Capitulo 29 - Enamorado

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Al abrir el horno salió un olor nauseabundo a piel quemada, me dieron verdaderas ganas de vomitar. Cogimos bolsas de basura, metimos los cadáveres y lo llevamos a la furgoneta.

- Eloy y yo llevaremos los cuerpos al lugar de la otra vez y los enterraremos. - Anunció Ángela.

- Mmm ¿Eso cuándo se ha decidido? No me has preguntado si quiera si quiero ir. - Respondió.

Ella le dedicó una mirada asesina y él solo se limitó a encogerse de hombros.

- Está bien señorita Rottenmeier, pero sólo voy porque me lo pides de una forma tan educada y amable. - Dijo irónico.

Subieron al coche y salieron en dirección al lugar donde enterramos a Iván. Me di la vuelta y fui directo al dormitorio, estaba cansado después del entrenamiento, había perdido forma. Al llegar abrí la puerta y me senté en la cama. Iba a tumbarme cuando Marina entró por la puerta. No dijo nada, sólo se sentó a mi lado y apoyó su cabeza en mi hombro. Marina fue cogiéndome poco a poco la mano y yo la respondí cogiéndola por la cintura. Ella sonrió y no pude resistirme a mirar sus ojos, sus preciosos ojos en los que me perdía por toda una eternidad. Sin saber como, comenzamos a besarnos. Ella se sentó encima mía y yo la agarré de los muslos. Fui tumbándome lentamente. Empezó a quitarse el sujetador, pero un dolor inmenso en mi pecho me hizo gritar. Me miró asustada y comenzó a buscar algo. Miré mi pecho, estaba iluminado, pero lo más sorprendente era que las vendas que lo cubrían habían empezado a arder hasta dejar la marca al descubierto. Ya sabía lo que pasaba, el segundo sello estaba desapareciendo. Marina abrió el botiquín y sacó una botella.

- ¡Bebe! - Gritó.

Obedecí. Al instante noté como el dolor menguaba, eran Aguas del Edén. El dolor acabó desapareciendo y la marca dejó de brillar emitiendo un humo negro. Miré y efectivamente el segundo sello había desaparecido, el nivel dos por fin estaba a mi disposición.

- ¿Estás bien? - Preguntó Marina preocupada.

- Sí, al menos eso creo. - Respondí.

Ella pasó su mano por mi pecho hasta llegar a la marca. Hacía solo unos segundos esa maldita marca me estaba generando un dolor insoportable, pero ahora era sólo una cicatriz. Al ver que no mostraba señales de queja sonrió y comenzó a bajar su mano lentamente acariciándome hasta llegar a mi pantalón. Desabrochó el cinturón y me bajó los pantalones. No me quedé parado, le quité el sujetador y dejé al descubierto sus pechos. Ella comenzó a subir y bajar lentamente, era una explosión de excitación descontrolada completamente distinta a la otra vez, ahora estaba más relajado y fue todo menos... forzado. Sinceramente para mí, mi verdadera primera vez fue aquella, fue todo más natural y sobre todo lo hacíamos ambos de forma completamente voluntaria.

Al acabar, había agotado las pocas fuerzas que me quedaban tras el entrenamiento, así que en contra de mi voluntad, me dejé vencer por el sueño.

Estaba en la misma sala de la otra vez. Kaos estaba en frente mía, pero a diferencia de la otra vez se le veía contento.

- Hey, que polvazo has echado ¿no?

- En serio, me das puto miedo. Me siento como cuando de pequeño tenía miedo a hacerme pajas porque me decían que Dios me observaba. - Reí.

- Nah no es para tanto. - Respondió con su tono irónico de siempre.

- Bueno, al menos estas de mejor humor.

- Nada que una siestecita no pueda arreglar. - Contestó desperezándose.

Comenzamos a reír. Aunque me costaba admitirlo Kaos había llegado a convertirse en mi amigo, un amigo que ve hasta cuando estoy cagando, pero al fin y al cabo un amigo.

- Por lo que veo ya se ha liberado el segundo sello. - Dijo.

- Sí, pero soy yo quién sufre el dolor siempre que desaparece uno. - Me quejé.

- ¿Qué te crees que me ha despertado? No eres el único que nota los efectos de la desaparición de un sello. - Respondió tajantemente.

- No lo sabía. - Contesté en voz baja.

- No sabes muchas cosas pedazo de mierda seca. Por cierto prepárate, te despertarás dentro de poco. - Avisó.

- Pero si sólo llevo aquí cinco minutos. - Repliqué.

- Aquí el tiempo trascurre mucho más deprisa, es cómo cuando estas soñando. Los sueños comienzan cinco minutos antes de despertarnos, por eso parecen que duran todo el tiempo que estas dormido, aquí ocurre exactamente lo mismo, solo que para salir de aquí tienes que volverte a dormir.

- ¿Y cómo hago es...?

No me dio tiempo a preguntar, Kaos me asestó un golpe certero en la nuca y caí al suelo.

Volví a despertar en la cama, con Marina dormida sobre mi pecho, pude ver que sonreía. Me encantaba ver su sonrisa, en realidad toda ella me encantaba. Un momento, cosquilleo en el estómago, me encantaba estar con ella, no la veía ni un sólo defecto... Estaba enamorado. Llevaba mucho tiempo enamorado de ella, ¡y no lo sabía! Sinceramente era algo evidente, pero así somos los hombres, lo evidente lo pasamos por alto, aunque... ¿Y si lo sabía pero no había querido admitirlo hasta ese preciso instante? Daba igual, en cualquier caso estaba enamorado de ella, y eso era lo único importante.

Kaos (#Wattys2017)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora