No tenía ganas de nada, sólo de pensar que esto era una pesadilla, una mala pesadilla de la que me despertaria, que nunca hubo ningún demonio, ningunas guardianas, ningún hermano, nada. Que me despertaría y todo volvería a ser como antes, que probablemente Marina estuviese muy lejos de mi alcance y en realidad, había soñado todo eso para no admitirlo, y sobretodo, que Ángela y Eloy seguían juntos, nada habría cambiado entre nosotros y seguiríamos siendo unos simples chicos de quince años con vidas normales.
Pero no, todo esto era muy real, no iba a despertar jamás, porque no había nada de qué despertarse. Estaba al borde del llanto, y esta vez no iba a haber nadie que me consolase, estaba sólo en esta habitación cagándome en todo, hasta que de repente me pudo el sueño y caí rendido.
De nuevo estaba en aquella sala, y Kaos me miraba, no, más bien me analizaba, analizaba mi expresión, mi ira, y sonrió, pero no de su forma habitual, si no como lo hacía una persona que sentía empatía por otra.
- Veo que el cambio de acontecimientos no te ha gustado nada. - Dijo con una amabilidad extraña en él.
- Pues no gilipollas ¿cómo me va a gustar que se tiren a mi novia? - Pregunté cabreado.
Kaos se acercó a mí, me puso una mano en el hombro y me miró.
- Mira, como decís los mortales, más sabe el diablo por viejo, que por diablo, y amigo mío, yo soy las dos cosas y desde hace muchísimo tiempo, y gracias a mi experiencia puedo decirte algo.
Tragó saliva y me miró con la misma mirada que te mira un amigo.
- Hay veces que el fin justifica los medios.
Tras decir esto me dio un golpe en la nuca y me desmayé.
Desperté tumbado en la cama, sólo habían pasado quince minutos, y esto me hizo pensar. Esta vez no había visto a Kaos porque me hubiese dormido, esta vez me había llamado, por eso había dormido tan poco tiempo.
Lo que me había dicho me dejó confuso y sobre todo su forma de hacerlo, Kaos nunca había sido amable, siempre había tenido una forma de ser sarcástica, y sobre todo, no se tomaba casi nada con seriedad. En cambio esta vez el demonio me había tratado como su igual, cómo su amigo.
Me quedé horas pensando en ello, claramente me quería decir que si el plan se cumplía daba igual cómo se tuviese que realizar, pero seguía sin gustarme la idea de que mi mejor amigo, mi hermano, se acostase con mi novia, por mucho que fuese para matar a uno de los demonios.
Ángela entró en mi habitación y me sacó de mis pensamientos.
- Marina ha despertado. - Dijo sin mostrar de nuevo ninguna emoción.
- De acuerdo. - Respondí imitándola.
Salió de la habitación y tras ella fui yo. La seguí por los pasadizos del cuartel hasta llegar al dormitorio de Marina.
Estaba tumbada en la cama, con una manta, y respiraba de forma muy débil. Me senté en el costado de la cama y le di un beso en la frente.
- Hey, ¿cómo te encuentras? - Pregunté finginedo una sonrisa.
- Bien, solo estoy un poco... cansada. - Respondió devolviéndome la sonrisa, que al igual que la mía era completamente fingida ya que ninguno estaba feliz en ese momento.
- De acuerdo, si necesitas algo avísame, al fin y al cabo esta vez me toca cuidarte.
- Gracias. - Dijo con una sonrisa, esta vez, verdadera.
- Pues que no descanse mucho, el efecto de la sangre que os hemos puesto sólo dura cuarenta y ocho horas. - Intervino Ángela.
- Estaré perfectamente Ángela, tranquila. - Respondió.
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Kaos (#Wattys2017)
Novela Juvenil¿Qué ocurriría si a un chico huérfano de quince años le metieran el alma del demonio más loco y despiadado de todos los tiempos sólo para salvar los tres planos? O al menos ese es el motivo que él cree...