- Todo eso... ¿Es cierto? - Preguntaba Ángela tras escuchar la misma historia que me contó Mesistófeles días antes.
- Hasta la última coma. - Respondí seguro.
Mis compañeros estaban desconcertados, entendía que recibir toda esa información de golpe era un shock, habían apoyado al lado equivocado por mucho tiempo. Eloy era el único que parecía indiferente, como si ya lo supiese.
- Era obvio. - Acabó diciendo.
- ¿Cómo iba a ser obvio? Era imposible de saber. - Contestó Marina.
- Cariño... - Dijo en su clásico tono irónico. - Sergi y yo somos prácticamente la misma persona, sólo que yo soy más listo. - Decía con recochineo.
Me miró con una sonrisa pícara.
- No eres el único que entiende el código morse. - Rió.
Era cierto, Eloy siempre había ido dos pasos por delante. En el momento que hice ese improvisado mensaje él lo cazó al vuelo. Admiraba su inteligencia, siempre lo había hecho, aunque me costase admitirlo.
- Por su puesto, tú siempre has sido el más listo, pero yo soy el más guapo. - Dije sonriendo para seguir con la broma.
- Y también el que la tiene enana, sabes que mis dieciocho centímetros son poderosos.
Miré de reojo a Marina que bajaba la cabeza y reía, parecía que lo afirmaba.
Iba a rebatirle pero Mesistófeles carraspeó para llamar la atención.
- Caballeros, esto es un tema serio, no es hora de poneros a hablar de vuestras... pollas. - Dijo con seriedad.
- A mi no me importaria descubrir quién tiene la razón. - Replicó Histeria con voz perversa.
Eloy y yo nos miramos conteniendo la risa mientras Marina fulminaba con la mirada a Histeria. Puede que estuviésemos en una situación delicada, pero Eloy y yo tendíamos a hablar de esa manera para restarle importancia al asunto.
Mesistófeles carraspeó aún más fuerte.
- En fin, ahora que los niños han dejado sus tonterías volvamos a lo que nos atiene.
Los demás asentimos con la cabeza dispuestos a escuchar.
- Bien, ahora vamos a ponernos serios. Hemos localizado a Satán, al parecer está en Venezuela.
Todos abrimos los ojos sorprendidos.
- Pero si era imposible descubrirle. - Dije desconcertado.
- No, todos los ángeles y demonios poderosos emitimos una especie de ondas, señal de nuestro poder. Normalmente son fáciles de ocultar para el huésped, pero en un descuido o simplemente en un combate en el que use mucho poder se pueden detectar. - Dijo Muerte.
- Joder, y pensar que me podríais haber capturado antes... - Respondí.
- No podíamos, Kaos se esconde muy bien, y las únicas veces que te has descubierto fueron por unos pocos minutos, no daba tiempo a localizarte. - Contestó Dolor.
Mesistófeles carraspeó de nuevo, esta vez en tono de enfado. Se notaba que no le gustaba ser interrumpido.
- En fin, según lo que hemos podido saber está en Maracay así que saldremos mañana, os daremos tiempo a vosotros dos. - Nos miró a Eloy y a mi. - Para que les expliqueis a vuestros padres por qué no estáis en casa, inventaros algo, lo que sea pero que sea creíble.
Nosotros nos miramos asustados, ¿cómo explicaríamos nuestra desaparición por día y medio más los que nos quedaban? Sólo de pensarlo nos entraban escalofríos.
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Kaos (#Wattys2017)
Teen Fiction¿Qué ocurriría si a un chico huérfano de quince años le metieran el alma del demonio más loco y despiadado de todos los tiempos sólo para salvar los tres planos? O al menos ese es el motivo que él cree...