- ¡Hey dormilón!¡Despierta!
Abrí los ojos y vi que era Eloy con una sonrisa de oreja a oreja.
- ¿Qué cojones haces Eloy? - Pregunté.
- Tío, no me digas que los has olvidado.
- ¿El qué? - Dije completamente confundido.
- ¿En serio se te olvida el día en el que te haces viejo? - Respondió Eloy sarcásticamente. - Bueno, más bien nos hacemos viejos.
Fui corriendo a mirar la fecha, era diez de diciembre, nuestro cumpleaños. Cumplíamos quince años ese día.
- Hostia, quince años ya loco. - Le dije.
- Sí recuerdo como si fuese ayer cuando teníamos catorce años. - Respondió riendo.
- Mira no te pego una hostia por esa mierda de chiste porque aparte de ser mi cumple, también es el tuyo que si no llega a serlo te la ganas.
- Joder zorra qué privilegio, no me va a pegar con sus manos de mantequilla. - Dijo en voz burlona.
- Mira no te pego porque bastante tienes con esa cara puta.
- Venga vamos al salón, nos están esperando.
Ya había pasado una semana desde el incidente con Brian, todo había vuelto a la normalidad.
Me puse una camiseta negra de Iron Maiden y encima una camisa blanca y fui al salón. Nos esperaban Elías y Mariángeles con el desayuno preparado y una sonrisa. Había mermelada de frambuesa fruta a rebosar en un cuenco y un plato de pan tostado.
- Buenos días cumpleañeros, ¿Qué tal? - Preguntó Mariángeles.
- Bien, me siento como más maduro. - Dijo Eloy sarcásticamente.
- Eloy, sabes que tú y yo jamás seremos maduros. - Le comenté.
- Sí bueno, era por si colaba. - Respondió riéndose.
Terminamos de desayunar y nos sentamos todos en el sofá, como todos los años.
- Bien, vamos a abrir los regalos. - Anunció Elías.
- ¡Sí!¡Sí!¡Primero el mío! - Gritó María.
Nos dio un papel a cada uno. Ambos tenían el mismo dibujo. Éramos Eloy y yo sonriendo. Tenía un letrero enorme encima.
"Hermanos unidos por el destino y no por la sangre"
La verdad, María no dibujaba muy bien pero la intención del regalo es lo que importaba. Y el mensaje... Me hizo recordar aquello que tendría que contarle a Eloy algún día: Era mi hermano mellizo y no lo sabía. No sé por qué pero tuve la necesidad de tener que contárselo justo el mismo día en el que cumplíamos los años, pero para contárselo, tendría que explicarle que tenía a un demonio dentro de mí, y eso iba a ser más difícil.
- Muchas gracias María. - Le dije sonriendo.
- Gracias canija. - Le comentó Eloy.
María sonrió y se sentó de nuevo.
- Bien, ahora el nuestro. - Dijo Elías.
Nos dieron a cada uno un paquete. El mío era una caja grande y alargada y el de Eloy una bolsa. Los abrimos. Mi regalo eran unas botas militares negras, me encantaban. Eloy vio el suyo con los ojos desorbitados: Era una sudadera ancha y delgada, que se puede abrir, negra pero con toques rojos muy ligeros, por dentro era mullidita y blanca con líneas negras esparcidas irregularmente con una llama dibujada a la altura del corazón. Y atrás un dibujo uniforme que quedaba genial. Esa sudadera la quería Eloy desde hace cinco meses, costaba casi doscientos euros.
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Kaos (#Wattys2017)
Teen Fiction¿Qué ocurriría si a un chico huérfano de quince años le metieran el alma del demonio más loco y despiadado de todos los tiempos sólo para salvar los tres planos? O al menos ese es el motivo que él cree...