Aún seguía agitado por el sueño, habia sido tan... realista. Me incorporé, me puse ropa de deporte y decidí ir a la Sala de Entrenamiento, necesitaba desconectar de alguna manera. Calenté unos diez minutos y luego comencé con mis ejercicios, primero series simples de flexiones de pecho, brazo y piernas. Luego hice unos abdominales y por último un poco de flexión de cuello, odiaba ese ejercicio, debia dejar casi todo mi peso apoyado en el cuello sin apoyar las manos, solo las puntas de los pies, y eso resultaba agotador. Cuando terminé las series básicas comencé con las específicas, comencé a hacer sprint de una punta a otra de la Sala, hice flexiones haciendo el pino, abdominales con pesas de seis kilos, una en cada mano, las dos apoyadas en el pecho. Estaba sudando así que decidí quitarme la camiseta ya que la tenía empapada y comencé a hacer dominadas en una barra escalonada, es decir que cuando hiciese una dominada debía impulsarme para desencajar la barra y encajarla en una abertura superior, un ejercicio muy explosivo y agotador. Cuando iba por la mitad de la espaldera se oyó un silbido, era Marina.
- ¡Ay que ese culito no pase hambre! - Dijo en tono burlón.
Sonreí y me dejé caer al suelo. Enrollé la camiseta para sacarle todo el sudor posible y me la puse. Me acerqué a ella le di un beso y le pasé un brazo por la cadera.
- ¿Tenemos noticias de Eloy? - Pregunté.
- Sí, por eso había venido, acabo de sentirlo, está aún en el parque, debemos salir hacia allá.
Asentí con la cabeza y fui a por mis ropas de combate. Me coloqué la capucha y me tapé la cara con una tela negra, parecía un auténtico ninja, es más, me permití el lujo de guardarme un par de kunais en mi cinturón por si acaso. Entramos en la furgo y en cuestión de media hora llegamos al parque. Yo esperaba ver signos claros de pelea, que Eloy se cargase a tres o cuatro demonios para guardar las apariencias y se dejase capturar, pero no fue así. Había una montaña de cadáveres, por lo menos unos treinta, todos desgarrados como si de una bestia se tratase. Me acerqué a inspeccionar y me cercioné que tenían marcas de garras, pero no eran garras de combate, parecían garras de algún animal. Algunos tenían las vísceras al aire, otros orificios en el pecho sin corazón y a otros les habían arrancado la cabeza, sí digo arrancado, no cortado.
Había sido una auténtica carnicería, pero no podía ser a manos de Eloy, no podía ser tan poderoso, al fin y al cabo sólo era un humano normal y corriente. Pero si no había sido Eloy, ¿quien lo habia hecho tal barbarie?
Pensé en un poseído, pero no podía ser, todos estaban del bando de Mesistófeles, y el único que podía hacer semejante barbarie era Kaos pero también lo descarté ya que me habría dado cuenta si este hubiese tomado el control de mi cuerpo.
Mojé la punta de mis dedos en la sangre de un demonio y la olfatee, era fresca osea que había sido algo reciente.
- ¿Quién habrá podido hacer semejante matanza? - Preguntó Marina.
- No lo sé, pero es claro que no es Eloy, debe de haber otro poseído suelto, y por lo que parece está de nuestro lado. - Afirmé.
- Pero, ¿quién? Todos los poseídos están del bando de Mesistófeles, no hay ninguno que pudiese hacer esto.
- Eso es lo que debemos averiguar. - Respondí secamente.
Marina cerró los ojos al instante, sus venas se marcaron e iluminaron. Pasaron unos segundos y por fin volvió a la normalidad.
- Eloy está en un aeropuerto, lo están metiendo en un avión ¡Quieren sacarlo del país!
- Mierda, nuestro amigo Mesistófeles quiere llevarselo a Estados Unidos. - Dijo Kaos en mi mente.
ESTÁS LEYENDO
Kaos (#Wattys2017)
Ficção Adolescente¿Qué ocurriría si a un chico huérfano de quince años le metieran el alma del demonio más loco y despiadado de todos los tiempos sólo para salvar los tres planos? O al menos ese es el motivo que él cree...