metió en ese callejón, aquel en el que maté a Pesadilla y a Iván, bueno, dudo que ese siguiese siendo el profesor de educación física que conocía. Le hice un gesto a Eloy de que se frenase y me asomé, pero no había nadie. Entramos con sigilo pero no encontramos nada, era como si se hubiese evaporado. De repente un escalofrío me recorrió, me giré y miré a mi amigo, estaba a punto de atravesarle un cuchillo arrojadizo. Lo veía todo a cámara lenta, había entrado en el nivel uno del Modo Kaos de forma inconsciente. Empujé a Eloy que se llevó un ligero corte en el hombro. Nos incorporamos y miramos a nuestros agresores, tenían la piel rojiza que sólo se podía apreciar en sus manos, ya que iban con pañuelos que les tapaban la cara, y además tenían gorras y gafas de sol. Les miramos atentamente y todos poseían armas: navajas, bates, puños americanos... Eran cómo la típica banda de matones, sólo que a diferencia de todas las demás, esta estaba llena de integrantes poseídos. No había rastro de la fugitiva pero algo estaba claro, nos había llevado de cabeza a una trampa.

- Mierda... - Susurró Eloy.

- Estos hijos de puta serán pan comido. - Dije yo en contra de mi voluntad, Kaos había vuelto a hablar en mi lugar.

Los conté, eran al menos quince, no sé hasta qué punto serían de peligrosos estos tíos, pero si Kaos decía que era sencillo es que lo sería.

Eloy se llevó la mano a su sudadera y sacó dos trozos de metal de una forma muy extraña. Pulsó un mecanismo y estos se desplegaron formando unas garras similares a las suyas habituales.

- Garras de emergencia, nunca se sabe cuando puede asaltarte un escuadrón de diablillos hijos de puta, lo pondré en la teletienda, me forro fijo. - Dijo Eloy con su clásica ironía.

La verdad me sorprendía que Eloy fuese tan habilidoso, había creado unas garras de combate portátiles para casos de emergencia, era un auténtico genio.

- No tendrás una katana plegable ¿no puto cabronazo? - Reí. Sabía que la situación era para estremecerse pero el Modo Kaos me quitaba absolutamente todo el miedo.

- Tengo algo mejor. - Dijo con una sonrisa pícara.

Se metió la mano en su la parte trasera de su pantalón y sacó una pistola. Me la lanzó y la cogí al vuelo.

- Balas bañadas en agua bendita amigo. - Anunció.

Saqué el cargador y me fijé en que las balas tenían un brillo dorado. Conté cinco, era sólo una pistola de balines pero mientras atravesasen la piel me serviría.

- Bueno, pues... que empiece la fiesta. - Dije relamiéndome el labio.

Los demonios comenzaron a temblar, no sabían con quien se habían metido.

Kaos (#Wattys2017)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora