Capítulo 36

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La mañana transcurría aburrida, yo me sentía decaída, sin ánimos, a pesar de que ayer me había divertido mucho con Chris no podía dejar de pensar en Raúl y no me mal interpreten no es que sienta algo por Raúl, pero simplemente me hace falta, es que yo lo veía como un gran amigo y que de repente todo haya dado este giro es difícil de superar porque todo fue sin previo aviso, aunque se supone que todo lo que te agarra de sorpresa es así, sin previo aviso.

Chupa mocos hablaba y por mas que intenté prestarle atención no lo logré, es que es una persona tan aburrida y su clase igual, comencé a escanear el salón y vi a Tina mandando mensajes, ya no nos sentábamos juntas, y nos hablábamos de vez en cuando, ya definitivamente no era lo mismo, pero aún así me parecía raro que ella en especial no estuviera prestando atención a la clase, es que ella es una de las mejores alumnas y así la clase este súper aburrida ella igual presta atención, parecía una tonta sonriendole al celular, y era fácil descubrir porque ella sonreía de esa manera, Noah.

Ese chico no me caía para nada bien, un presentimiento me decía que tenia malas intenciones, y aunque no estuviéramos tan cercanas igual me preocupaba esa relación.

—... Bueno muchachos hasta aquí la clase de hoy, el miércoles continuaremos, espero que tengan buen día. —Se despidió chupa mocos.

Yo comencé a guardar todos los útiles, para ir a la cafetería por mi anhelado emparedado, pero sentí unos brazos sujetándome por detrás en forma de abrazo, luego me di cuenta que era Tina con una gran sonrisa.

—Hey ¿qué tal? —Saludé.

—Hola Charlott, ¡estoy súper feliz! —Expresó con una gran sonrisa.

Nos dispusimos a caminar hacia la cafetería, Tina no dejaba de sonreír parecía esos payasos tenebrosos, que nunca paran de sonreír.

—¿Y qué te tiene tan contenta Tina? —Pregunté.

—Noah, ¡Noah me pidió que fuera su novia! ¿puedes creerlo? Estoy súper emocionada Charlott. —Expresó casi a los gritos, las personas comenzaban a mirarnos raro.

—Que bien, me alegro por ti... Por ustedes, espero que les vaya bien, ¿y cómo te pidió que fueras su novia? —Pregunté fingiendo felicidad.

Pedimos nuestros emparedados, ella el de jamón y queso y yo el de pollo, nos sentamos y ella prosiguió.

—Pues... Fue por mensaje, en realidad fue hace unos minutos, yo acepté y estoy feliz. —Dijo con los ánimos bajos pero tratando de disimular que ella esperaba que le pidiera ser su novia de otra manera, la conozco.

—Oh... Pero de todas maneras ya son novios y eso es lo importante. —Comenté tratando de subirle el animo.

—Si, eso es lo importante y estoy súper feliz. —Sonrió.

Justamente en ese momento llegó el idiota de Noah.

—Hola princesa. —Saludó a Tina casi comiéndosela en un beso.

Asco.

—Ah y hola Charlott. —Guiñó un ojo.

—Hola mi corazón. —Esa era tina.

Yo me di una palmada en la frente mentalmente.

—Bueno me voy. —Dije rompiendo la supuesta magia que había entre ellos—. Adiós Tina.

—Adios Charlott.

Esperé el autobús, y en el camino comencé a pensar en Chris, en los momentos que hasta ahora había vivido con él, y sinceramente no quiero enamorarme, quizás aún no esté preparada, luego recordé a Tina, estábamos tan distantes, y la vista de cualquiera no teníamos ninguna razón de porque estar así, pero creo que algo se rompió entre nosotras y ni siquiera sabemos que es.

Llegué a mi casa y no había nadie, así que me dispuse a hacer el almuerzo, ya cuando estaba terminando llego Matt.

—Hola peque. —Canturreo—. Huele delicioso.

—Si lo sé, soy una chef. —Reí—. Si quieres ve poniendo los platos y todo en la mesa, ya esto casi está.

Luego de haber servido la comida nos dispusimos a comer.

—¿Oye y cómo vas en clases? —Pregunté.

—Ya estamos en los preparativos de la graduación peque, falta un mes para mi graduación. —Expresó con orgullo.

—Y un mes para tu cumple Matt, ya se acerca el 9 de junio. —Sonreí.

—Si ya se acerca. —Dijo con algo de nostalgia—. Sabes los extraño mucho, nunca dejaré de extrañar los pasteles de chocolate que hacía mamá, o las bromas pesadas que hacia papá en mis cumpleaños, antes me molestaban y dañaban mi día, hoy las extraño mas que nunca. —Una lágrima recorrió su mejilla—. Los extraño mucho Charlott, espero y estén en un mejor lugar.

Solo lo abracé porque sabía que si decía una palabra me vendría en un llanto desgarrador, los dos estábamos muy rotos en ese momento, el me abrazó mas fuerte, y lloró en mi hombro, estaba desbastado igual que yo.

—Te quiero mucho peque. —Dijo entre lágrimas.

—Yo igual Matt.

Luego logramos calmarnos y el se fue a hacer unas cosas, no presté mucha atención a lo que me dijo y yo me dispuse a arreglarme para trabajar.

Comencé por limpiar, como siempre, y mientras lo hacia alguien me asustó ocasionando que resbalara con el liquido que había utilizado para trapear el piso y cayera sentada, como es normal yo cayendome.

Las risas de Carla sonaron por todo el local, creo que hasta Frank escuchó y eso que él estaba en su casa, cuando me levanté Carla estaba sentada en una silla, roja, llorando y casi sin respiración, tenia un ataque de risa, y yo tenia ganas de ahorcarla.

—¿¡Estas loca!? —Pregunté gritando y sobando mi trasero.

Ella no paraba de reír.

—Oh Charlott yo solo quería asustarte pero... —Comenzó a reír de nuevo—. No conte con que te caerías así. —Siguió riendo—. Que torpe eres.

—Ja ja, que graciosa. —Dije irónica—. Me vengaré, ya verás.

Yo seguí limpiando y ella continuó riendo por un rato más, tuvo que ir al baño a orinar.

Yo estaba en el mostrador, atendiendo, mientras ella atendía las mesas, pero hoy no vino casi nadie al negocio.

—Oye Charlott, ¿y Raúl? No lo he visto más por aquí. —Preguntó Carla.

—Mejor no hablemos de eso. —Dije con pesadez.

—Oh vamos, cuentame Charlott.

—Pues... Me confesó que estaba enamorado de mi Carla, pero yo no lo correspondí, porque quizás si siento algo por Chris, entonces él se fue a Francia por un tiempo, me dijo que cuando volviera esperaba verme feliz, y eso es algo que me está martillando el corazón, porque a pesar de que no lo quería como mi novio, si que lo quería como mi amigo, y se fue...

No seguí porque sentí que comenzaría a llorar, Carla me miraba impresionada y no decía ni una sola palabra, yo solo me sentía mas mal de lo que ya estaba.

Una rosa con espinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora