Capitulo 26

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Sentía un vacío en el pecho, como si algo faltara, como si algo estuvo y ya no está, algo como Christian.

Me dolía mucho la cabeza así que me senté un rato a descansar, sostuve mi cabeza con las manos y me quede un rato así.

-¿Qué ocurre Charlott?

-Me duele mucho la cabeza Carla.

-Creo que tengo una pastilla en mi bolso, ya vuelvo. -Expresó.

Luego de un rato Carla estuvo de vuelta, pero yo aun seguía mirando a través de la ventana, había un paisaje hermoso, el cielo estaba pintado de naranja, algunas aves volaban traviesas por el horizonte, libres, sin rabias o tristeza, justo como me gustaría estar a mi.

-Ten querida, te traje agua también. -Extendio un vaso lleno de agua hacia mi dirección. -Pero siento que algo mas te pasa, no es solo la jaqueca la que te tiene así, lo sé.

Quite mi mirada del paisaje para observarla, sus ojos me miraban confundidos e interrogativos, con su dedo índice daba pequeños golpecitos en la mesa a la espera de mi explicación.

-Si, tienes razón, lo que tengo no es solo dolor de cabeza, es una presión aquí. -Señale mi pecho. -Se que es bastante pronto Carla, pero aunque me cueste reconocerlo me había ilusionado con Christian, y no quiero volver a ser un juego para alguien que se que sera mi prioridad, mira. -Señale el paisaje a través de la ventana. -Se ve hermoso ¿Cierto? Así quisiera sentirme yo, como ese paisaje, pero no lo lograré y me duele.

Carla me miró con ojos tristes y tomó mis manos.

-Tu eres tu propio paisaje, tu eres esos colores hermosos, o quizás colores mucho mas hermosos, un paisaje lluvioso o un paisaje soleado son hermosos, los dos tienen su propia belleza, solo debes aprender a ver de otra manera. Christian se dará cuenta de quien eres creeme, pero primero pasarán por muchas pruebas y si las superan, permanecerán el uno con el otro por muchísimo tiempo, ya veras. -Sonrió.

-Gracias. -Sonreí.

-Para eso estamos las amigas, ahora mueve tu trasero que hay mucho que hacer. -Se levantó haciendo una marcha militar. -Y uno y dos y uno y dos... -A lo cual yo me le uní.

-Si mi capitán. -Hice un saludo militar.

Y las dos nos echamos a reír, que bien se siente tener personas como Carla a tu lado.

Esta vez me tocaba estar detrás del mostrador, así que comencé a atender a algunos chicos que se encontraban charlando animandamente, olvidando todo su alrededor, el chico se veía embobado por la chica y la chica no miraba a nadie mas que no fuera a él, tomé sus ordenes y me dispuse a prepararlos, tomando en cuenta que se veían bastante bien juntos, y recordando que Christian no me había mandado ni siquiera un mensaje luego de aquella vez que hablamos en su auto, ya había pasado una semana desde aquello y tal vez el vacío que sentía se estaba profundizando cada vez más.

Luego de haber realizado los pedidos de los chicos, Carla llego con nuevos pedidos, los cuales me dispuse a realizar y así pasó el resto de la tarde, en alguno que otro momento recordaba a Christian, es que mi mente es bastante masoquista, y también recordaba a Brenda pero me hacia la fuerte y seguía en el intento de guardar la calma y no explotar.

Luego llego Raúl en su rutina de buscarme todos los días y salimos a comer como siempre, en una ocasión le dije que me apenaba que pagara mi comida, que no era necesario, pero él se disgusto y dijo que para el no era un problema y no tenia las mas mínimas ganas de pelear con él.

***

Comencé a ver a Raúl de una manera distinta, quizas era su forma de tratarme, o su forma de cuidar de mi, o su manera de tratar de sacarme de la oscuridad en donde siempre he estado, él trataba de hacerme ver la vida de una manera distinta, trataba de alegrarme un poco de hacerme reír porque en realidad eso era justo lo que yo necesitaba una cucharada de alegría.

¿Cariño hacia Raúl? Le tenia muchísimo, él me ha ayudado bastante, pero para quererlo mas que mi amigo aun no llegaba a eso.

¿Les conté que Matt ya conocía a Raúl? Si, fue una noche en la que Raúl me dejó justo al frente de mi casa y en ese momento salió Matt, no puedo negar que me sobresalté al extremo de sentir que mi corazón saldría volando de mi pecho, pero Matt lo invitó a pasar, al principio fue muy amargado con el pobre Raúl pero luego de un rato se la llevaron bastante bien, es este el momento en el que me doy cuenta de todo lo que puede pasar en unas semanas, aun recuerdo la sonrisa de Raúl, estaba que desbordaba de felicidad por haberle caído bien a Matt, recuerdo que me dijo que ahora si podría venir a visitarme las veces que quisiera a mi casa, y Matt lo recibiría sin problemas y por una parte a mi también me alegraba.

Me dispuse a bañarme y alistarme para dormir, luego de haber tomado una larga ducha, busqué mi pijama y me la coloqué, ya al sentirme mas relajada me acosté en la cama, y me coloqué los audífonos, al cabo de un rato logré dormirme, imaginando los ojos de Christian clavados en mi.

Una rosa con espinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora