Capítulo 25

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—¿A donde vamos? —Pregunté

Christian solo miraba la carretera y se veía increíblemente sexy así.

—A un lugar donde podamos comer y hablar. —Sonrió

—Impresionante. —Dije sarcástica.

El solo se rió.

—Solo quiero explicarte...

—¿Explicarme que? No tienes nada que explicar.

—Si Charlott, si tengo que explicar.

—Pero ¿Por qué? Tienes una vida, y no tienes ningún ligamento conmigo, no hay necesidad de explicarme nada, yo ya entendí todo.

Detuvo el auto, y me miró fijamente, tan fijo que sentí que traspasó mi alma por un momento, un momento eterno que atesoré en el fondo de mi alma.

—No, no lo entiendes. —Miró el techo y luego devolvió su mirada a mis ojos. —No entiendes que no dejo de pensar en ti, no entiendes que me encantan tus mejillas sonrojadas cuando me ves, no entiendes que tus ojos me matan, que tus labios me provocan hasta mas no poder, no entiendes cuantas veces me he imaginado entrelazar mis dedos con los tuyos, recorrer toda tu alma y tu mente, conocer tu oscuridad y sacarte de allí y si no puedo sacarte, me sentaré a tu lado y te acompañaré, no entiendes lo loco que me vuelves, no entiendes que paso los días pensando en ti, creo que aún no has entendido lo que siento por ti Charlott.

Y este es uno de esos momentos en los que queremos convertirnos en avestruz, que queremos que la tierra nos trague y nos vomite bien lejos de ese lugar.

Mi corazón comenzó a palpitar frenéticamente, sentí mariposas... no, que mariposas, sentí un volcán en erupción en mi estomago, comencé a sudar, y supongo que a estas alturas un tomate se veía pálido delante de mi, y por ultimo mi garganta se cerró, ni una sola palabra salia de mi boca, todas las ideas, la amargura, los celos, se habian puesto en pausa mientras yo flotaba en quien sabe donde.

Él me miraba de esa manera penetrante supongo que a la espera de cualquier comentario, cosa que no se podía.

Entonces hice lo que cualquier persona madura haría; tapé mi cara con mis manos e imaginé que era un avestruz.

Si muy estúpido de mi parte, pero todo se desmoronó cuando sentí unas manos muy frías quitando las mías de mi cara, y fue entonces cuando volví a mirar esos ojos llenos de preocupación.

—¿No dirás nada?—Preguntó con preocupación. —Se que es muy pronto, que tal vez no estabas preparada para escuchar esto, o que tal vez no era el momento ni el lugar indicado pero Charlott, no podía ocultarlo más.

—Yo... He... La verdad no se que decirte Chris, yo vengo de una mala experiencia, acompañada de una vida muy difícil, y pues llegas tu y alborotas mi mundo, y mis ideas y justo en el momento en el que pienso que tal vez seria una buena idea abalanzarme a una ilusión contigo, a un gran sentimiento hacia ti, llega tu ex, y tu le abres las puertas, puertas que nunca le cerraste de verdad, y no quiero lanzarme a un romance donde solo amaré yo, mientras tu piensas en tu ex y en todos sus momentos juntos. No, no quiero algo así para mi, yo quiero alguien que me de el 100% de sus sentimientos y no solo el 50 o menos de 50. Eres muy guapo, y en realidad hiciste que sintiera muchas cosas por ti, pero si no pongo un alto ahora, me perderé en ti para siempre, y no quiero estrellarme.

—Yo no la quiero a ella Charlott. —Pasó las manos por su cabello. —Yo quiero quererte a ti, y si, se que fui un idiota, y te pido disculpas por eso, pero será algo que no volverá a ocurrir, no te diré que no se que fue lo que pasó porque seria mas idiota de lo que fui, pero supongo que fue el impacto de verla después de mucho tiempo, y no vale la pena Charlott, tu si vales, y me cansé de contar rocas ignorando a las estrellas, tu eres mi estrella, y no quiero dejarte ir, solo dame una oportunidad.

—Solo llevame a casa Chris, por favor. —Expresé.

Él duró un rato mirándome y sin decir mas palabras encendió el auto y lo puso en marcha a mi casa.

El camino estuvo silencioso y tenso, ni siquiera hubo música, ni siquiera hubo una mirada, nada, al llegar a mi casa solo se despidió y ahí quedó todo.

Ya en mi cuarto tapé mi cara con una almohada y grité lo mas fuerte que pude, me sentí como una idiota pero se que fue lo correcto, aunque sentía una presión horrible en el pecho ya lo hecho, hecho estaba.

Las cosas se demuestran con hechos, las palabras siempre se las lleva el viento, así que lo más lógico es que si me quiere que me lo demuestre, ya yo veré si lo acepto o no.

No tenia hambre así que después de pensar un largo rato en la situación que estaba viviendo con Christian, y después de haber revivido el momento juntos unas mil veces, despues de haber suspirado y sonreído como una tonta unas dos mil veces, pude por fin quedarme dormida.

Una rosa con espinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora