- ¡Hey Sergi, a levantarse!
- Vamos mamá un ratito más.
- ¿Acaso no te acuerdas cielo? Hoy vas a Getafe para pasar una semana con Eloy, tienes que coger el tren en media hora.
Me levanté de un salto, fui corriendo a la cocina, me preparé unos cereales con leche y los metí en el microondas. Mientras se calentaban, empecé a cambiarme de ropa. Me puse mi sudadera negra favorita unos vaqueros y unas deportivas y fui disparado a engullir mi desayuno. Vi a mi padre en pijama con una taza de café en la mano y cara de sueño.
- Buenos días hijo. - Dijo entre bostezos.
- Buenofff diaff papá. - Respondí con la boca llena de cereales.
- Hijo relájate, te vas a atragantar. - Comentó mi padre riendo.
Tragué los cereales y fui a coger la maleta, mientras papá fue a ponerse un chándal y a despedirse de mamá.
- Bueno cariño, ahora vuelvo. - Dijo mientras le daba un beso en la mejilla.
- Venga date prisa, el tren sale en diez minutos. - Contestó.
Se acercó a mí y me abrazó.
- Pásatelo bien cielo. - Dijo con una sonrisa.
- Gracias mamá. - Respondí dándole un abrazo.
Salimos por la puerta y corrí al coche, no quería llegar tarde. A los cinco minutos estábamos en la estación, suerte que no había mucho tráfico. Bajé del coche y fui corriendo hacía la estación, el tren estaba esperando a los pasajeros.
- Bueno campeón, pásatelo bien. - Dijo mi padre sonriendo mientras me daba mi maleta.
- Vale papá, nos vemos. - Cogí mi maleta y entré al tren.
No estaba muy lleno, era un viaje a primera hora así que iba a poder echarme una siesta durante el camino sin que me molestasen. Me recosté en la ventana y dejé que el sueño me envolviera.
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- Chist, chist, despierta.
- Que cojones.
Había vuelto a soñar con mis padres, últimamente me pasaba mucho. Abrí los ojos lentamente y vi a Eloy mirándome con cara de sueño.
- Venga maricona, vamos a llegar tarde y encima hoy tenemos a primera con don Ivansio.
- Joder Eloy, relaja las tetas, vamos bien de tiem.... - Miré el reloj, quedaban diez minutos para que saliera el autobús.
- ¿Decías?
Salimos corriendo a cambiarnos. Terminamos casi al mismo tiempo y fuimos directos a desayunar. Cogimos unas tostadas y nos las llevamos por el camino. Comimos a toda prisa mientras corríamos hacia la parada, el bus llegaría en cualquier momento. Llegamos exhaustos pero conseguimos cogerlo a tiempo. Ángela nos esperaba con la cabeza apoyada en la ventana y los ojos cerrados. Si no fuera porque nos sonrió al acercarnos hubiese jurado que estaba dormida.
- Hoy casi tenéis que iros a pata eh. - Dijo en tono de regañina.
- Al menos lo hemos cogido, yo ya me estaba planteando dejar a Sergi dormido. - Comentó Eloy riendo.
- Cabrón. - Dije secamente.
- Yo también te quiero. - Respondió en tono burlón.
Nos sentamos en el sitio de siempre y nos recostamos, queríamos descansar un poco antes de la hora de educación física. Al cuarto de hora ya estábamos en nuestro destino. Bajamos y fuimos directos al gimnasio. En la puerta estaba Marina hablando con Alex y Esther, y en un rincón alejado estaban Abel y Lucy, pudimos ver como le acariciaba la cara y la chica cerraba sus ojos color esmeralda y se sonrojaba. Cuando entramos las tres chicas vinieron a recibirnos.
- Queríamos felicitaros, ayer no pudimos veros y queríamos daros algo. - Dijeron Alex y Esther.
Nos dieron una bolsa a cada uno. La mía tenía una chaqueta negra de AC/DC y la de Eloy una sudadera roja en la que ponía Fuma con un leopardo blanco que tenía un porro en la boca, a Eloy le encantaban esas mierdas.
- Joder, muchas gracias. - Dijo Eloy.
- Sí, están muy bien. - Seguí.
- Los regalos son también de Lucy y Abel, pero están a lo suyo. - Comentó Esther.
- Sí, últimamente están muy cariñosos. - Rio Alex.
De repente todo el mundo se calló. Vimos a entrar a una chica de unos veinticinco, era morena un poco más alta que yo y bastante guapa. Se sentó en la silla de don Ivansio y comenzó a hablar.
- Hola chicos, soy Sonia Entrada la profesora sustituta. Vuestro profesor, Iván está indispuesto y me han asignado como la profesora temporal. Ahora quiero pasar lista, así me quedo con vuestras caras.
Comenzó a nombrarnos uno por uno y cada vez que decía un nombre lo hacía con una sonrisa.
- Sergio Llamas. - Dijo.
- Presente. - Contesté.
Me repasó con la mirada y siguió nombrando. Brian también me había mirado, y con mucho odio.
Cuando terminó de pasar lista sacó una llave y fue al armario de los balones. Trajo uno de futbol y otro de baloncesto. Los tiró al suelo y se volvió a sentar.- Bueno chicos, tiempo libre.
Esta nueva profesora me gustaba cada vez más, era muy maja, no como don Ivansio. Me preguntaba qué le abría pasado. No me dio tiempo a pensar nada más, Eloy me cogió del brazo y me llevó con él.
- ¿Dónde vamos? - Pregunté.
- A entrenar. - Dijo secamente.
Fuimos hacia la zona donde don Ivansio guardaba las pesas y cogimos cuatro de veinte kilos. Empezamos a hacer series de quince en cada brazo con movimiento perfecto. Cuando acabó la hora habíamos hecho cuatro series y teníamos los brazos agarrotados. Salimos del gimnasio y fuimos a la siguiente clase.
Fue un día aburrido como otro cualquiera, la verdad estaba deseando liberar el primer sello para que mi vida fuese más interesante, por suerte ya quedaba poco, según Kaos el primer sello se liberaría en cinco días. De verdad quería probar mis nuevos poderes, pero el demonio me quitaba la ilusión.- No te emociones tanto, que liberes el primer sello no es del todo bueno.
- ¿Por qué?
- Como te dije conforme se liberen los sellos tu poder crecerá, pero esto tiene un inconveniente. Todos mis huéspedes conforme han ido liberando los sellos han ido perdiendo la cordura, esto se debe que cuanto más avanza el Modo Kaos, más debo disponer de tu capacidad cerebral, y esto la daña. Usarlo en exceso puede volverte loco, por lo que no es bueno abusar de él.
- Joder, ya decía yo que era demasiado bonito todo.
- Además retraso, cuanto más loco te vuelvas, más llamarás la atención y no nos interesa eso, Mesistófeles mandará a mis hermanos a buscaros cuando descubra quienes sois.
- Ostias, qué bien ¿no?
- Ya ves mierda seca, de verdad creía que los humanos erais más inteligentes.
- Y yo que los demonios no existían, como ves ambos nos equivocábamos.
Si Kaos llevaba razón, iba a tener que entrenar aún más duro para mejorar mis capacidades, no sabía cuando iban a venir los problemas y debía estar preparado para ello.
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Kaos (#Wattys2017)
Novela Juvenil¿Qué ocurriría si a un chico huérfano de quince años le metieran el alma del demonio más loco y despiadado de todos los tiempos sólo para salvar los tres planos? O al menos ese es el motivo que él cree...