No sé, esta no era yo.

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Pasaron las semanas después de esa cena, yo no hablaba de ello y ciertamente trataba de ignorarlo. Había algo en mi que me decía que Miller era algo necesario en mi vida.
Sentía miedo, miedo todo el maldito tiempo, siempre nerviosa y distraída por lo mismo.
Me sobraban las preguntas de mi actitud y yo sólo me resignaba a contestar, "No sé, sólo soy yo"
Bastante idiota pero ayudaba en ocasiones desesperadas.
En clase sólo escribía lo que debía, trataba de aprender lo que más que podía y las reuniones estudiantiles las evitaba a toda costa. Me sentía extraña ante tantas personas como si ellas fueran capaces de ver lo vulnerable que soy. Como si ellos fueran capaces de verme desnuda sin ningún disfraz.
Pero es obvio que no eran capaces, cada vez que ignoraba a medio mundo se acercaban más a mi, me alejaba más y me acosaban más.
Me sentía asfixiada todo el tiempo, atareada y más que cansada. Y es que era inevitable. Había sólo algo en mi mente, y era rubia y de ojos azules. Con labios carnosos y una sonrisa perfecta. Era Catherine Miller. Todo el jodido tiempo, yo no soy esta tipa, yo soy una adolescente con tintes de seducción y nada más.
-Ciges. Vuelva a la Tierra.

Escuchó la voz de Miller
La miró y sus ojos son dos zafiros azules y hermosos.
Y yo sólo trató de perderme en esos ojos.
Asiento y vuelvo a la lectura.
Ahora leíamos el libro de mi mamá y estábamos en una parte donde Carolina, la protagonista empieza a cambiar con el amor.
-Ciges, ya que usted no ha hablado mucho, lea el siguiente párrafo.

Asiento y miró el libro.
-"Aveces se que me pierdo en esas mareas que creí débiles. Aveces mi cuerpo grita temblando para reaccionar, se desvanece en la oscuridad de su pensamiento, se agota en recuerdos. En recuerdos de un alma tan joven que apesar de sus años aún siente el mismo dolor de ayer. Que del olvido recrea la triste vida de un suspiro, de una lágrima y de un beso. Y ese beso que me marco de por vida hizo de mi sólo un pedazo de carne a punto de pudrirse en soledad. Porque nunca había dejado de pensarlo, porque de ese beso renací y morí para reencarnar de nuevo y volver a repetir ese mismo ritual. De ese beso que nunca me dio, vivo del recuerdo que su sonrisa me brindó. Vivo de aquel extraño momento en el que sus ojos se toparon con mis ojos, aunque menos de un segundo duro, fue el suficiente tiempo para hacerme vivir de todas las fases de la vida. Y ese es el poder que yo desconocía y que ahora me niego a reconocer. Porque esta no soy yo, no soy yo. Porque mi vida dejó de ser mía para volverse esclava de un sentimiento.."

Trago saliva y exhaló un aire denso y doloroso que apuñalaba mi pecho.
Vaya, mamá Vica es una excelente escritora. Ahora se porque mi mamá Cal llora cada vez que lo lee.
Dios mío, me duele el alma.
Miró a Miller como si fuera lo único que conociera. Y desconociera. Y duele, y duele tanto... Porque se siente como si fuera lo único que hubiera en mi.
Miller seguía observándome. Y yo pretendía aparentar indiferencia...
¿Me he enamorado de Catherine?

Catherine POV.

Todo este tiempo he pensado en es chiquilla insolente, es tan bella como un ángel y es ingenua como sólo ella.
Daniela es un encanto que reúne todo lo que las personas buscan. Esa mezcla entre belleza, inteligencia e inocencia. Una mezcla embriagadora y abrumadora.
Daniela es la hija de Caliope, la mejor amiga y confidente de mi madre, es mi alumna. Es menor de edad y Miller, tu tienes pareja. El chico por el cual se supone que estas locamente enamorada.
Pero de el nunca había pensado todo esto. Daniela Ciges Boné, la mujer más voluble que existe y con ese carácter que enternece y esa mirada que convoca, junto a esa boca y esos labios.
¿Por qué estoy pensando todo esto?

Daniela POV.

La clase término y el día también, la más grande alegría era saber que era viernes y que no vería a nadie en dos días.
Mis pies me llevaron casi corriendo a la salida del colegio pero para mi mala suerte encontré a Carmen. Viéndome con mucho afecto.
-Dan, hoy te sacare a un club. No más pretextos. A las 10 paso por ti. Procura avisar a tus madres que hoy me perteneces y no permitiré que huyas de nuevo.

No sabía. Segunda parte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora