Capitulo 19

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-Christian Parker-

Sus ojos... Dios... Sus ojos eran hermosos, lo son, dos lagunas profundas que te incitan a querer saber más, mas de tanto que guarda, Charlott guarda tantas cosas, tiene tantos misterios que se volvió un interesante acertijo. Sus labios... Se veían tan suaves y carnosos, con una pequeña y fina capa de labial, quería besarla, juro que si, pero sería muy pronto y no queria alejarla. Su piel, se siente tan suave, tan delicada, ella es así, quiere pretender ser fuerte y me atrevo a apostar que quiere convencerse de eso, pero se que es frágil, que levantó muros impenetrables, para que nadie pudiera herirla mas de lo que ya esta, yo quiero bajar esos muros, yo quiero llegar a la verdadera Charlott.

Aun recuerdo su incomodidad cuando me dijo lo que pasó con su ex, aun recuerdo su mirada clavada en el lago queriendo desaparecer de mi lado, creyendo que la juzgaría, ¿Cómo juzgar a alguien de esa manera?, todos cometemos errores, todos vivimos cosas de las cuales luego nos arrepentimos y si todos lo hacemos no veo el porqué de juzgar a otros.

Se que aún no la conozco lo suficiente, pero enamorarse es algo que no se evita ni se controla, es ese algo que tiene ella que me hace tenerla en la mente hasta en mis sueños. Se que debo ser precavido, que puede que me lleve muchas sorpresas si no voy despacio, pero es inevitable no sentir esa necesidad de tenerla cerca, es que cuando la vi por primera vez creí que era un ángel, creí que no era de verdad.

Ese día su tenue y tímida voz me saco de mi trance, todo de ella me volvía loco.

Quiero protegerla de lo que sea que le tenga miedo, quiero ayudarla a salir de esa profunda tristeza que lleva porque se que la tiene, sus hombros se ven sobrecargados de miles de problemas y culpas, de inseguridades, de dolor, y cuando me propongo algo lo consigo, así me cueste miles de décadas.

Unos ojos verdes me miraban con atención, era Lila, esa chica siempre me miraba con la misma admiración, me pregunté si así miraba a Charlott.

Lila estudia conmigo desde que empecé la universidad, siempre quedamos en la misma clase, me llegaron rumores de que yo le gustaba, pero aunque era bastante linda no terminaba de convencerme.

Ella era unos centímetros mas baja que yo, ojos verdes, blanca, sus facciones eran bastante delicadas, parecía una niña aun, siempre se veía tierna, usaba esos cintillos con lazos, ropa rosada y tierna, era una chica que dolía hacerle daño, y yo no quería ser quien la hiciera sufrir.

La clase de economía termino, y al salir al pasillo me encontré con Marck.

-!Hola idiota! -Dijo con una gran sonrisa.

-Hola imbécil. -Dije con el mismo animo.

-¿Qué me cuentas?

-Pues salí con Charlott, y creeme cuando te digo que cada vez me gusta más, algún día la conoceras y espero que te caiga bien.

-Me alegra por ti amigo. -Dijo sincero. -Espero conocerla pronto. -Y se fue a su clase.

***

Trabajo en una de las empresas de mi padre, él dice que debo comenzar a acostumbrarme para no llegar en la luna cuando este recién graduado, al salir fui a la cafetería donde trabaja Charlott, quería verla de nuevo, duraría tres eternidades ahí esperándola si era posible.

Conduje a ese lugar y en un abrir y cerrar de ojos ya estaba sentado y una chica atendiendome.

-Buenas tardes, ¿Qué desea ordenar? -Dijo la chica con una mirada escudriñadora, me daba un poco de miedo la verdad.

-Buenas tardes. -Dije de la misma manera que ella. -Una torta de chocolate y un café por favor.

-En un momento. -Giró sobre sus talones y se fue.

Cuando subí la mirada a donde se dirigía la chica que me atendió, me di cuenta que detrás del mostrador había una estresada Charlott preparando mi pedido, y el de muchas otras personas, el lugar estaba algo lleno, y yo estaba bastante lejos de el mostrador, pero me conformaba con mirar sus movimientos, su cara de frustración, y sus bufidos me hacían sonreír tontamente.

Sonaron las odiosas campanas del lugar, anunciando que llegaba otro cliente, y en efecto entró un chico que se dirigió directamente al mostrador y saludo a Charlott muy animadamente con un abrazo incluido.

La sangre me hirvió.

Y no porque hubiera calor, pero las manos de otro tipo sobre Charlott me ponían de mal humor, me quede mirando atentamente, y Charlott aun seguía atareada, solo que el se sentó cerca del mostrador a mirarla como un idiota y ahí me pregunte si yo la miraba igual, Charlott no mostró mas que un simple aprecio por él, ni en sus ojos o su lenguaje corporal se veía algo mas que aprecio, no podía decir lo mismo de él.

La chica llegó con mi pedido, y con otros pedidos de otras mesas, me dispuse a comer, las tortas de chocolate son mi debilidad, o bueno todo lo que tenga chocolate me gusta.

No presté mucha atención a lo que el chico pidió, al acabar mi torta ya casi no había nadie en el lugar, solo las chicas, el chico y yo, Charlott por fin se dio cuenta de mi existencia en ese lugar, y sonrió ampliamente, justo en ese momento el chico volteo en mi dirección confundido, pero yo lo ignore y la fui a saludar.

-Hola Charlott. -Dije sonriente dándole un beso en la mejilla y tomándola por la cintura. -¿Cómo estas? Te ves hermosa. -Y le tomé la mano.

Ella se puso mas roja que un tomate.

Y eso me encantó.

-Hola Chris. -Sonrió timida. -¿Bien y tu?

-Bien también.

Sentí unos pasos acercarse y detenerse detrás de mi.

-Charlott, ¿Nos vamos?

-Oh si Raúl, espera y recojo mis cosas. -Dijo Charlott, y por segunda vez me hirvió la sangre.

Pero no se la dejaría fácil a este muchacho.

La mirada de Charlott se fijo en mí, una mirada apenada.

-Lo siento Chris. -Dijo desanimada. -Debo irme, hablamos luego. -Me dio un beso en la mejilla y se metió en la cocina.

Pagué y me fui.

Sali del lugar tomando grandes bocanadas de aire, acaso ¿Era su novio? Imposible, ella había dicho que estaba soltera, su hermanos tampoco era, estaba mas que claro que al chico le gusta ella, decidí irme antes de que salieran y me vieran ahí aun.

Una rosa con espinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora