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Julianne pov
Sus labios se sentían hambrientos como los mios. Aferrándonos a esta situación. Su cuerpo aprisionó el mío, y nos dejamos llevar hasta el punto de que el aire faltaba.

Nos separamos para respirar y no pude evitar verla. Ahora parecía aun más grande, intimidante y de verdad firme. Me quede callada, baje la mirada.
Mierda, Elizabeth...

-no, no puedo hacer esto.

Dije lentamente. Ella solo me miraba callada. No me decía absolutamente nada, su cuerpo se dio la media vuelta y recogió su mochila.

-¿y mis llaves?

Preguntó inexpresiva, nos acabábamos de besar y ella parecía que no sentía nada.
Abrí mi casillero y de la caja que tenía allí saque las llaves de su remolque y su furgoneta.

Salió tomando las llaves sin despedirse ni verme, ni siquiera sé si le dolió o si sintió algo. Pareciera que ya no me ama.

Salí desconcertada de los vestidores y miré que Daniela hablaba con Elizabeth. Ambas tenían una conversación algo tensa. Daniela se miraba altiva y Elizabeth retadora. Me acerque intentando calmar el momento y logré escuchar.

-tú me dices cuándo puedo ir por mis cosas. No quiero molestar ni causar problemas.

-hoy mismo si quieres doctora Ciges.

-me parece... Nos vemos después, con permiso.

Su cuerpo se puso rígido, y se marcho dejándome a solas con mi esposa.

-le diste las llaves Julianne.

-me las pidió Elizabeth, no me las podía quedar.

-ya van dos veces que hablan...

Sus celos de nuevo, quizá tenga razón en sentirlos, pero no le puedo decir. Porque al fin y al cabo no se repetirá.

-Eli, fueron coincidencias por Dios. Tranquilizate un poco, soy tu esposa ya basta.

-¿qué coincidencias? ¿dos, Julianne? Una te creo que lo sea, dos son a propósito.

-¿estás diciendo que yo la busqué?

-estoy diciendo que es demasiado.

-no hagamos esto aquí. Lo que sea que quieras decirme, hazlo en casa.

Salí hecha furia, sus insinuaciones me estaban causando mucho coraje. Pero, ella está en su derecho. Después de lo de está tarde... no tengo cara para recriminar una mierda.

-Julianne, vamos a casa.

Escuché que dijo. Subimos al auto, ambas en silencio. Quizá soy una puta sinvergüenza, una cínica de mierda. Enojarme después de que besé a una mujer que no es Elizabeth, que es la persona que mas he amado. No tengo cara para esto. Eli no se merece esto, después de lo generosa y buena que ha sido.

Llegamos a casa y bajé del auto, en definitiva eso no se puede repetir. Ni aunque amé a Daniela como lo hago, ella estuvo muerta y debe seguir así.

Daniela pov

Sus labios maldita sea, sus labios. No hay nada en el mundo que pueda superarlos. No es mía ya, ella me dijo que no podía seguir por su mujer. Es obvio que no, pero ella fue la que me besó y claro me acerque mas de lo debido por mi maldita necesidad de tenerla.

No puedo convertirme en eso, Julianne era mía y yo morí y ella me creyó muerta. Los muertos no regresan, y ella siguió sin mi y debió hacerlo así. No puedo llegar a arrebatarle todo por lo que luchó y por lo que batalló.

No sabía. Segunda parte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora