Seguía pensando sobre mis acciones, había sido un completo gilipollas. Fui a la furgoneta y me senté solo, Marina se acercó a abrazarme pero la rechacé, no porque estuviese enfadado con ella, sino porque no quería tener contacto con nadie en ese momento. Eloy iba al volante, su nueva forma física le hacía aparentar edad suficiente como para conducir sin llamar la atención. Iba con el ceño frucido, prestando atención a la carretera, en cambio, yo pegaba la cara al cristal mientras veía pasar el precioso paisaje. Llegamos a un descampado enorme, probablemente iba a ser una próxima zona de construcción. Bajamos de la furgo, entre Ángela y Marina nos ataron las muñecas con bridas, las mías tenían agua bendita y quemaban muchísimo, pero si no era así no quedaría realista. Cuando nos ataron Ángela se escondió en la furgo y Marina nos llevó varios metros adelante. Nos puso de rodillas y luego con un cuchillo se hizo un corte en la mano. Con su sangre dibujó un pentagrama, y en el centro, un símbolo muy extraño que me resultaba muy familiar. Después comenzó a hablar en un idioma extraño que también ententendía, y además con soltura.
Histeria, Demonio del Asesinato, ven a mi, tengo un obsequio para ti.
Lo repitió varias veces más, cada vez más alto, hasta que al final se calló.
Eloy y yo estábamos atónitos, era un idioma completamente raro, nunca habíamos oído hablarlo, y parecía ser, que yo era el único de los dos que había entendido lo que había dicho.
- ¿Qué coño ha sido eso? - Preguntó Eloy.
Marina lo miró un segundo con una mirada de indiferencia.
- La verbis diablo.
- Pero qué cojo...
Eloy no pudo terminar la frase, el pentagrama comenzó a deshacerse, y en el aire hizo una gran mancha de sangre azabache. De ella salió Lucy, bueno, más bien Histeria.
- Bueno, veo que me has llamado. - Dijo con una sonrisa malévola.
- Sí, te traigo un regalo, a ti y al amo Mesistoféles. - Dijo intentando sonar convincente.
- Hum, los dos Almas Inmortales ¿eh?
Nos dio un repaso con la mirada, sobretodo a Eloy, obviamente a él nunca lo había visto.
- Sí, he traído a los dos, pensé que a lo mejor, el amo Mesistófeles querría darle algún uso al poseído de Kaos.
- Tienes razón, los quiere a los dos con vida, en especial a este. - Respondió mirando a Eloy.
Pasó a nuestro lado y se paró delante mía. Me cogió del cuello y me acercó a su cara.
- Yo contigo no he terminado. - Dijo con una sonrisa.
Luego pasó sus labios por los míos, preferí no hacer nada, por el momento. Sin previo aviso me soltó un rodillazo en el pecho. Caí boca abajo escupiendo saliva y sangre, me había quebrado el tórax.
Miré a Marina un segundo, no mostraba signos de preocupación. Me incorporé como pude respirando muy costosamente, pero al instante mi tórax se recuperó.
Histeria miró a Marina con una mirada propia de un inspector.
- Eres guardiana de estos dos, ¿por qué los has traicionado? - Preguntó.
- Creo que ya es hora de que a los demonios se nos de el lugar que nos merecemos, alguien tiene que destronar al Jefe. - Dijo sin alterarse.
El silencio reinó durante un gran período de tiempo. Histeria miraba la escena con detenimiento, mi corazón se aceleraba, era la hora de actuar.
Saqué una pequeña navaja que tenía en mi bolsillo trasero y comencé a serrar las bridas intentando no hacer ruido. Cuando estaban en posición de romperse volví a guardarla y esperé el momento.
Seguía el silencio y el aire estaba cargado de tensión. Miré por un segundo a Eloy, me rechazó la mirada pero le insté a que lo hiciese. Me miró con indiferencia, entonces comencé a gesticular con la boca.
- Uno...
Histeria seguía mirando a Marina intentando descubrir algo.
- Dos...
Mis pulsaciones se aceleraron, y con mi oído desarrollado pude oír que las de Eloy también. Le lancé con mi poca movilidad de muñeca, la navaja y el la cogió al vuelo, Histeria ni se inmutó.
- Tienes razón guardiana... Pero no me lo trago. - Acabó diciendo el demonio.
- ¡Tres! - Grité.
Rompí las bridas y me abalancé a por ella. Me esquivó sin esfuerzo y retrocedió. Eloy rompió sus bridas y se unió a mí, y tras él Marina. Luchábamos sin esforzarnos, sólo lo suficiente como para que fuese realista.
Recibí un puñetazo y caí redondo al suelo. Miré a mi agresor, no era Histeria, sino Eloy. Este cogió a Marina del brazo y corrió a la furgoneta, entraro y salieron a toda mecha. Yo mientras estaba mirando la escena desde el suelo. Histeria me miró contenta.
- Parece que no les importas lo suficiente como para salvarte. - Rió.
Fingí estar desconcertado, aunque no me esperaba que Eloy me traicionase, era parte del plan, seguramente me tenía ganas.
Recibí un golpe fugaz en la nuca por parte de Histeria y me desmayé, el plan estaba yendo a la perfección.
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Kaos (#Wattys2017)
Teen Fiction¿Qué ocurriría si a un chico huérfano de quince años le metieran el alma del demonio más loco y despiadado de todos los tiempos sólo para salvar los tres planos? O al menos ese es el motivo que él cree...