Estuve mirando al techo durante horas, me aburría sí, pero estaba con ella y la verdad eso me hacía estar a gusto. Noté como Marina metía la mano por debajo de mi camiseta y subía lentamente hasta llegar a mi pecho. Volvió a dibujar esa preciosa sonrisa en su rostro y no me pude resistir a besarla. Acaricié su cuerpo, joder la quería muchísimo. Después de tanto tiempo por fin tenía un momento "normal", un momento en el que no tenía que ser especial por ningún motivo, ni tenía que pensar en ángeles, demonios o salvar el mundo. Estábamos ella y yo, eso era lo único importante.
- ¿Interrumpimos algo? - Preguntó Ángela.
Estábamos tan absortos en nosotros mismos que no nos habíamos dado cuenta de que ya habían llegado de enterrar los cuerpos. Eloy estaba apoyado en la pared, sin mirarnos, con los brazos cruzados y una expresión de enfado.
- No, no para nada. - Respondió Marina.
- Marina ven, tengo que decirte algo. - Dijo Ángela secamente.
Ella solo asintió con la cabeza y la siguió fuera de la habitación. Mientras tanto Eloy seguía sin prestarme atención, parecía que estaba enfadado conmigo por alguna razón.
- Eloy, ¿se puede saber qué cojones te pasa? - Pregunté confundido.
- Nada tío, déjame. - Contestó.
Me levanté de la cama y me puse en frente suya, le conocía lo suficiente para saber que algo le pasaba conmigo.
- He dicho, que me digas qué mierdas te pasa. - Dije con seriedad mirándole fijamente a los ojos.
- Como si no lo supieses.
- Tío, si te lo pregunto será por que no lo sé. - Le insté.
Él suspiró y bajó la cabeza. Volvió a mirarme, pero esta vez no era una mirada de enfado, sino de tristeza.
- No entiendo... cómo has sido capaz de perdonarlas. - Acabó diciendo.
- ¿Perdonarlas por qué? No nos han hecho nada malo.
- Claro, habernos mentido y fingir que nos querían no es malo ¿verdad? - Respondió con sarcasmo en su voz.
- Tío, sabes de sobra por qué lo hicieron, además no creo que nos mintiesen sobre ese tema...
- ¡¿Cómo que no?!¡Fueron nuestras putas novias y no fue precisamente por que les importásemos! - Gritó.
- Debían hacerlo, este es el destino que nos ha tocado. - Contesté con tranquilidad, no quería que la discusión subiese de tono.
- ¡Llevo desde críos enamorado de Ángela y un puto año saliendo con ella!¡¿Me vas a decir que no tengo derecho a estar cabreado con ella?!
- Pues no, no tienes. - Dije con seriedad.
- ¡¿Ah sí?! ¡¿Y eso por qué?! - Preguntó cabreado.
- ¡Porque Ángela es un puto ángel y los ángeles no tienen sentimientos! - Grité.
Eloy alzó las cejas y se sentó de golpe en una silla, había sido un golpe demasiado duro para él. Me agaché para quedar a su altura y le puse la mano en el hombro.
- Mira tío, yo sólo sé una cosa. Quiero a Marina, y creo que si te lo propones, puedes traer a la Ángela que conocimos. Puede que en el fondo sí que tenga sentimientos pero... que haya que activarlos de alguna manera. - Dije intentando consolarlo.
Vi cómo una pequeña lágrima rodaba por su mejilla. Le abracé, me destrozaba verle así.
- Tío la.... la sigo queriendo. - Dijo en voz baja.
Cogí su cabeza con las dos manos y le forcé a mirarme.
- Pues si eso es cierto, haz todo lo que sea posible para que vuelva a ser como antes.
- Gracias... hermano. - Respondió secándose las lágrimas.
Nos levantamos y salimos de la habitación. Recorrimos el largo pasillo iluminado por antorchas hasta llegar a la Sala de Entrenamiento. En ese momento algo me vino a la mente.
- Oye Eloy antes me he percatado de algo.
- ¿De qué? - Preguntó.
- Me he dado cuenta que en una sola semana, no sólo has mejorado tu estilo de lucha, sino que has desarrollado muchísimo tu musculatura. ¿Cómo coño lo has hecho?
Eloy se metió la mano en el bolsillo y sacó un frasquito con un líquido dorado.
- Con esto. - Dijo señalando aquel frasquito.
- ¿Qué cojones es eso?¿Un dopaje?
- Algo así. Es extracto del Fruto Prohibido del Edén.
- ¿Pero qué coño...?¿En serio? - Pregunté confundido.
- Sí, tengo que tomar una dosis diaria, si no estaré más débil todavía que cuando no lo tomaba. Es una especie de droga, cuando tengo el mono me debilito, suele ocurrirme por las mañanas.
- Pero tío, ¿en serio tienes que tomar esa mierda?¿Por qué no entrenas y ya?
- Habló el que tiene el metabolismo acelerado gracias a un puto demonio. Gracias a esto estoy a tu nivel cuando no tienes el Modo Kaos activo, es más, podría hacer frente a tu nivel uno. - Dijo orgulloso.
Esto me sorprendió. Si lo que decía era cierto esto podía ayudarnos muchísimo en cuanto a los entrenamientos.
- Sólo hay un pequeño inconveniente. Al ser el Fruto Prohibido del Edén, al tomarlo tengo automáticamente el Pecado Original, es decir que si muero sin haberme bautizado antes y sigo teniendo residuos de esta mierda en la sangre, Satán tendrá a otro pequeño demonio en sus filas. - Explicó.
En ese momento se me quitó de la cabeza la idea de tomar eso. Bastante tenía ya con ser poseído por un demonio, no quería convertirme en uno.
Seguimos andando hasta llegar a la Sala de Preparación. La puerta estaba entreabierta y se oía a alguien llorar. Eloy y yo nos asomamos y vimos que era Marina. Iba a entrar pero Eloy me puso la mano en el pecho para pararme y me hizo un gesto para que escuchara.
- Marina, sabes que llevo razón. - Dijo Ángela con seriedad.
- Lo sé... pero no puedo hacerlo. - Respondió entre sollozos.
- Si no lo haces sufrirás más y comprometerás nuestra misión.
- No pienso apagar mi humanidad así como así, para ti fue muy fácil hacerlo el día que se lo contamos todo a esos dos, pero yo no puedo hacerlo.
- Marina, desde el primer día que le conociste sabías que no iba a sobrevivir, ningún Alma Inmortal lo ha hecho en veinte siglos. Me costó aceptarlo pero sabía que si no apagaba mi humanidad no lo soportaría.
- Pero... le quiero. - Respondió en voz baja.
- Marina, ya hemos pasado por esta situación antes, ¿recuerdas lo que ocurrió con Finnick?
- Claro... claro que lo recuerdo, por eso le quiero, es su viva imagen. - Contestó sollozando.
- Asúmelo ya, si no lo joderás todo, debe cumplir su destino, ya conoces la profecía.
- O muere salvándonos o muere destruyéndonos, lo sé. - Dijo Marina con tristeza.
- Sí, y esta vez no es uno solo, son dos. - Continuó Ángela.
- Por eso lo digo, puede que uno se salve, que él se salve...
- O puede que mueran los dos, el uno contra el otro. - La interrumpió.
Eloy y yo nos miramos, él estaba tan sorprendido como yo. Empujamos la puerta y entramos con seguridad.
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Kaos (#Wattys2017)
Teen Fiction¿Qué ocurriría si a un chico huérfano de quince años le metieran el alma del demonio más loco y despiadado de todos los tiempos sólo para salvar los tres planos? O al menos ese es el motivo que él cree...