Capitulo 3

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Ya era fin de semana y aunque Tina me rogó que fuera a una fiesta me negué, estarían los imbéciles de sus amigos y ya era suficiente haber comido con ellos, me alisté y todo, cerré la puerta con seguro, y bajé por la ventana, había una escalera ahí y se me hacia bastante fácil bajar, si salia por la puerta principal mínimo Matt me mataba arrojandome botellas o quizás hasta me corría de la casa y ya era suficiente con la vida que tenia como para no tener casa.

Fui a el bar, y estaba repleto, pedí la bebida de siempre para distraerme un poco, un chico alto, y muy guapo se acerco a invitarme a bailar y no lo pensé dos veces, así fueron llegando muchos, hasta bailaba con dos al mismo tiempo, pero sabia que solo con uno dormiría esta noche y así fue.

El ultimo chico con el que baile, era blanco, de mi tamaño, ojos verdes, era encantador, pero yo estaba bastante ebria, su nombre era algo como Ryan o Robert no lo recuerdo y no me importa.

Me desperté, y ahí estaba de nuevo toda mi patética realidad sin recordar nada como siempre, yo era tan estúpidamente masoquista, las estúpidas sabanas blancas, las estúpidas paredes, el chico aun estaba ahí, dormido, me levanté enrollandome en la sabana y tambaleandome como nunca, llegué al estupido baño, me miré en el espejo y mi cara apestaba, mi maquillaje estaba corrido, parecía un fenómeno, mientras me miraba iban saliendo muchas lágrimas, mis piernas temblaban, al igual que mis manos, me sentía tan miserable, tan poca cosa, tan...

-Eres hermosa, las chicas hermosas como tu no deberían llorar.

Mi cuerpo se tensó, mis lágrimas dejaron de salir, creo que me puse mas pálida, no era normal que los chicos con los que me acostaba se quedaran y mucho menos me hablaran después de tener relaciones esto no estaba bien.

-Yo... Yo...-Me sentía como la estupida mas grande del mundo pero era inútil encontrar una palabra coherente.

-¿Puedo abrazarte?

Solo asentí, y el se acercó, besó mi frente, y me abrazó y fue uno de los abrazos mas cálidos que había recibido en años, me miró una vez luego de separarse de mi y me sonrió de una manera muy dulce.

-Me llamo Raúl, y ¿tu eres?

-Charlott.

-Bonito nombre, es igual de bonito que tu, sabes, no me gusta que las mujeres lloren, y se que no estas lista en estos momentos para contarme, pero soy muy bueno escuchando y... Espera aquí un momento.

Salio del baño, buscó algo y luego regresó, era un pedazo de papel con un número telefónico.

-Este es mi número Charlott, solo quiero que cuando te sientas como hoy me llames, y cabe resaltar que no es para tener sexo que te doy mi número, es para que te desahogues con un amigo, solo llama cuando me necesites. -Se acercó a mi y tomó mis hombros, y me miro directo a los ojos, él tiene esas miradas que te traspasan. -Eres hermosa, y estas muy rota para darte cuenta, pero después del huracán viene la calma y eso que te atormenta creeme cuando te digo que no durara para siempre, siempre repite tu misma, que eres especial y que vales mucho, no pierdas tu tiempo en esto, en estar con hombres que no conoces, porque no todos son como yo, no todos ven mas allá de lo que muestras, eres mucho mas que esto y lo sabes, y el día que te quieras tu misma entenderás las palabras de quien hoy es un desconocido para ti.

Yo en serio estaba en shock, no sabia que responder, no sabia como actuar, no sabia nada, así que lo abracé, lo abracé como si mi vida dependiera de eso le susurré un gracias en el oído, y el solo me apretó mas fuerte, me dio un beso en la mejilla y me dijo que debía irse y que sabía que pronto nos volveríamos a ver.

Y todo fue tan diferente, esta vez no me pase el jabón miles de veces por el cuerpo, esta vez no me sentía sucia, tampoco era que me sentía feliz, pero me sentía diferente, un desconocido se dio cuenta de cosas que ni yo pensaba de mi y eso se sentía increíblemente bien.

Salí sonriendo de la ducha a buscar mi ropa e irme a casa antes de que Matt se diera cuenta, y había un sobre en la cama, era una carta.

Para ti, para ti mujer hermosa, de ojos color miel, irradias luz aunque no lo creas, eres mas que esto, eres más que una mujer con la que se pasa una noche, eres más que alguien que se ahoga en el alcohol, eres más para una vida a tu lado, donde sea tu sonrisa lo que más brille en tu rostro, eres esa princesa inalcanzable de aquellos cuentos de hadas que aunque no creas en ellos, eres esa princesa, no te pierdas del camino, porque vendran momentos mejores que estos, no desperdicies tu hermoso cuerpo en hombres que ni siquiera se acordaran de ti después, no te ensucies más porque no lo mereces, buscar en los brazos de desconocidos amor es como pedirle amor a una serpiente, no te hundas tu misma, ayudate a salir.

Anoche estabas muy ebria, me gritabas que los cuentos de hadas eran mentiras, que esto es lo que eras y comenzaste a desnudarte con lágrimas en esos ojitos hermosos que tienes lo cual me partía el corazón en mil pedazos, luego te echaste encima de mi y solo te abracé, y sorpresivamente me abrazaste más fuerte y me dijiste que no te dejara sola, y no lo hice, y no lo haré, escribo esto porque no quiero que pienses que tuvimos relaciones o algo así, tampoco soy un loco desquiciado pero quiero ayudarte, quiero ser tu amigo y si tu me dejas ayudarte no me alejare de tu lado por mas difícil que sea todo.

Raúl.

Una rosa con espinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora