Reencuentros

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Julianne pov

-Elizabeth, ya amor, basta... debo llamar a mi hija. Te recuerdo que tengo una. No puedo seguir en la cama tanto tiempo, eres una insaciable...

Me reí viendo desnuda a una mujer preciosa. Marqué el numero de Liv para saber cómo estaba. Después de dos semanas sin hablar, me hacía falta saber el bienestar de mi niña.

-¿hola?

Su voz aguda se escuchaba del otro lado.

-cariño, es mamá...

-eh, hola mamá ¿qué tal todo? ¿cómo están las dos?

Se escuchaba animada, su voz se escuchaba diferente a como hace dos semanas.

-bien cielo, ¿qué tal tú? Te escuchas muy feliz cariño.

-mamá lo estoy, han habido muchas buenas noticias. Pero no dejan de ser algo... milagrosas y de alguna manera dolorosas y sí trágicas.

Su descripción me había intrigado y dado mala espina.

-Liv, ¿qué ha pasado?

Pregunté sintiendo revolverse mi estomago.

-mamá, no creo que sea el momento de decirlo. No sé cómo podrías reaccionar.

-Liv, me estás asustando. Dime ya.

-mamá tranquila, es solo que no sé cómo decírtelo. Es una noticia algo fuerte...

-Liv ya basta, habla.

-Mamá, Daniela está viva... está viva y aquí en Vancouver. Llegó hace días, intenté decirtelo pero estabas ocupada todo el tiempo. Mamá tranquila que ella sabe que estás con Elizabeth y no ha dicho nada al respecto. Mamá, perdió la pierna en Siria, y ahora está acá viva y dispuesta a volver al trabajo.

Mis ojos se cerraron un momento. Tratando de procesar todo esto, toda esa información. Daniela está viva... mi piel se erizó y no pude controlarlo más, me sentí débil y completamente anémica. Mis ojos volvieron a cerrarse para no abrirse tan rápido. Lo último que escuche fue un

Julianne!

No me di cuenta, la llamada se había terminado, me desmayé y ya estaba en la cama de la habitación bajo los cuidados de Elizabeth. No sé si escucho o algo...

-¿cómo estás?

Preguntó dándome un beso.

-estoy bien, solo me sentí algo débil.

Ella asintió.

-tu hija está muy preocupada. Dijo que no estabas lista para escucharlo.

Abrí los ojos y ella volvió a besarme

-no me asustes así de nuevo Julianne, es horrible.

Se levantó de mi lado para traerme agua y una pastilla. Y lo único que había en mi mente era que Daniela vivía que estaba de vuelta... y yo, yo casada con Elizabeth.
Mierda, estaba en una encrucijada. Aún amo a Daniela pero no le puedo hacer esto a Elizabeth, no después de cómo ha estado para mi.

El día continuo, ante la atención de Elizabeth. Ahora dudaba en regresar. Dudaba en decirle a Elizabeth, dudaba en cualquier cosa. Si la llegaba a mirar, podría ocasionar estragos. Podría dejarme sin nada. Y no se comunicó en dos años... no nos dijo nada. No puede regresar a proclamar nada porque se fue, porque murió...
Porque me dejó.

No sabía. Segunda parte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora