Capítulo 37

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—¿Y? ¿no dirás nada? —Pregunté.

Carla me miraba expectante, como si no fuera real lo que estaba pasando, como si yo fuera un fantasma o le acabara de decir que el mundo se acabaría mañana y ella no pudiera creerlo.

Chasquee los dedos en su cara, y al parecer volvía en si.

—Entonces... Entonces te dijo que te quería... —Susurró con sumo cuidado como que si diciéndolo muy alto pudiera explotar una bomba.

—Si Carla pero yo no le correspondí.

—Y se fue a Francia. —Puntualizó observando un punto muerto del lugar.

—Si... Pero supongo que no durara mucho por allá. —Dije algo dudosa.

Y fue entonces cuando Carla cerró los ojos, y espesas lágrimas brotaban de sus gemas grises, sus manos temblaban al igual que su cuerpo, y eso hizo que me sintiera mas culpable de lo que ya estaba, ¿acaso yo era la mala de la historia? Quizás si.

—Carla yo...

—No Charlott, no digas nada. —Interrumpió—. No es tu culpa, se que ahorita te debes sentir como el ser mas detestable, por romperle el corazón a Raúl y seguidamente a mi, pero no es tu culpa, simplemente tanto él como yo nos enamoramos de las personas equivocadas, nos enamoramos de las personas que ya tienen su corazón ocupado queriendo a otras personas. —Tomó aire—. Me siento como una estúpida, una gran estúpida...

—Carla por favor no te insultes, sabes que eso no me gusta. —Interrumpí.

—Si, tienes razón, no debo insultarme, me voy a trabajar, hay gente esperando allá. —Señaló una mesa—. Nos vemos luego.

El resto de la tarde sólo fue de atender gente, Carla solo se dirigía a mi cuando necesitaba que preparara algo, no hubo chistes, ni bromas, ni sonrisas, o besos en el aire de parte de Carla, estaba demasiado seria, tanto que casi no la reconocía, de vez en cuando traté de decirle algunas cosas, pero ella solo respondía con “si”, “no” o “valla” entonces decidí no seguir intentando, lo peor fue a la hora de irnos, cuando solo me dijo “adios Charlott” y siguió su camino sin siquiera esperar mi respuesta, y dolió, pero de igual forma seguí caminando hasta llegar a mi casa, porque fueron tantos los pensamientos que ni siquiera me di cuenta cuando caminé todo el trayecto a mi casa.

Y aquí estoy, comiendo cerca de Matt, en el mueble, viendo televisión, los dos estábamos fundidos en nuestros pensamientos, perdidos en el universo de recuerdos y momentos que albergaban nuestra mente, y luchando con los problemas para encontrarles posibles soluciones.

Subí a mi habitación cabizbaja y arrastrando los pies, y ni siquiera el agua pudo quitar el gran peso que tenía sobre mi, quizás ya me había acostumbrado a que Tina no fuera la misma, quizás ya había aprendido a sobrellevar medianamente bien lo de mis padres y quizás ya Dyland, mi ex, no me dolía en lo absoluto, pero no me cabía en la cabeza la idea de que Carla también se alejara, no encontraba como quitarme la culpa de las lágrimas y el dolor que hoy me mostró Carla, tampoco podía quitarme la culpa de la manera en que lastimé a Raúl sin querer, y mucho menos podía quitarme de encima aquellas palabras que me escupió Raúl, que por más que intenté buscarles algún error, no lo tenían, es que en la vida es difícil estar bien, porque la vida es una montaña rusa, donde cada momento es corto, y los buenos nunca duran lo suficiente, de repente estas abajo y casi sin darte cuenta vuelves a estar arriba, o das algunas vueltas para luego volver a bajar y cuando das todo por perdido, vuelves a subir y así sucesivamente.

Encendí la televisión, buscando algo bueno que ver para distraer un poco mi mente, entonces estaban dando una película, pero no una cualquiera, era una de baile, y quizás para muchas personas esa clase de películas es una más del montón, pero para mi era diferente, porque a mi me daba ilusión, me hacían creer en que yo también podía lograrlo, me hacían soñar despierta con algo que encendía mi ser de una manera tan pura, el baile es algo que me hace sentir llena y feliz, es algo que espanta mis demonios porque son esos momentos en los que bailo, los cuales hacen que no me importe más nada que fundirme con la musica y convertirme en una sola cosa, en una maravillosa.

Era una danza suave, una en la que el hombre y la mujer se convertían en uno solo, se veía pasión, hasta amor entre ellos, porque en la película estaban enamorados, y me pregunté qué se sentiría compartir lo que mas te gusta y te apasiona con la persona que amas, debe ser increíble. El chico sujetaba a la chica con fuerza y determinación pero sin lastimarla, ella le daba toques finos y delicados, pero en los puntos exactos, los momentos en los que él la cargaba era perfectos y llenos de precisión sin perder la delicadeza o la pasión que querían mostrar, hacían el amor con los ojos, y eso era increíble porque parecían una sola persona compartiendo un tesoro hermoso y brillante, la danza acabó y siguió la trama de la película, mientras yo había quedado fascinada, con el sueño de ser bailarina cosquilleando en mis venas.

Mis ojos comenzaron a pesar y con ellos llego el sueño abrazador, solo me dio tiempo de apagar el televisor y luego quedé dormida de una vez.

—... Entonces eso es dibujar. —Explicaba la profesora—. Es creer que puedes hacerlo y lograrlo, sentir la pasión y expresarla en papel, hacerte amigo de los colores y así poder lograr una obra majestuosa. Dibujar no es solo tomar un pincel o un lápiz y hacer cualquier dibujo, dibujar es sentir que eres el dibujo, sentir que estas dentro de ese paisaje que pintas, sentir que eres uno de aquellos enamorados que dibujas, en fin, dibujar es creer y sentir lo que plasmas en el papel. Para la próxima clase, quiero que investigen todo lo referente al arte gótico, haremos un ensayo aquí en el salón.

Comencé a guardar mis cosas, al igual que todos los demás e ir por mi anhelado emparedado, creo que nunca me aburriré de eso, y en el camino pude observar a Tina y a Noah sentados en un banco, y a la vista de cualquiera se veían como una pareja de novios normales, pero para alguien que los conoce o al menos a uno de ellos o es un buen observador se daría cuenta de la mirada fastidiada que tenía Noah, o la manera en la que ignoraba todas las palabras que decía Tina, o la manera en que Tina trataba de forzar los momentos y el solo se encontraba con un gran fastidio, Tina sujetaba su mano, o colocaba el brazo de Noah sobre sus hombros mientras el perdía la mirada en cualquier lugar menos en ella, en la mirada de Tina pude notar una pizca de dolor, pero aún así ella seguía forzando las cosas, tratando de que los momentos fueran perfectos aunque los dos sabían que eso no llegaría a ninguna parte, sinceramente Noah me da muy mala espina, estaba claro que él no la quería pero entonces ¿qué hacia con ella? ¿para que estaba con alguien que no quería? Habían muchas preguntas para ninguna respuesta, Noah levantó la mirada hacia mi, tan oscura, y fría, tan maquiavélica, solo seguí caminando ignorando los ojos de Noah clavados en mi, ese chico me daba cierto miedo.

Una rosa con espinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora