Transición

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Tiempo después...

Daniela pov
Es curioso como suceden las cosas, desde aquella conversación con Julianne empecé a sentirme liberada, sí podría decirse que ambas guardábamos un secreto que era delicado. Pero por lealtad no lo diría, aunque mi vida estuviera de por medio.

Había pasado suficiente tiempo, aunque a veces lloraba en la noche me despertaba con ganas de subirme a una montaña y gritar que he vencido a cada uno de mis demonios, no obstante había continuado mi trabajo en mi casa del lago, mi remolque adorado había estado para mi en las buenas y en las malas y sí, me quedaba allí de vez en cuando, cuando trabajaba hasta tarde en esta hermosa casa.

Todos los días iba hacia allá y en el camino visitaba a Lisa, ella quizá era más intrigante de lo que pensé pues tenía mucha cultura en su educación y siempre leía enciclopedias curiosas, le encantaba la teología y simbología. Aunque un lado extraño de ella hablaba de ovnis y seres de otras galaxias y planetas. Y yo la dejaba hablar de lo que quisiera, me enriquecía no solo el alma sino la mente.

Ella era una compañía muy buena mientras estaba frente al lago, su voz siempre acompañaba mi martilleo y aunque a veces no comprendía de sus libros de metafísica, el brillo en sus ojos al hablar de dimensiones alternas me daba lo necesario para seguir.

No sabría decir que estaba completamente enamorada de ella, pero no me gustaba tenerla lejos. Y su música de Air Supply me gustaba, de Chicago y algunos musicales de películas de Disney. Siempre cantando en francés La vie en rose, tarareando canciones de Edith Piaf a la luz de la Luna de verdad te hacia mirarla con admiración.

Ciertamente me sentía unida a ella, no había silencios entre nosotras, siempre procuraba hablar de cualquier tema sin temor a caer en controversia. Ella era fascinante, de todas las maneras. Y el tiempo decía que ella me motivaba e inspiraba a continuar trabajando.

Y de formas inesperadas, ella se convirtió en pilar en mi nuevo capitulo.

Había pasado el tiempo suficiente para observar premeditadamente si debía o no profundizar una relación más que amistosa con ella. Seis meses habían pasado de mi crisis de llenar de balazos a mi furgoneta, seis meses donde ella me hablaba de su vida con dolor y tristeza pero siempre motivada por una sonrisa. Me decía continuamente que me había mandado su ángel del cielo para cuidarla. Y eso me gustaba, que me mirara como esa parte incondicional de protección.

-Daniela, me preguntaba con mucha insistencia, ¿por qué no me invitas a salir?

Su mirada morena y profunda observaban mis gestos y una sonrisa apareció de imprevisto en mi rostro.

-no sabía cómo hacerlo... pero de verdad quisiera que aceptaras...

-¿aceptar qué?

-salir conmigo Lisa

-pues sí, me gustaría mucho. 

No hablamos más del tema, quizá porque ambas nos sentíamos lo suficientemente cómodas como para saber que ya era lo más adecuado. Esa anhelada salida llegó el viernes de esa misma semana. Las dos habíamos dicho que sería algo sencillo, donde las dos sintiéramos cierto confort.

Pensé en alguna cena discreta o simplemente algo pequeño que dijera mucho, lo sé no se entiende. Y eso me causaba un conflicto interno bastante agobiante.

-creo que lo mejor es que yo haya pasado por ti... tú no tienes auto Daniela

Habló mientras abría la puerta de su auto, claro que se estaba burlando de mi con esa cara tan burlesca e irónica.

-eres demasiado graciosa a veces Lisa, demasiado...

Contesté notando un pequeño ruido que parecía una risa atorada.

No sabía. Segunda parte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora