Capitulo 33

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Dolor, eso era lo único que sentía en este momento, no era hasta ahorita que me di cuenta cuanto quería a Raúl, porque sus palabras dolieron y mucho, es que pasa que cuando nos enamoramos, no pensamos las cosas como son, miramos todo del punto de vista bonito, donde no hay defectos, pero luego llega la realidad contoneando sus caderas y burlándose de ti, entonces te duele, y lloras, y estas tan susceptible que cualquier palabra podría ser tu fin, las palabras de Raúl resonaban en mi cabeza a cada momento, pensaba y pensaba, buscando alguna equivocación que tuviera, pero tenia la razón, por mas que me doliera, Christian no sabe lo suficiente de mi, y quizás si le cuento, tome una actitud peor a la que tomo Tina. Aún recuerdo la playa y las velas como si hubiese sido ayer, aún siento sus labios, pero hay vacíos, porque por mas mágico que fue, todo en este momento parece irreal, parece solo un guión de alguna película, un guión donde los personajes no se conocen lo suficiente pero aun así transmiten que están enamorados, sabiendo que no es así, porque por mas ilusionada que yo esté nada me garantiza que él también lo está de mi, entonces está Raúl, viviendo cada uno de mis momentos, apoyándome y haciendome sentir mejor, sonriendome a pesar de que a veces ni yo me soporto, entonces finalizo en una encrucijada, sin saber hacia donde ir, solo sabiendo que si doy un paso en falso, todo se ira a la mierda, o tal vez ya se fue.

La luz que traspasaba la ventana me exasperaba, y es que cuando vives en la oscuridad cualquier diminuto rayo de luz te escandila, así que me volteé y le di la espalda, hoy no tenia ganas de levantarme de la cama, vi la hora y daban las 12:30pm y aún así ni siquiera tenia hambre, tenia un rato despierta mirando al techo pero sin mover un solo musculo que no fueran los de mis ojos, claro está, comencé a mirar al rededor de mi cuarto y todo se veía igual, la foto de mis padres estaba en la peinadora, todos sonrientes, cuanta falta me hacían, una lágrima traviesa escapó, y la dejé salir, porque a veces duele el simple hecho de aguantar una simple lágrima, y me atrevo a decir que ese es uno de los mas grandes dolores, al lado había otra foto donde yo le llenaba la cara de torta a Matt, por cierto ya se acercaba el cumpleaños de Matt, 9 de Junio para ser exactos, tal vez le hornee un pastel, Christian pasó de una manera fugaz por mi mente, desde la vez de la playa no he vuelto a hablar con él, detesto cuando la gente aparece y desaparece es tan desesperante, pero todo pensamiento de Christian venia de la mano con Raúl, porque es que pensar en Christian hacia automáticamente que recordara las palabras de Raúl, y eso se sentía horrible, como si el solo hecho de pensar en Chris fuera un delito, por un momento pensé en emborracharme hasta el pelo, pero me sentía mejor como estaba ahora y no tenia necesidad de emborracharme como antes, además no me estaría respetando a mi misma, comenzaron a tocar mi puerta y di permiso a que pasaran.

Era Matt.

-Hola peque, ¿Cómo estas?

-Hola Matt pues ¿Respirando y tu?

-Bien. -Dijo dudoso -.Oye tengo algo que mostrarte. -Se sentó en mi cama-. Algo que quizás pueda subirte el animo, ten.

Un folleto de... De una academia de baile.

¡ De baile! ¡OH POR DIOS!

Pero un momento, ok, era un folleto de una academia de baile, pero qué podría hacer yo con esto, no tengo dinero para pagar.

Me senté en la cama.

-Sabes que no tengo dinero para esto Matt. -Dije muy a mi pesar-. Además estudio en la mañana y trabajo en las tardes.

-Por eso no te preocupes Charlott, ya casi recibo mi herencia, y podre pagarte la academia, y además hay horarios de noche, así que puedes ir a esa hora y yo iré a buscarte, porque me compraré un auto, ¿Qué dices?

Mis ojos se agrandaron, y mi mandíbula cayo al suelo, bueno mi mandíbula cayo a la cama, por fuera estaba calmada y algo asombrada, por dentro, mi mini yo, saltaba de la emoción y gritaba ¡Si! ¡Si! ¡Si! ¡Si!

Una rosa con espinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora