Ya habían pasado dos semanas desde que descubrimos la verdad, teníamos que volver a la rutina del instituto, quedar con nuestros amigos... Vamos lo que viene a ser llevar una vida de adolescentes normales y corrientes, no unos que matan demonios y consiguen que el Universo no haga "boom". Llegamos a clase y nos sentamos en nuestros sitios de siempre, en la última fila con Eloy delante mía y Ángela a su derecha, era nuestra formación perfecta para copiar en los exámenes, aunque aún faltaba Lucy que se sentaba a mi derecha. Al rato llegaron Abel, Esther y Alex, ellos también habían desarrollado su forma perfecta para copiar. Más tarde llegó Marina que me saludó con una tímida sonrisa y se sentó a mi izquierda. Teníamos historia con una profesora un poquito.... cómo decirlo.... hija de puta. Nos interesaba llegar pronto si no queríamos llevarnos una bronca. La siempre malhumorada profesora entró por la puerta con su cara avinagrada, saludó con su escueto y asqueroso "buenos días" y se sentó en su mesa. Después sacó su antiquísimo portátil y comenzó a teclear para buscar la lista de alumnos. Comencé a rezar para que Lucy llegase a tiempo, lo bueno era que era de las últimas de la lista. Fue nombrando a mis compañeros y conforme se iba acercando a su nombre yo me iba poniendo más nervioso. Al final ocurrió lo inevitable.
- Lucía Viñedo.
Nadie respondió. La profesora comenzó a buscarla entre los alumnos, pero no la encontró. Se detuvo ante mí y me miró fijamente.
- Llamas, ¿sabe donde está Viñedo?
De verdad, siempre he odiado que me hablen de "usted", aún así oculté mi desagrado y respondí lo más amablemente posible.
- Para serle sincero, no tengo ni idea, puede que se haya retrasado, o quizá está enferma...
No había terminado de decir la frase cuando Lucy, como si de un huracán se tratase, entrara en clase como si nada. Estaba muy cambiada, llevaba unos pantalones rotos y una camiseta con una chaqueta encima que le dejaban el ombligo al descubierto. Iba excesivamente maquillada, con un pintalabios rojo intenso y una sombra de ojos bastante fuerte, a parte del rímel. Pero lo que más me impactó fue su forma de actuar, había entrado como si nada sabiendo que teníamos clase con esa momia. Tiró su mochila sobre su pupitre y se sentó dejando los pies sobre la mesa. La amargada mujer la miró con odio y se cruzó de brazos.
- Viñedo, ¿se puede saber qué formas son esas de llegar? - Preguntó enfadada.
- Sinceramente, no me apetecía entrar tan pronto. - Respondió sonriendo maliciosamente.
- ¿Perdón?
- ¿Qué quiere? No me apetece oír su participación en la Primera Guerra Mundial. - Contestó con su venenosa burla.
Toda la clase comenzó a reír menos yo, algo no cuadraba. Vi como la profesora se ponía roja de pura ira.
- ¡Al despacho del director! - Gritó. Hizo una pausa y me miró fijamente. - ¡Llamas acompáñala!
Lucy abrió la boca para decir algo pero yo le hice un gesto para que se cayase. La cogí del brazo y tiré de ella para sacarla de clase. No le dirigí la palabra en todo el camino, la verdad es que no tenía ganas de hablar con ella. Quedaban sólo unos metros para llegar al despacho del director, pero ella tiró de mí y entramos en el cuartillo de limpieza. Me empujó contra la pared y pasó sus labios por mi mejilla.
- Si querías quedarte a solas conmigo sólo tenías que decirlo. - Dijo con voz seductora.
Comenzó a bajar la mano lentamente e intentó cogerme la entrepierna, pero lo evité a tiempo.
- ¡¿Pero a ti que coño te pasa?! - Grité mientras la apartaba de un empujón.
- ¿Qué pasa?¿No te gusta? - Respondió con una sonrisa maliciosa.
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Kaos (#Wattys2017)
Teen Fiction¿Qué ocurriría si a un chico huérfano de quince años le metieran el alma del demonio más loco y despiadado de todos los tiempos sólo para salvar los tres planos? O al menos ese es el motivo que él cree...