Capítulo 33

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Cinco meses después...

Rachel ya tiene cinco meses, ya hace travesuras y habla el idioma que todo bebé sabe hablar en esa etapa, ahora me encuentro al lado de mi madre y de mi amiga Lily junto con su bebé.

—Ese vestido es muy feo.— Se queja Lily.

Me miro al espejo, Lily tiene razón no es nada comparado a lo que quiero para mi graduación.

—Tiene que ser algo mas sexy.— Sonríe pícara.

Blanqueo mis ojos, camino hacia el probador y me cambio por uni que ha elegido mi madre, al terminar salgo y Lily hace una cara de asco al verlo.

—No me gusta para nada.— Niega con su rostro.

— Este es el perfecto hija.— Sonríe mi madre.

Me miro al espejo y parezco que hubiera venido del pasado por ahí mas o menos de los 80's, niego con mi rostro y suelto un profundo suspiro.

—No creo mamá, esto es muy ¿Antiguo?— Me encojo de hombros.

Lily sonríe por mi respuesta y mi madre me asesina con la mirada, Lily se para de la silla con Tobías y empieza a caminar en busca de un vestido " Sexy" según ella.

Pasan varios minutos y ella viene con dos vestidos que para mis ojos son como un tesoro escondido.

—Prueba estos dos, a lo mejor uno de estos sera el indicado.— Me guiña su ojo.

Asiento y camino de nuevo a los probadores, primero me pongo uno no tan elegante pero si perfecto y sencillo, camino hasta donde están mi amiga y mi madre.

—Guau, hija...— Mi madre abre sus ojos como platos.

—Nos llevamos ese.— Espeta Lily.

Asiento, vuelvo a ponerme mi ropa cómoda, camino hasta donde esta mi madre y tomo a Rachel en mis manos.

—Te ves preciosa, hija mía. — Beso su frente.

Salimos de la tienda con el vestido en nuestras manos, caminamos hasta un Starbucks que no queda muy lejos de aquí.

—¿Que desean mis bellas clientas?— Pregunta un mesero realmente atractivo.

— Para mi una malteada de chocolate y un...— Miro a mi hija que mira expectante al mesero.— un yougurt para bebés.

El mesero anota en su libreta lo que acabo de decir, mi amiga hace su pedido al igual que mi madre, después de pocos minutos el mismo mesero traía nuestro pedido.

—Me haces el favor y me puedes añadir un pitillo.— Sonrei.

El mesero asintió,mi hija no dejaba de estirar sus manitos para que le diera su bebida, el mesero apareció con el pitillo y asenti dándole las gracias.

—Espera hija, tengo que poner el pitillo.— Le sonrei.

A los pocos minutos, mi hija estaba degustando su bebida favorita mientras mi madre, Lily  y yo hablábamos de cosas.

—Me parece emocionante saber que mi Alice ya vaya a ser una veterinaria.— Chilla Lily.

—Lo se, me han mandado varías ofertas ofreciendo trabajo como veterinaria. — Sonrió nostálgica.

—Eso es muy bueno, hija.— Mama sonríe.

—Al parecer no.— Todas posan su mirada en mí. — Tendré que irme a vivir a Miami si quiero el trabajo.

Mi madre me mira esperando a que sea una broma de mi parte, niego dando a entender de que todo lo que acabo de decir es mentira.

—Pero aquí esta Rachel y Ashton.— Susurra Lily.

—Eso es lo que me impide a seguir mi sueño.— Mis ojos se cristalizan.

—¿Por qué no se lo propones?— Pregunta mama.

Eso es una muy buena idea, limpio mis ojos y asiento dando a entender  de  que haré lo que dijo mamá.

(...)

—Rachel, no jales de mi cabello. — La regaño pero no de manera brusca.

Hace un mohín dando a entender que va a llorar, estira sus manitas a su papá quién la recibe con una enorme sonrisa.

—Eres la segunda mujer de mi vida Rachel, primero esta tu mama... Y recuerda que hasta los treinta no dejare que tengas novios princesa.— Besa su regordeta mejilla.

—Eso no te lo crees ni tu.— Sonrío.

Me acomodo en el pecho de Ashton mientras Rachel esta viendo sus caricaturas desde su silla especial.

—Amor.— Lo llamó.

—¿Que paso, nena?— Pregunta con voz cansina.

— Tengo algo que decirte.— Suspiro.

Me acomodo para verlo mejor, su mano no deja de trazar círculos debajo de mi playera.

—¿Que me vas a decir nena?— Pregunta.

—¿Recuerdas que soy veterinaria?— Pregunte y asintió ceñudo.— Pues veras que me han llamado de Miami ofreciendo una gran oportunidad para trabajar con la veterinaria mas reconocida de allá.

—Bien, ¿Quieres que nos vayamos a vivir a Miami?— Pregunta y asiento.— Si eso es lo que quieres nena, lo haremos.

Sonrió y beso sus labios castamente, toma mis mejillas acunandolas en sus manos y acerca mi frente para depositar un beso sobre ella.

—Mañana empezaré a buscar una casa mejor dicho mansión para que nos vayamos a vivir como una familia que somos.

—Te amo mucho, bebe.— Bese sus labios.

Sus labios se entre abrieron dejandome la oportunidad de introducir mi lengua en su espacio bucal, sus manos apretaron mi trasero obligándome a subirme a horcajadas de él, nos acostamos con mucho cuidado sobre el sofá, sus labios bajaron a mi cuello succionando.

Unos llantos agudos hizo que nos separáramos de golpe, me acomode un poco mi playera y camine hasta donde Rachel quien extendía sus manitas al aire para que la cargaran.

—Ya mi nena, mami ya te va a consentir.— Bese su mejilla.

Camine hasta la cocina para preparar el biberón de Rachel, una vez ya listo camine con ella en brazos y me acomode en el sillón para empezar  a dar su biberón.

—Iré a ver casas.— Avisa Ashton y asiento.

Se ha desilusionado un poco por el hecho de que estábamos a punto de tener sexo pero Rachel nos ha interrumpido, mi nena es toda malgeniada.

Observo a Rachel quien yace con sus ójitos cerrados, camino con ella hasta su habitación y la acuesto sobre su cuna, cierro su  puerta y camino hasta la habitación de Ashton y mía.

—¿Alguien esta aburrido?— Pregunto divertida.

Una sonrisa aparece en su rostro, quito la Laptop de su regazo y la dejo en la mesita de noche, me siento sobre su regazo.

—Alguien esta necesitada.— Susurré.

Su cuerpo quedo encima mío, sus manos bajaron como mantequilla recorriendo mis piernas para luego tomar el borde de mi playera y sacarla de mi cuerpo.

—Eres hermosa, mi vida.— Susurra Ashton.

En sus ojos se puede ver la lujuria que posee, mis manos sacaron su pantalón de chándal dejándolo en el suelo.

Mis pechos estaban al aire libre, Ashton succionaba y jadeaba cada uno de ellos, mi espalda se arqueada por el placer que este me daba.

Después de varios minutos ambos ya eramos uno solo, su intimidad todavía se encontraba dentro de mí.

—Ashton...— Lo llamé.

Su mirada bajo a mí, solté un suspiro y cerré mis ojos por el cansancio.
— Te amo.


Un Bebé En Medio (Editando).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora