Una rosa con espinas

Capitulo 6

Ya era lunes.

Otra estúpida vez.

Y eso me producía mucho pero mucho dolor de cabeza, pero a la vez recordaba a Tina, viendo en mi cosas que no hay y tal vez sintiendo orgullo, quiere que sea una profesional, tal vez practica ser madre conmigo pero realmente no me molesta, tal vez esa clase de afecto me hace sentir algo importante.

Ya estaba casi lista para irme al instituto, bajé, fui a la nevera y tomé una manzana, la guardé en mi bolso y me fui, hice todo él recorrido en autobús, si, es horrible lo sé, y luego de eso entré a mis clases.

Chupa mocos comenzó la clase, yo estaba increíblemente aburrida, pero traté de poner algo de atención ya que se acercaban los exámenes, luego fui a desayunar con Tina, compré mi emparedado de pollo y ella él de ella y comenzamos a comer, estaba hambrienta.

-¿Cómo te fue el fin de semana Charlott?

-Pues bien Tina. Y ¿A ti?

-Pues bien también, oye ¿No tienes nada que contarme? No se, no creo que tu vida sea así de aburrida.

¿Recuerdan cuando les dije que Tina no sabia de mis andanzas en el bar? Pues no, no lo sabe, y siento culpa, es mi amiga, tal vez casi mi hermana, y es algo que debería saber, ¿Debo contárselo? Me da miedo que se aleje de mi y piense lo peor pero que más podría hacer, si lo hace no la juzgo.

-¿Charlott?

-Dime Tina.

-¿Por qué siempre te quedas así, sin decir nada y pareciera que te fueras a otro mundo? -Me mira preocupada.

-Pues no se Tina, soy así, suelo pensar demasiado, tal vez para una persona que ha perdido a su familia y esta sola en el mundo, quedarse mirando a la nada es sumamente normal.

Y luego de eso me arrepentí.

Si, lo se, fui muy cortante, pero sinceramente no se de donde saqué ese humor, me sentí mal al instante, no quería hacerla sentir mal, ni que mucho menos pensara que no significaba nada para mi.

-Oye Tina lo siento, no fue mi inten...

-Tranquila Charlott, no fue nada, no te preocupes.

Y ahí me sentí peor, suelo lastimar a las personas sin intención, suelo ser lo que a nadie le gusta, suelo ser esa mancha que a muchos les gustaría borrar pero no pueden, suelo querer desaparecer sin poder lograrlo, y suelo no valorar a las personas que tengo a mi lado.

Tina solo le dio dos mordiscos mas a su emparedado y no comió más, estaba pensativa, se perfectamente que la hice sentir mal, pero a ella no le gustan los problemas, ella es así de dulce y buena y me duele lastimarla así.

Fue entonces cuando una de sus otras amigas la llamaron, ella en otras ocasiones le hubiese dicho que no y me hubiese puesto por encima de ellos como normalmente hace, pero la lastimé y debía aceptar si se iba, cosa que hizo obviamente, se despidió de mi, me dijo que nos veíamos luego y se fue con esa chica que ni siquiera recuerdo él nombre, acabé mi emparedado, y esperé ahí sentada que iniciara la otra clase para luego irme a trabajar.

Llegué a mi casa, comí solo la manzana que estaba en mi bolso, no tenia hambre, luego me bañé y me puse el uniforme para irme a trabajar a la cafetería y ver a Frank, iug.

Llegué, y no había mucha gente que digamos, ese día me tocaba estar detrás del mostrador, y a Carla le tocaba estar de mesonera, Silvia era la cocinera, y pues como ya les había dicho antes Frank el jefe.

Carla era una buena amiga, me sentía muy cómoda con ella, es de esas chicas que inspiran confianza, Silvia también es muy amigable, así que ese era él único lugar en el que no me sentía como un pez fuera del agua, o como una asocial.

Comencé a tomar los pedidos de las personas y a la misma vez se los pasaba a Silvia, y luego carla los repartía en las mesas, estabamos muy bien coordinadas, y yo estaba perfectamente bien hasta que vi a un chico entrar, no supe diferenciar entre si era un chico o un dios griego pero era hermoso, era uno de esos chicos que hacían que se te cayera la baba y te ahogaras en ella.