Miedos II

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Daniela pov

Todo este tiempo mirándola con Parker me daba motivos para pensar que eran celos. Pero no estaba dispuesta a averiguarlo. Sentía que traicionaba a Cate incluso cuando Lourdes vino a hablar conmigo hace tiempo. Diciéndome que estaba bien que yo rehiciera mi vida. Que Cate le dijo que me procurara para no sentirme culpable o que sintiera que la traicionaba.

Hasta habló de mudarme, lo cual no me pareció descabellado. Después de todo. Soy solo yo viviendo en una casa tan grande. Hablé con mis madres y ambas dijeron que era lo correcto. Aunque yo sintiera que no estaba bien, sentía que dejaba atrás a mi mujer. Y eso era lo que no quería sentir.

Pero también quería saber qué sentía por Julianne. Era algo extraño, la echaba de menos si no la veía. Y esas cosas que son muy difíciles de descifrar.

Me sincere con Cate todas las noches antes de esto. Y aunque yo sepa que Cate estaría feliz por mi si regreso a ser quien era. Hay algo en mi que me limita. Y sí, necesito más tiempo de luto. Pero no quiero perder a Julianne. ¿Cómo amiga o como algo mas?

Esa misma mañana fui a visitar a Catie al mausoleo. Tratando de liberar todo lo enclaustrado en mi interior. Y una paz completamente distinta sentí. Pero aún así, me resistía a pensar algo más.

-¿Julianne, te puedo besar?

Su cara fue un completo poema de sorpresa. Y mi cara solo pudo quedarse observándola mucho tiempo.  Sí que es preciosa.

-creo que eso simplemente se hace en lugar de preguntar. 

Me respondió tratando de evitar mi mirada.

Creo que sí quiere que la bese, pero siempre soy una idiota. No sé diferenciar un carajo.

Me levanté por impulso. Y me acerqué lentamente a ella. Su mirada estaba clavada en mi, como si temiera algo. Mire su boca, y se abrió un poco. Lo suficiente para largar un suspiro.

Sin pensarlo más, mi boca tocó la suya. Suavemente, temiendo al arrepentimiento. Sus labios capturaron los míos a la espera. No es lo mismo que besar a Cate. No puedo pensar en ella ahora.

Me dejé llevar por el beso, siendo Julianne la segunda persona a la que he besado jamas. Su boca interceptó la mía, causando un choque frenético. Nos separamos lentamente y mire sus ojos aún cerrados.

Carraspeo un instante y ella abre los párpados. Tomé otro sorbo de cerveza y suspire. Sin decir nada, ella se da media vuelta y antes de que de un paso, la sujeto del brazo y la giro hacia mi. Y sin dejarla actuar en reacción, comencé a besarla aún más desesperadamente. Sin tiempo de respiración. Sus brazos rodearon mi cuerpo y me deje llevar. Tenía unas manos delicadas que se movían cadenciosamente por mi espalda.

Sujete su nuca con fuerza y la acerqué a mi. Sin pensarlo más me senté sobre su regazo y comencé a besar su cuello aún con más ansiedad que antes. Detrás de sus orejas, y sus suspiros me indicaban que estaba disfrutando del momento. Bajé mis manos por su cuerpo quitando la ropa. Y su bata blanca, junto al resto de su filipina azul mar.

Su torso desnudo, blanco con ciertas pecas me dejaba ver la delicada piel que posee. Besé sus hombros, bajando a su pecho y deslumbrándome por la belleza de su cuerpo.

Unos cuantos gemidos exhalaba de su garganta. Y sobre el sofá puso su espalda, encima de ella estaba yo provocándola. No había nada en mi mente. Literal en blanco. Solo me enfoque en ella, en tenerla.

Pasados minutos y hasta horas de frenético panorama, caí rendida sobre su cuerpo y me limité a cerrar los ojos. Agotada, levanté la vista ante sus expectantes esmeraldas. Y ella con el contraste sonrojado con su blanca piel, mostraba los claros rasgos de haber concebido.

No sabía. Segunda parte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora