Hubo gente que se quedó en casa. Otra que huyó. Algunas personas se casaron. Otras se divorciaron. Unos cuantos se pusieron a fabricar bebés. Otros tantos se suicidaron. Caminábamos de un lado a otro como zombis, sin expresión alguna en el rostro, mecánicamente incapaces de comprender la magnitud de lo que sucedía.
Ahora cuesta creerlo, pero mi familia, como la gran mayoría, siguió con su vida como si el acontecimiento más increíblemente alucinante de la historia de la humanidad no estuviera ocurriendo sobre nuestras cabezas. Mis padres iban a trabajar, Sammy iba a la guardería y yo iba a clase y a jugar al fútbol.
El tercer día salí por ahí con Ben. Sí, con Ben Parish, el que incluso en ese momento era mi ex novio. No sabía por qué me había pedido quedar. No éramos del todo cercanos desde que rompimos, al menos no como para quedar a solas. Aunque no fue tan íntimo como yo creía que sería. Por culpa del toque de queda, quedamos en mi casa y nos sentamos en las escaleras del porche. Cuando llegamos no dijimos nada. Siguió pasando el tiempo y no decía nada. Solo estaba allí, mirando la enorme estructura que estaba sobre nosotros, acechándonos.
-¿Qué tal está tu hermano?-Me miró después de demasiados minutos allí callados. Solo que no esperaba que me preguntara por mi hermano.
-Sammy está bien-respondí, como si creyera que esa era una de las razones por las que estaba aquí conmigo.-Tampoco es muy consciente de lo que sucede.
-¿Tú si lo eres? Digo, ¿crees saber que ocurrirá?-Me preguntaba con esperanza. Con esa esperanza que siempre tenía en mi para que supiera todas las respuestas a sus preguntas. Y siempre solía ser así, pero en este momento dudaba que cualquier respuesta que le diese fuera acertada.
-Simplemente creo que nada bueno ocurrirá-admití en voz alta, porque eso era exactamente lo que creía que ocurriría. Nada bueno. Al menos nada bueno para los que estamos aquí abajo.
Asintió, como si estuviera procesando la respuesta. Tomó un trago del té que le había preparado y me volvió a mirar cuando dejó la taza entre nosotros. Apenas pude mantenerle la mirada. Ben Parish seguía teniendo ese efecto sobre mí.
-Sé que tú también estás asustada. Te conozco. Por eso no vamos a seguir hablando de ellos-miró por un segundo al cielo, exactamente al lugar donde el extraño objeto volaba-. ¿Qué tal todo, Cassiopea?-Me sonrío al fruncir mi ceño. Sabía que lo hacía a propósito, pero siempre me molestaba que me llamara por mi nombre.
Aparté la taza de té que era lo único que estaba entre nosotros y me moví más cerca de él, lo suficientemente cerca como para poder apoyar mi cabeza en su hombro. Era la primera vez que nos tocábamos después de más de dos meses separados. Pude notar que mi movimiento le tensó, pero era lo que necesitaba en este momento. Estar cerca de Ben Parish era lo único que en este momento me podía hacer olvidarme completamente de los Otros.
-Ahora mejor-dije cuando pasó su brazo por mi espalda.
Había pasado mucho tiempo desde que rompimos. Demasiado. Al menos dos meses. Sí, sé que no parece mucho, pero cuando has probado estar tanto tiempo tan cerca de Ben durante prácticamente todos los días, eso es demasiado tiempo. Por mucho que intentara engañarme a mí misma, le seguía queriendo. Al fin y al cabo, no fui yo quien rompió.
-Tu padre nos está mirando por la ventana-me dijo, mientras apartó su brazo de mi espalda.
Me alejé de Ben, aunque no es lo que quería y observé a mi padre.
-¿Realmente le caigo tan mal?
Puso una mueca que me hizo reír y me dieron ganas de besarle. Besarle como antes podía hacerlo. Pero como era una estúpida, perdí eso. Perdí la oportunidad de poder besar a Ben Parish cuando me apeteciera.
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Ni un apocalipsis nos separará (Apocalipsis #1)
Fanfiction-¿Sabes? Había pensado que aún no me apetece volver a mi casa. Me acerco un poco más a él y noto como toma una respiración profunda. Me encanta ver que le he puesto nervioso. Me acerco un poco más y atrapa su labio inferior con los dientes, mirando...