Julianne pov
Justo cuando pensé que podría iniciar de nuevo con Elizabeth pasó esto, todos sus celos y su enojo se centro en golpearme y abusar de mi... no quise, no quise mentir y esto sucedió. Daba por perdida a Daniela y quise concentrarme en Elizabeth y pensar siquiera en que podría perdonarme, fue estúpido. Nadie podría perdonar algo así.Fui una idiota al decirle o tal vez fui muy sincera. Y ahora, Daniela me protegió con tanta fuerza. Daba por hecho que ya no me amaba, y ahora no sé qué pensar. Entre mi confusión, sé que nunca la podría olvidar, que no podría dejar de amarla... y su manera de mirarme y de curar las heridas.
Daniela es un ángel, lo sé... y como me defendió literal, a golpes contra Elizabeth me cautivó por completo. Ahora sentía más vergüenza. Ni siquiera había tomado mi ropa ni nada. Íbamos en completo silencio, no me atrevía siquiera a hacer sonidos, mi vergüenza podía más.
-yo jamás te lastimaría...
Murmuró Daniela con la vista fija a la carretera.
-lo sé...
Contesté, no volvimos a decir una sola palabra. Paramos en una tienda de muebles, de sofás y eso. Y volvió con catálogos, arrancó rumbo a su casa y en silencio, estacionó el auto.
-no te pediré que hables si es que no quieres hacerlo.
Musitó con mucha cautela. No tuve mas remedio que asentir. Era mucho lo que sucedía. Pero tenerla así de cerca me gustaba. Era inevitable sentirme atraída por Daniela, era completamente inevitable. Siempre hubo un magnetismo en ella. Algo que siempre hacía que todos nos giráramos a ella.
Entramos a su casa, ella comenzó a limpiar lo que pudo, y habilitó el termostato. No me miraba en absoluto y eso no me gustaba. Daniela era como un magneto, Daniela es un magneto.
Quise levantarme a ayudarla al menos a mover los muebles o algo, pero el cuerpo lo sentía completamente jodido. Y solo me volví a sentar. Un quejido salió de mi boca inconscientemente y Daniela se giro sin dudarlo para ayudarme.
-no te muevas Julianne. Te vas a lastimar peor. Te voy a llevar a la cama mientras yo arreglo esto.
-todavía que me acoges en tu casa, yo debería hacer algo.
Dije avergonzada de tanta amabilidad.
-¿puedes dejar tu orgullo a un lado? Eso me irrita mucho, para mi no es molestia cuidarte Julianne. ¿Cuándo vas a entender eso?
-Daniela... ¿y lo que tú y yo vivimos juntas dónde queda?
Mi voz me sorprendió, no esperaba a que pudiera mi mente sacar esa pregunta tan resguardada en el corazón.
Daniela se puso tensa y negó con la cabeza.
-yo siempre estaré para cuidarte, sin importar que haya sucedido o deje de suceder. El amor no se va aunque así lo queramos, y podemos amar de tantas maneras.
Habló ella con esa sonrisa tan linda que ya echaba de menos. Había muchas cosas en ella distintas, su figura radiante estaba intentando estar de vuelta, sus sonrisas y sus destellos de luz en los ojos también decía tanto.
Ella simplemente fue eso que tanto desee tener, que había perdido y que ahora quería de vuelta. Porque al sentirla lejos, yo me sentí lejos de mi misma. Complicado, el amor es complicado. Ella dijo que no me amaba, pero luego hace esto. Dice que el amor no se ha ido pero dice también amarme de otra manera. No comprendo.
¿La amo yo de la misma manera?
¿La sigo amando?
Esas son preguntas tan redundantes en mi vida. ¿Cómo no la voy a amar? Dios, es en la primera persona en quien pienso para decir las buenas noticias, las malas y las peores. Es en quien sueño día y noche y es en quien siempre anhelo su llegada.
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No sabía. Segunda parte.
Teen FictionCaliope y Victoria por fin habían hecho su vida juntas, dos hijos que adoraban y una familia que además de peculiar, era una familia extraordinaria. Daniela, la hija menor de ese par de tórtolas, podría pasar lo mismo que ellas... Pero, ¿será más in...