Capitulo 40

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-Charlott Evans-

Cumpleaños de Matt- 9 de junio.

Me levanté bastante temprano, prácticamente de madrugada a preparar un pastel, uno de chocolate como los que le gustan a Matt, ya está de cumpleaños, y estoy muy emocionada por él, sé que mis pasteles no son idénticos a los de mi madre pero algo es algo.

Saqué el pastel del horno y esperé que se enfriara un poco para echarle el chocolate por encima, miré la hora, 5:00 am, algo temprano pero no me importó. Al cabo de un rato comencé a untar el chocolate por la superficie del pastel, se veía delicioso, le coloqué algunos M&M por encima y ciertas chispas de colores, todo se veía delicioso, también coloqué la vela que tenía un gran 26 en azul con algunas manchas de colores, se veía espectacular mi pastel, así que le tomé una foto.

7:00 am, yo aún seguía contando los minutos y las horas hasta que Matt se levantara, hoy era sábado y teníamos el día libre, pero yo decidí esperar que él despertara, ya tendría tiempo para dormir después. 7:30 am, vi a Matt bajando las escaleras, y corrí hacia él, tirándole papelillo y tiras de colores.

—¡Feliz cumpleaños hermano!—Grité a todo pulmón y muy sonriente.

—¡Gracias peque!—Exclamó abrazandome.

—Ven te tengo un regalo. —Le indiqué llevándolo por el brazo hacia la cocina.

—¿Es algo mejor que esto?—Preguntó refiriéndose a las felicitaciones que le di.

—Algo mucho mejor hermano.—Afirmé sonriendo.

Cuando vio el pastel, sus ojos se agrandaron, y sonrió sinceramente, me abrazó con lágrimas en los ojos, él a pesar de todo es un chico sensible.

—¡Dios¡ ¡Charlott gracias!, ¡gracias!, ¡te amo!

—Yo también te amo hermano, ¿Quieres que cantemos cumpleaños? Se que quieres probar tu pastel.

—Claro que quiero peque.

Nos acercamos al pastel, encendí la vela, y cantamos el cumpleaños, cuando Matt probó el primer bocado de pastel, las lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas y yo me asusté, es decir, se que no hago los mejores pasteles del mundo pero no creo que haya quedado tan horrible como para llorar, luego le pregunté y con los ojos aún cerrados, me dijo que sabia exactamente como sabían los pasteles de mi madre, y fue así como lloramos un rato, hasta que llegó Alise, invitándonos a la playa por el cumpleaños de Matt, a lo que yo obviamente dije que si y Matt también, y es así como terminamos en traje de baños, bajo el sol, y todo iba muy bien.

En la playa estábamos los padres de Alise, Susan la hermana de Alise, algunos amigos y amigas de Matt de la universidad, y yo, los suegros de Matt le compraron un pastel para celebrar su cumpleaños, me pareció un bonito detalle, y además yo le escribí a las chicas para que también vinieran, Matt no puso peros, así que en camino venían Carla y Tina, Silvia no pudo venir.

—¡Hola! —Gritó Carla abrazandome.

—¡Hola!—Grité de la misma manera.

—Hola Charlott. —Saludó Tina, dándome un beso en la mejilla.

Tina y Carla se conocen desde hace tiempo, no son mejores amigas, pero tratan de tolerarse, y eso a mi basta.

Comenzamos a broncearnos un poco mientras los demás estaban en el agua, Susan me cae bien, es igual de simpática que Alise, me alegra que mi hermano haya encontrado una persona como ella para compartir parte de su vida, los padres de Alise también son simpáticos, aunque el señor es un poco estricto, pero me cae bien, observé como Carla y Tina hablaban con Susan dentro del agua, yo tenia algunos minutos de haber salido a tomar un bocadillo, el agua siempre da hambre, todos se divertían a lo grande, y me encanta que Matt este distrayendo su mente un rato, se que el vacío de mis padres no lo llenara nadie, pero al menos no esta sólo hoy, porque se que ha pasado varios cumpleaños sin nadie al rededor y con una botella de alcohol.

Comencé a caminar un poco, alejándome mas o menos de todos, no habían muchas personas en la playa y había un lugar en donde prácticamente no había nadie, jugué un poco con el agua, y se me ocurrió una idea.

Cuando estaba en la academia de baile, nos estaban enseñando una danza que recuerdo bastante bien, la danza debía ser un hombre y una mujer, pero traté de hacerlo yo sola.

Comencé prácticamente sintiendo la melodía en mi mente, la musica era algo triste, pero no quitaba que fuera hermosa, extendí mis brazos, he hice algunas vueltas, las lágrimas comenzaron a salir, recordé tantos momentos con mi madre que dolían profundamente, las veces que ella se sentaba detrás del ventanal a verme bailar, y yo veía en su mirada lo orgullosa que estaba de mi, o las veces que hice presentaciones y a ella se le iban pequeñas lágrimas de orgullo mientras aplaudía, las veces que me cuidaba cuando me enfermaba, o en las que me levantaba para seguir adelante cuando yo me sentía triste, sus pasteles, sus comidas, sus caricias y abrazos, sus sonrisas, extraño a mamá y el dolor me esta consumiendo.

Así que caí, caí sobre la arena no pudiendo bailar más, los problemas me estaban agobiando, mi vida era un asqueroso desastre, y ni siquiera tenia a mi madre para llorar en sus brazos, me abracé a mi misma, creyendo que así quizás pudiera darme ánimos, pero era lógico que no, traté de limpiar las lágrimas, y justo en ese momento manos que no eran mías limpiaron mis lágrimas.

—Bailas hermoso.

—Dios que pena, pensé que aquí no había nadie.

—Tranquila Charlott, no tengas pena, bailas hermoso, pero tengo entendido que ese baile es de dos ¿cierto?

—¿Y tu bailas?—Pregunté incredula.

—Algo así.—Sonrió.

Entonces Chris puso la canción en el pequeño radio que traía con él, tomó mi brazo para ayudarme a levantar, y luego comenzamos nuestra danza, sintiéndolo tan cerca de mi cuerpo, sintiendo sus manos tocar las mías, o varias partes de mi cuerpo, sintiendo su mirada profunda, su fuerza al cargarme, me sentía como aquellas chicas que bailan con el chico del que están enamoradas en las películas. Debo decir que sabía bastante bien esta danza, cada paso que dábamos parecíamos una sola persona, nos sincronizábamos demasiado bien, y las lágrimas no salieron más, sentía una conexión demasiado fuerte con él, no se si era el momento, el baile, la música, o él, pero por unos minutos me sentí viva de nuevo.

Entonces me besó, me besó apasionadamente, suave pero fuerte a la vez, encontrando su lengua con la mía, y hasta ellas danzaban como si fueran una sola, sentí sus brazos rozar mi cintura para luego apretarme en un abrazo, uniendo mas mi cuerpo con el de él, yo tomé su cuello y enredé mis manos en su cabello, un cabello bastante suave,  todo se sentía demasiado bien, y tenia mucho miedo, miedo de enamorarme, miedo de que todo iba demasiado bien para ser real.



Una rosa con espinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora