Rutas

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Julianne pov

-cariño, me hablaron de hospital. Hay un paciente en graves condiciones que necesita una cirugía urgente. Así que debo volver, ¿me llevas?

Ambas nos fuimos de vuelta al hospital, tenía unas ansias y miedo de que fuese a decir algo Daniela. Y sí, eso me había detenido un poco. Pero fui, el paciente esta en un delicado estado. Así que cuando llegamos, entramos por la puerta principal que esta justo a un lado de la recepción. Y vaya, la vista inimaginable. Ahí estaba Daniela junto a una chica, menor que ella. Pero una chica. Daniela la abrazaba y besaba su frente con demasiado cariño. Hablaban mucho animadamente.

-Señorita Evans, el paciente tiene apendicitis, digale por favor a la doctora Ciges que debe subir a cirugía. Aprovecharemos el quirófano, esta a un punto de explotar.

¿Justifiqué?

Los celos me comían, pero no jodas... soy una mujer egoísta y... mierda soy injusta. Con todos, pero Dios es tan dificil. Amo a Daniela, la amo y verla con aquella niña, me está matando.

Subí a quirófanos intentando encontrar templanza y serenidad. Pero obviamente encontré un carajo. Cuando la vi entrar y ese tono arrogante que utilizó me hizo sentir absolutamente contrariada. ¿Había conocido a Daniela en esa faceta? La respuesta es no, jamás la miré de esa forma. Sus respuestas llenas de ironías me hacían enfadar cada vez más. Esta no era la Daniela que conocí una vez.

Llamó a la interna para realizar esta cirugía, y de forma casi instantánea realizó la extirpación de ese apéndice. Salió de la habitación con elegancia y absoluta calma. Sin dudar un instante, quise seguirla. Pero mi deber era mayor no solo con el paciente sino también con Elizabeth.  

Conforme pasaron los minutos decidí estar con Elizabeth el mayor tiempo posible. Ella no merecía un trato indiferente, ella merecía una prioridad exacta.

Avanzando el día comprendí que Daniela era más fuerte o quizá que ya no sentía lo mismo por mi. Y eso me causaba aun más conflicto de lo que creí. No me aliviaba pensar que estaría sin ella. Y me consolaba saber que se encontraría con Cate. Pero ahora ¿con quién se encontrará?

La única de la que no sentía celos era de ella, de cualquier otra sí. Es injusto, es demasiado estúpido de mi parte. Pero yo rehice mi vida aunque ella estuviese muerta o no... lo hice. Y ahora darme un lugar que yo misma me quite.

En la cafetería se sentaba con Carmen. No miraba a ningún lado mas que su bandeja llena de comida. Su rostro se miraba contrariado, y sí me atrevería decir confundido. ¿Por qué? Nadie lo sabría pues guarda sus secretos muy en el fondo.

La nueva jefa del hospital llegó, una mujer que a decir verdad impresionó a todos. Por su belleza y elegancia. Nadie le quitaba la vista de encima y ella no le quitaba la mirada a Daniela.

¿Cuántas mujeres están tras de ella?

Mujeres hermosas, mujeres que saben lo preciosa que es Daniela. Que no pierden el tiempo como yo. Y no es que pierda el tiempo con Elizabeth pero, no la amo como a ella. Es totalmente estúpido. Hacer sufrir a ambas, aunque a estas instancias ya no sé si hago sufrir a Daniela. Se convirtió en una mujer casi desconocida para mi.

-¿qué tanto piensas esposa?

Eliza y su sutil posesión.

-en nada cariño, solo que me siento molida por la guardia y la cirugía. Tres horas de pie cuando ya no tengo energía me matan amor.

Sonríe de medio lado haciendo una mueca al ver como la nueva jefa entra en confianza con Daniela.

-tal vez deberías decirle a la doctora Ciges que le diga a su nueva amiga, la jefa que te quite las guardias.

No sabía. Segunda parte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora