Lados

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Caliope pov

Mi niña estaba allí, con un bastón sosteniendo su peso, su cuerpo estaba más delgado de lo recordaba, y bajo con ella otra chica. Morena y castaña igual que Dani. Ambas tenían sus pertenencias consigo.

Daniela levantó la vista y sus ojos se encontraron con nosotros tres e inmediatamente un sonrisa enorme apareció en toda mi familia.

Como pudo, mi hija avanzo con su bastón de por medio. Avanzo con decisión sin temer a nada. Como la hermosa niña que siempre fue.

Victoria lloraba y Georgie solo miraba a su hermana con devoción y lo que constaba a mi, estaba igual que mi esposa.

-¡Daniiiiii!

Gritó mi Georgie corriendo hacia su hermana, cargándola con el amor fraternal e incondicional que siempre se tuvieron ese par. La trajo en brazos hasta acá con su mamá Vica y conmigo.

-¡Mi niña! ¡mi amor ya estás en casa!

Gritó Vica besando la cara de nuestra hija.
-ya estás en casa mi amor, ya estás con tu familia.

Me uní a la emoción y Daniela solo sonriendo, no decía nada. Besó a Vica, a Georgie y a mi y se bajo de los brazos de su hermano. Se giró hacia la chica morena y le habló en alguna lengua de Medio Oriente que todos desconocíamos.

-familia, les presento a Camila. Ella es como una mejor amiga, estuvo conmigo durante... bueno estuvo conmigo.

La voz de mi hija se escuchaba diferente, como si a pesar de haber regresado una parte de ella siguiera allá. Como si hubiese cambiado en algo.
-mucho gusto.

Dijo tímidamente la chica, que a decir verdad y observándola bien se miraba muy linda.

-el placer es nuestro chiquilla. Adelante, entra. Te preparamos una pequeña comida corazón, con todos los que te amamos...

Dijo Vica abrazando a Daniela, y mi hija solamente sonreía a su madre con amor. Los cuatro entramos en casa, encontrando a Lourdes en llanto, a Carmen emocionada y a Liv mirando todo como si fuese increíble o difícil de creer.

Daniela presentó a la chica y Camila, se acopló al instante.

Se sirvieron los alimentos y por fin algo me sabía a comida.

Daniela pov
Después de haber pasado mierda y media regresé a casa. Las cosas habían cambiado a como las recordaba. Camila intentaba tranquilizarme cada vez que mis nervios me traicionaban. Lo bueno es que le conseguí los permisos para regresar a Canadá ya es mayor de edad, y como parte del ejercito no debía de tener ningún tutor. Y también como veterana ya.

Llegamos a casa, y mis madres seguían mirándose igual de hermosas que siempre. Mi hermano ya se miraba algo cansado. Pero yo no soy nadie para juzgar. Si alguien se miraba jodida era yo.

-¿cómo es que estás aquí Dan?

Preguntó Carmen con una copa de vino es sus manos.

-todos decían que habías... bueno ya sabes.

-¿Muerto? No, no morí... fui a mi misión y no regresé. Pero los muertos encontrados tras ese ataque eran de personas que ya estaban muertas por el primer bombardeo. Pero la verdad no creo que sea momento para hablar de eso. Quiero disfrutar a mi familia, saber que han hecho cuando yo no estuve y bueno, quisiera saber que ha pasado en todo este tiempo.

La mesa se quedó en silencio unos instantes y Camila notó mi incomodidad.

-Si me permites Daniela, creo que ellos quieren saber cómo sobreviviste.

No sabía. Segunda parte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora