Capítulo 8 - Ira

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Nos separamos. Marina me miraba fijamente con esos preciosos ojos color café. Miré el reloj, eran las once y media.

- Creo que deberíamos irnos. - Dije para romper el hielo.

- Vale. - Contestó tímidamente.

Me puse la camiseta y estuve a punto de ponerme la americana, pero pensé que era una fiesta de chicos de mi edad, no hacía falta que fuese tan arreglado. Cogí una chaqueta en su lugar y me la puse.

- Bien hecho picha brava, retiro lo de antes. - Dijo Kaos en mi cabeza.

- Cállate. - Le contesté.

Cogimos cada uno una bolsa y salimos por la puerta. Cuando llegamos a la calle cogí su mano y ella agarró la mía con fuerza. Aun así estuvimos callados todo el camino.

Cuando llegamos a su casa me quedé alucinado. Era una mansión enorme, con un jardín muy bien cuidado y una fuente.

- Vamos a preparar las cosas, son las doce. - Dijo Marina.

- Vale. - Le contesté aun con la boca abierta.

Entramos y si lo de fuera me había dejado con la boca abierta, lo de dentro me desencajó la mandíbula. Por dentro era más maravillosa aún. El suelo era de mármol, los muebles de un color beis y las paredes iban a juego. Fuimos a la cocina. Cogimos vasos de plástico y aperitivos y los llevamos al salón. Dejamos los vasos en una mesilla y los aperitivos en cuencos. Cuando terminamos nos sentamos en el sofá a esperar a los invitados. Nos miramos a los ojos y nos acercamos lentamente. Nos volvimos a besar y ella se puso encima mía. Iba a quitarse la blusa cuando sonó el timbre.

- Mierda, ya están aquí. - Dijo en voz baja mientras se incorporaba e iba hacia la puerta.

- Joder tío te vas a morir, tienes el corazón como si vinieses de correr una maratón. Has estado a puntito de hacerte un hombre. - Dijo Kaos entre risas.

Era cierto, tenía el corazón latiendo a una velocidad vertiginosa, no podía siquiera contar los latidos.

Marina abrió la puerta. Eran Eloy y Ángela cogidos de la mano.

- Pasad. - Les dijo Marina.

Entraron y fueron al salón. Cuando me vieron se quedaron extrañados.

- ¿Qué haces aquí tan pronto? - Me preguntó Eloy.

- Me encontré a Marina en la tienda cuando fui a comprar el pienso, y decidí acompañarla. - Contesté

- Pero, ¿cuándo te has cambiado? - Preguntó extrañado.

- Bueno... pues. - No quería decirle que Marina me había acompañado a casa, me resultaba incómodo. - Me fui a casa a cambiarme y luego la acompañé. - Mentí. Tuve que hacerle un gesto de que luego hablábamos, no quería contárselo delante de Marina.

- Ah, vale. - Dijo Eloy poco convencido.

Durante los siguientes quince minutos Eloy y yo estuvimos hablando mientras Marina y Ángela recibían a los invitados.

- A ver pedazo de mierda con patas cuéntame. - Dijo Eloy en voz baja.

- Verás cariño mío, cuando me encontré a Marina en la tienda me dijo que me acompañaba a casa para cambiarme. - Comencé a explicar.

- Aha.

- Cuando estábamos a mitad de camino, bueno, le dio por preguntarme si me gustaba.

- ¿En serio?¿Y qué le dijiste? - Preguntó.

- No la respondí. - Dije secamente.

- Eres gilipollas. - Respondió enfadado.

- Espera que hay más.

Kaos (#Wattys2017)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora